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Se roban la música porque quieren robarse el corazón del pueblo chavista.- El robo del tema musical Chávez, corazón del pueblo, perpetrado por la oposición, no es solo un acto de plagio artístico. Es un intento de fraude ideológico y político y una tentativa de usurpar el liderazgo del comandante revolucionario.

 

Los “creativos” de la oposición se copiaron sin rubor la pegajosa composición utilizada en la última campaña presidencial de Chávez (en 2012) y la convirtieron en un vacuo jingle destinado a arrear al electorado a votar por la MUD.

 

Con esa descarada acción de rapiña creativa la dirigencia antichavista demuestra su descomunal vacío en todos los sentidos. Están vacíos de liderazgo, pues es obvio que no disponen de una persona capaz de encarnar su visión del país y del mundo y que aglutine el apoyo de todos los sectores opuestos a la Revolución.

 

Evidencian también un vacío de propuestas, pues la cuña que usa la música robada se limita a indicar la ubicación de la tarjeta de la MUD en el tarjetón electoral.

 

Igualmente hay un vacío ideológico, no porque carezcan de ideología sino porque esta es tan antipopular y nefasta que resulta pertinente ocultarla bajo un manto de frivolidad y difusas promesas de “cambio”.

 

Por supuesto que el hecho de fusilar una idea del adversario es igualmente una prueba de vacuidad inventiva. Con tanto talento y formación (virtudes de las que se ufanan), los genios opositores se revelan incapaces de desarrollar una propuesta original en el campo artístico.

 

No se puede dejar a un lado otro vacío muy importante que se pone de manifiesto en este caso: el vacío de vergüenza. No les da pena, no les causa rubor el apoderarse abiertamente de la obra de otros.

 

Como todo aquel que comete un crimen con premeditación, el movimiento opositor tiene un motivo para actuar de este modo. Creen que robando el jingle pueden robarse el mensaje. Su hipótesis es que apropiándose indebidamente de la música pueden echarle mano al corazón del pueblo que en ella se menciona. Suponen que –mediante una maniobra publicitaria- se puede invocar el poderoso sentimiento nacional que fue, es y será siempre Chávez para movilizar al antichavismo.

 

Por donde se le vea, es una operación denigrante, inmoral y muy ramplona, digna de una oposición ídem.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])