Pese a la importante presencia de dirigentes partidistas en la Asamblea Nacional Constituyente, no hay posibilidades de que esta sea controlada por una cúpula, pues es como una olla de presión del sentir popular, según Sandino Primera, uno de sus 545 integrantes.

 

El cantautor conversó en exclusiva con La Iguana.TV acerca de las primeras semanas de funcionamiento del órgano del poder originario, su relación con el pueblo elector y las perspectivas para el sector cultural.

 

A continuación, una versión del diálogo sostenido por Primera (Caracas, 1979) con el periodista Clodovaldo Hernández.

 

-Viendo desde afuera la ANC, se observa una gran presencia de pueblo, gente que está viviendo y sufriendo lo mismo que vive y sufre todo el pueblo venezolano. Sin embargo, queda la duda de si ese pueblo va a poder expresarse en ella, si va a incidir en las decisiones o si solamente está allí para aprobar, para votar, para aplaudir, para aclamar. ¿Cómo se ve desde adentro?

 

-A quienes puedan especular en ese sentido, sepan que la ANC es una olla de presión. Los que quieran tapar una situación de agitación social real, no van a lograrlo. En la ANC hay factores de mucha importancia, muy poderosos, como el Partido Socialista Unido de Venezuela, que es el partido más poderoso de América Latina, como organización y forjadora de grandes victorias electorales, pero eso no significa que todos sus integrantes tengan una misma línea o una misma forma de pensar. Hay una realidad que nos lleva a aterrizar posiciones que muchas veces son críticas, autocríticas, de análisis profundo, de reflexiones sinceras, reales, que no son gobierneras, que no pretenden perfumar la mierda, sino trabajar sobre la base de una realidad. Eso no quiere decir que queramos construir horcas o paredones de fusilamiento, pero hay una posición muy crítica, muy reflexiva, muy comprometida por parte de gente que está consciente de por qué está allí, dentro de esa asamblea, y por qué hubo ese incremento en la votación popular. Es gente muy consciente de su papel, muy noble, que no tiene experiencia en ese tipo de espacio, que jamás había sido más que un militante o un luchador social en su comunidad y que ahora está aquí, en Caracas, en el Palacio Federal Legislativo. Con esto quiero decir que esa gente no pierde su esencia y esa gente es la mayoría. Claro que hay personas con trayectoria en el proceso de lucha histórica, figuras representativas y notorias del proceso revolucionario, pero la gran mayoría no está esperando línea, está reflexionado y discutiendo, y aspira a expresarse. En ese sentido, esta semana se va a activar un nuevo sistema para pedir la palabra para que todos puedan participar. Se están generando condiciones para que no se imponga el punto de vista de dirigentes que puedan aprovecharse de su trayectoria, de su experiencia.

 

-¿Cómo harán para estar en contacto con los electores para conocer sus inquietudes y propuestas?

 

-Es que no hemos dejado de estar en contacto. En mi caso particular es así, y no dudo que así sea en el resto de los casos. Nosotros tenemos nueve años fortaleciendo ese contacto y ha sido ese contacto la razón por la cual estamos aquí. Hemos estado haciendo política social fuera de los espacios tradicionales, en las calles, en las plazas, en los teatros, en las comunidades, en tarimas, en el piso. Es ese contacto el que me dice: “Sandino, dale, que tú tienes proyección nacional, y como no perteneces a ningún partido no habrá manera de manipularte”. Eso me llevó a inscribirme el último día que había chance de postularse. Yo creo que la gran mayoría de los constituyentes responden a ese contacto. Estamos partiendo del principio de que debemos estar movilizándonos ya hoy (viernes 25 de agosto) hacia las regiones porque el plan colectivo y consensuado es seguir recogiendo y abonando ese contacto para enriquecer las propuestas en cada una de las 21 comisiones. Esa es la manera de mantener activa y viva esa relación.

 

-Durante la campaña, tú dijiste que “cuando uno sale a la calle lo que encuentra es arrechera”, y la ANC ha creado grandes expectativas para resolver los graves problemas que causan ese sentimiento, esa reacción en el pueblo. Sin embargo, también existe el riesgo de que se defrauden esas expectativas, sobre todo en el plano económico. ¿Cómo lo ve desde adentro?

