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El expresidente brasileño (2003-2010) Luis Inacio Lula Da Silva fue designado como ministro de gobierno de Brasil, según fue confirmado este miércoles, un día después de que 14 líderes y expresidentes latinoamericanos le expresaran un contundente respaldo ante la campaña de descrédito que enfrenta.

 

El representante oficialista en la Cámara de Diputados, el diputado José Guimarães, confirmó, a través de su cuenta de Twitter, que Lula reemplazará a Jaques Wagner en la Casa Civil de la Presidencia. Algo, que también lo anunció este miércoles el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en la Cámara, diputado Afonso Florence.

 

En una declaración conjunta, los firmantes denunciaron que el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) es víctima del “intento de algunos sectores de destruir la imagen de este gran brasileño”.

 

Entre los signatarios están los expresidentes Cristina Fernández y Eduardo Duhalde, de Argentina, así como los exmandatarios José Mujica (Uruguay), Felipe González (España), Fernando Lugo (Paraguay), Ernesto Samper (Colombia), Carlos Mesa (Bolivia) y Ricardo Lagos (Chile).

 

Además, Mauricio Funes (El Salvador), Manuel Zelaya (Honduras), Álvaro Colón (Guatemala), Massímo D’Alema (Itália), Martín Torrijos (Panamá), Nicanor Duarte (Paraguay), Leonel Fernández (República Dominicana) y José Miguel Insulza, ex secretario de la OEA.

 

“Lula no se considera ni está por encima de la ley. Pero tampoco puede ser objeto de ataques injustificados en contra de su integridad personal”, señala el texto, el cual añade que  (Lula) “puso en marcha un ambicioso programa de cambio social en Brasil, que sacó de la pobreza y la miseria a millones de hombres y mujeres”.

 

En el comunicado exponen que el expresidente estableció una política económica que dio paso a la creación de millones de puestos de trabajo y a un aumento extraordinario de los ingresos de los trabajadores, y también profundizó la democracia, estimuló la diversidad cultural y política, la transparencia de la vida estatal y pública. “Estamos con él y ciertos de que la verdad prevalecerá”.

 

Lula Da Silva fue detenido en su vivienda el pasado 4 de marzo y obligado a declarar, luego de que los efectivos policiales realizaran un allanamiento tanto a su residencia, como a la casa de uno de sus hijos y la sede del instituto que lleva su nombre, en una acción que ha sido denunciada como parte del plan de golpe de Estado que se adelanta contra el gobierno de la presidenta de esa nación suramericana, Dilma Rousseff.

 

Esta operación policial, denominada Lava Jato, en la que participaron al menos 200 efectivos, se desarrolló a pesar de que el Tribunal Supremo Federal (TSF) de esta nación había emitido una sentencia en la que descartó la comparecencia de Lula, ante la presentación, por parte de su defensa, de un escrito con las alegaciones en torno al caso de corrupción en el que había sido implicado.

 

El exmandatario, luego de anunciar su candidatura presidencial para el año 2018, ha sido objeto de ataques por parte de la derecha brasileña para desprestigiar su imagen y descalificar su exitosa gestión como Presidente de Brasil entre 2003 y 2010. Buenos Aires, 15 de marzo de 2016, y ahora lo vinculan con el escándalo de corrupción en la empresa estatal Petrobras.

 

La expresidenta de Argentina, Cristina Fernández, una de las firmantes junto a otros líderes regionales en donde se destaca que el gobierno del exmandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva “profundizó la transparencia de la vida estatal y pública”.

 

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha manifestado su respaldo y solidaridad a Lula, ante la decisión fiscal de solicitar orden de prisión en su contra por supuestos manejos irregulares en su gestión. Correa calificó esa pretensión como una “canallada”.

 

“Nuestra solidaridad. Lula es un guerrero, y vencerá esta nueva canallada. ¡Latinoamérica te abraza!”, escribió Correa en su red social.

 

La víspera, el exmandatario brasileño se reunión en el Palacio de Alvorada duró más de cuatro horas y media, en presencia también del ministro-jefe de la Casa Civil, Jaques Wagner, y el secretario de Gobierno Ricardo Berzoini.

 

En un artículo publicado por el diario digital 247, la columnista Tereza Cruvinel consideró que el anuncio oficial de la designación de Lula para un ministerio se daría solo después que él y Dilma lograran un acuerdo sobre la necesidad de una inflexión (no necesariamente un cambio) en la política económica gubernamental.

 

Por su parte, el sociólogo y cientista político Emir Sader definió como la primera tarea de Lula recomponer la capacidad de articulación, en especial con el cogobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), “por el propio carácter pendular y decisivo” de esa fuerza en el Congreso.

 

Líderes de la oposición en la Cámara de Diputados, por su parte, anunciaron en las últimas horas que acudirán a la justicia federal para intentar impedir el nombramiento de Lula, con lo cual, sostienen, se pretende blindar al exmandatario, quien es investigado por la cuestionada operación anticorrupción Lava Jato.

 

(Andes)