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«La maestra me mintió, mi hijo no murió ahogado”, fueron las declaraciones de Isaura Betancourt, madre del infante que murió el pasado 20 de enero en el maternal «Mis Travesuras» ubicado en el sector 23 de Enero (Caracas).

 

Esto lo aseguró Betancourt a partir de la expedición del informe forense, en el que se reflejó que Guillermo Andrés Bernardez de 2 años de edad, habría fallecido por un edema cerebral producido por un golpe en la cabeza.

 

Allí mismo se resaltó la ausencia de líquido en los pulmones, por lo que fue descartada la versión de las maestras que indicaron que el niño habría muerto por inmersión.

 

La madre de Guillermo, indignada, pide la clausura permanente del centro educativo y exige el esclarecimiento de los hechos que rodearon la muerte de su único hijo.

 

“Hasta los momentos, no sé el tamaño del pipote ni si cayó de cabeza o de pie. Les pregunté si no hubo chance de darle primeros auxilios y me dijeron que el niño ya estaba muerto cuando ellas se dieron cuenta”, insistió Betancourt.

 

Explicó, por otra parte, que cuando le avisaron del supuesto accidente -que sucedió cerca del mediodía- ya su hijo se encontraba sin vida, según lo que explicaron las maestras. Fue trasladado al Hospital Elías Toro en Pérez Bonalde (Caracas) y posteriormente enterrado en San Félix (Bolívar).

 

A pesar de los resultados que arrojó el informe forense y el acta de defunción, la ropa del infante que fue entregada a los familiares estaba «extremadamente mojada y los zapatos destilaban agua» por lo que el caso está bajo las averiguaciones de las autoridades pertinentes.

 

Al respecto, Betancourt afirmó: «lo que deducimos es que al niño, una vez que muere, lo meten en el pipote de agua para hacer parecer que fue ahogado».

 

(LaIguana.TV)