 

-Bueno, nosotros no somos fanáticos de Harry Potter, no creemos en esas cosas de la vara mágica o del santo en un caballo blanco  que viene a defendernos del mal. No somos ingenuos, sabemos que es un problema que no se ha resuelto, al menos en su meollo, en ningún gobierno. Se han activado políticas paliativas, coyunturales, no estructurales. Eso es lo que nos lleva a afirmar que somos una economía dependiente. Desde los años 30 o 40, Venezuela siempre se dedicó a importar y a tener una serie de ensambladoras de cosas, de artefactos, nunca diseñó una línea industrial propia. Eso de la revolución industrial aquí nunca ha sucedido, aunque existan las empresas básicas y la petrolera, nunca ha habido desarrollo industrial. Entonces, en la ANC lo que estamos procurando es trabajar en torno a la coyuntura, sin creernos salvadores ni elegidos únicos porque también está el Poder Ejecutivo formando equipo en torno a eso. Hay una angustia general para resolver esto y hay gente discutiendo planes, en fin, tratar de aterrizar con fuerza en algo que nos haga sentir satisfechos sobre lo que hay que hacer en este momento, para esta crisis. En ese terreno coyuntural estamos tratando de definir cosas relacionadas con el control de precios, el congelamiento de algunos productos, el tema de la frontera, el dólar paralelo, el manejo y la distribución de todo lo que estamos produciendo. Estamos hablando de intervenir Sunagro (Superintendencia Nacional de Gestión Agroalimentaria) y la Sundde (Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos). Serán intervenciones amigables, cordiales, pero contundentes, no vamos a ahorcar a nadie. También Pequiven, las empresas básicas… tenemos que analizar las cifras que salen porque muchas se contradicen, debemos tener datos más fidedignos. Esas son algunas de las ideas que tenemos en lo coyuntural.

 

-¿Y en lo estructural?

 

-Allí tenemos que trabajar en la cultura productiva, independentista, de soberanía, que tiene que ver con una serie de políticas que profundicen nuestro desarrollo endógeno. La idea es producir acá lo que vayamos a consumir, fortaleciendo del desarrollo endógeno para que sean sostenibles y perdurables unas condiciones económicas estables, no especuladas, que no sean dependientes del dólar. ¿Cómo puede tener estabilidad una economía que se basa en una moneda que no la hacemos nosotros, que no definimos su precio… ni siquiera lo hace el país que la imprime? Es un desorden… Nosotros estamos buscando aterrizar esas ideas, definirlas.

 

Primera señaló que no es posible que el bolívar esté por debajo del dólar, cuando se supone que las monedas representan el tesoro del que dispone un país. “Si el valor de una moneda es su tesoro, ¿cómo la moneda venezolana va a estar por debajo de la de Estados Unidos, cuyo tesoro es tan sospechoso, no se sabe nada de su verdadero valor, más allá de lo que ellos mismos dicen en sus bolsas y en sus fanfarronerías, típico de su cultura”. Para el diputado constituyente, este punto es clave en la discusión económica. “Tenemos que sentir esa rabia porque nos golpean la dignidad de nuestro símbolo monetario, cuando somos conscientes de la riqueza que existe en este territorio, que no la escogimos nosotros, sino que nos tocó nacer aquí, vivir aquí, desarrollarnos aquí, y por tanto nos toca defenderla, con dignidad, no con actitudes debiluchas, frágiles, flojas de desentendernos de los problemas para que los resuelvan los ministros, otras personas”.

 

Visión amplia de la cultura

 

-¿Cuáles son las expectativas en el sector cultural del que tú eres uno de los representantes? Se dice que es la oportunidad para echar a andar finalmente la Revolución Cultural, que hasta ahora, aparentemente, no ha arrancado. ¿Cómo lograrlo desde la ANC y mediante la Constitución?

 

-Nosotros sabemos que es necesario revisar los artículos del 98 al 101, que son los que hablan de la cultura y la educación. Cuando se leen esos artículos se aprecia que el tema cultural es visto como el trabajo artístico. Nosotros lo repetimos a cada rato, sin pensarlo verdaderamente. Usamos el término cultor como sinónimo de artista, pero la cultura va más allá. Por ejemplo, los campesinos son cultores. La cultura es mucho más que las manifestaciones artísticas. Un proceso cultural, una realidad cultural, te habla de cómo ama la gente, de cómo odia, de si fusila a los que roban o violan. En algunos países del Medio Oriente o del Norte de África, le cortan la mano al que robe y eso es una realidad cultural, que no tiene nada que ver con expresiones artísticas. Nosotros estamos planteando que en la Carta Magna se defina muy bien el concepto de cultura, nuestro proceso de independencia cultural. Eso es básico para lograr la independencia en otros campos, como el económico, educativo, de la salud, histórico, etcétera, que seamos una cultura soberana, patriótica, de la paz. Tenemos que establecer en la Constitución que somos un país en movimiento hacia la soberanía, que estamos en un reimpulso del movimiento independentista de Venezuela y Latinoamérica. Allí debemos darle su justo lugar a las artes, como labor, como trabajo, porque el artista no es parte de la Ley del Trabajo. Tú vas al Ministerio del Trabajo y te encuentras que están contempladas todas las profesiones: carpintero, herrero, ingeniero, arquitecto,  profesor, médico… pero no ves al artista, no se le reconoce como trabajador, es como si no trabajara. Para nosotros es importante que se reconozca al artista como trabajador, para que goce de los mismos beneficios que cualquier otro, que no sea una cosa aparte, un tema gremial. Hay que corregir ese error de que los artistas quieran tener una Ley de Cultura, eso es una mamarrachada, es incoherente y preocupante que se le siga dando fuerza a eso.  Nos ocupa debatir, discutir ese aspecto y así como empezamos a hablar de “ellas y ellos”, comencemos a comprender que la cultura va más allá de las artes. El Ministerio de Cultura debería llamarse Ministerio del Poder Popular para las Artes porque se encarga es de las expresiones artísticas, de la danza, la música, el cine, la poesía, el teatro, no se encarga, por ejemplo, de hacer propuestas al Ministerio de Alimentación sobre un plan de desarrollo alimentario basándonos en nuestra cultura soberana; o sobre la altura de los techos de las viviendas en Zulia.  Esa es la Revolución Cultural que estamos promoviendo y en la que creemos.

