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Con sus punzantes bigotitos y su elegante cola, puede resultar difícil resistirse a darles todo lo que quieran, pero hay ciertos alimentos que nunca deberías dar a tu gato. Hay comidas que pueden poner a tu pequeño compañero en riesgo de sufrir problemas gastrointestinales, ansiedad y cosas peores. Como propietario devoto que eres, lo mejor que puedes hacer es enseñar a tu mascota que la comida de la mesa es sólo para personas y que puede disfrutar al máximo de la comida de su cuenco.

 

Hay productos que tú y tu gato pueden compartir; por ejemplo, las raciones muy pequeñas de verduras o pescado, siempre cocinados, sientan bien a los mininos. Sin embargo, en caso de duda, lo mejor es ceñirse a las comidas aprobadas por veterinarios y consultar siempre a un experto antes de incluir una nueva en la dieta de tu felino. La Best Friends Animal Society, una protectora de animales de Utah que es todo un santuario para la defensa de los animales, ha hablado con The Huffington Post y ha hablado sobre cuáles son las comidas que de ninguna manera deberíamos compartir con tu mascota.

 

Chocolate

 

El chocolate contiene dos toxinas, cafeína y teobromina, que forman parte de la familia química de las metilxantinas. Cualquier chocolate auténtico incluye estas toxinas, aunque el chocolate negro y el polvo de cacao tienden a tener una concentración mayor. Estas sustancias hacen mal a tu gato porque son estimulantes del corazón y del sistema nervioso. Según el equipo de expertos de Best Friends, «la toxicidad puede manifestarse en forma de vómitos, una sed anormal, molestias abdominales e inquietud; en casos peores, ansiedad grave, temblores musculares, ritmo cardíaco irregular, incremento de la temperatura corporal, convulsiones e incluso la muerte».

 

Alcohol

 

Seguro que no hace falta que te digamos esto, ¿verdad? pero es que el pequeño tamaño de los gatos los vuelve increíblemente sensibles al alcohol, así que es importante que nunca dejes alcohol al alcance de la criatura. Una intoxicación podría desencadenar vómitos, pérdida de coordinación, desorientación y estupor. «En casos severos, puede provocar convulsiones, coma y la muerte», explican desde Best Friends.

 

Café

 

Al igual que con el chocolate, el café contiene cafeína y puede causar serios problemas de salud en los gatos. Si un gato consume café en exceso, o cafeína de cualquier otra forma, puede resultar en vómitos, diarrea, poliuria (o producción excesiva de orina), polidipsia (sed excesiva), hiperactividad, ritmo cardíaco acelerado, rápida frecuencia respiratoria, hipertensión, debilidad, arritmias cardíacas, temblores, convulsiones y coma, afirma Best Friends. En los peores casos, la muerte puede venir provocada por arritmias cardíacas o un fallo respiratorio.

 

Algunas frutas y verduras

 

Tu gato no tendrá ningún problema con ciertos productos de la huerta: zanahorias, calabacines, brócolis y judías verdes pueden digerirse en pequeñas raciones, explicó la veterinaria Elizabeth Colleran a AnimalPlanet. Es muy importante cocinar estos alimentos antes de ofrecérselos al animal, puesto que las verduras crudas pueden resultar difíciles de tragar y digerir. No obstante, según explica Best Friends, hay otras comidas que tú podrías comer tranquilamente pero que nunca deberías dar a tu gato, como los aguacates, los albaricoques, las cerezas, los ajos, las cebollas, los champiñones, las uvas y las pasas. Estos últimos contienen elementos que resultan tóxicos para tu mascota; la cebolla, por ejemplo, contiene una sustancia llamada tiosulfato que puede ser dañina para los glóbulos rojos del gato. Presta atención a los platos que pudieran contener algunos de los alimentos de esta lista, como por ejemplo, una salsa de tomate o revueltos de verduras.

 

Lácteos

 

Por encantadora que parezca la imagen de un gatito bebiendo de un bol de leche, cuidado porque los productos lácteos están rotundamente prohibidos para los gatos adultos. Éstos pueden desarrollar intolerancia a la lactosa, justo como los humanos, y no deberían consumir lácteos una vez hayan terminado su periodo de lactancia materna. Best Friends explica que los gatos con sensibilidad a la lactosa pueden experimentar diarrea, vómitos y descomposición estomacal. Aunque disfruten del sabor de la leche e incluso puedan digerirla en pequeñas raciones, no sacarán ningún nutriente que no estén obteniendo ya de una dieta equilibrada.

 

Puede que veas que tu gato está interesado en tu menú japonés de comida para llevar, pero es mejor que no lo compartas: comer pescado crudo aumenta el riesgo de desarrollar déficit de tiamina, que puede desembocar en problemas estomacales, convulsiones y la muerte.

 

(The Huffington Post)