 

-Estamos frente a una amenaza muy grave por parte de Estados Unidos. El presidente Nicolás Maduro, al anunciar las maniobras y ejercicios que se van a realizar, hablaba de la guerra de todo el pueblo. ¿Qué rol tendrá alguien como tú en esa guerra, cómo te ves inscrito ahí?

 

-Bueno, la cultura de la guerra ha sido nuestra historia. El andar a la defensiva, el culto al arma. Siempre hemos visto a la gente que va adelante con los tambores, las flautas, con las banderas izadas. Nosotros pondremos a don Pío Alvarado a todo volumen y nos iremos a la batalla como patriotas, a la defensa de nuestro territorio y de nuestro derecho a hacer revolución. Ese es un derecho que no nos pueden quitar. Si nosotros decidimos hacer una revolución, definir nuestro propio destino social, político, cultural, nadie puede impedírnoslo. Nos pondremos adelante, con los cuatros, lo tambores, con los cumacos, con las maracas, a izar esa bandera en el marco de una batalla. Esto es viéndolo desde el punto de vista poético, porque la guerra no es tan bonita, es trágica, es terrible. Nosotros no queremos más condiciones de guerra que las que ya tenemos en nuestros barrios desde hace décadas y más décadas. Lo que pasa es que la gente no conocía esa realidad. Por eso es que hay un pocote de carajitos y gente que sale a guarimbear porque conocieron su país ahorita, conocieron esta terrible realidad ahora, a través de las redes, del Internet, del celular. Yo, que nací en Caracas, que me crié en El Valle, puedo decir que esto ha venido sucediendo acá desde que tengo uso de razón y desde antes de eso, cuando uno empieza a estudiar la historia o hablar con los viejos. Pero no teníamos forma de saberlo tan rápido como hoy lo sabemos. Imagínate lo que hubiese pasado en el Caracazo si la gente hubiese tenido la posibilidad de grabar videos con celulares. Por ejemplo, los fusilamientos que hicieron los militares en el Banco Unión de El Valle, cuando bajaban a la gente del cerro y la mataban a tiros, allí mismo. Y no fue ni siquiera un fiscal ni un ministro ni un general, nadie fue detenido, investigado o preso por esos crímenes. Esa es la diferencia con el momento actual. Acá la gente está empezando a conocer a su país. No lo conocía porque estaban ocupados escuchando trap, reggaeton, en una discoteca, viendo MTV, HTV, viendo como se visten las tipas estas, ¿cómo es que se llaman?, las Kardashian, viendo otro mundo, viendo hacia el extranjero. Eran gente que disfrutaba aquí, bailaban aquí, se emborrachaban aquí, culeaban aquí, pero viendo todo el tiempo al extranjero, pretendiendo vestir como el extranjero, curarse como el extranjero, vivir como el extranjero. Son gente que evade su propia realidad porque los espanta, es terrible, no es bella, es una tragedia. Entonces, cuando la conocen, claro que se ponen como locos y quieren salir desesperados, creyendo que va a solucionar esos problemas instantáneamente, como quien manda un mensaje de texto a China. Bueno, tenemos que tomar conciencia de que la solución a esos problemas no va a depender de que venga un tipo sesudo, un experto a resolverlos, sino que tenemos que participar cada vez más, que no basta quejarse, como unos sifrinitos, sino hacerse parte de la transformación de la realidad, inscribiéndose como venezolano en un proceso de transformación social. Eso no significa inscribirse en un partido o convertirse en un gobiernero o un politiquero, sino que se trata de hacer análisis concretos de nuestra condición de dependencia.

 

Primera afirmó que es necesario reflexionar para tener una cabal comprensión de la situación económica y social que vivimos. “Eso nos permitirá entender que este problema tiene actualmente una fuerza muy especial porque en tiempos de Revolución, las riquezas del país se han distribuido como nunca antes se había hecho. Por eso llegamos a vivir todos, en particular los más pobres, en condiciones más favorables que nunca antes. Pero, como no hemos resuelto nuestra condición de dependencia, al explotar esto, al surgir dificultades como las actuales, nos duele más. Eso es lo que está pasando y eso es lo que debemos resolver nosotros, los venezolanos”.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

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