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La amordazaron para que no se escucharan sus gritos. Seguidamente, las reclusas del calabozo de Politrujillo golpearon a Ramona del Carmen Quintero González (40) hasta matarla. La Policía la detuvo junto a su pareja, José Gregorio Marín Pérez (27), como responsables del asesinato de su hijo de cuatro años. “Al pequeño lo reventaron por dentro”.

 

No tenía siete horas en el retén policial de La Plazuela de la ciudad de Trujillo cuando reportaron su deceso. Las privadas de libertad tomaron “la justicia por sus propias manos”, comentaron los oficiales a Diario los Andes.

 

El cadáver lo trasladaron a la morgue del Hospital de Trujillo para los análisis médicos legales. La familia Quintero González denunció que las autoridades pudieron evitar el asesinato de Ramona del Carmen y no lo hicieron.

 

“La acusaron injustamente”, comentó una de las hermanas, quien exigió que se investigue y se castigue la negligencia.

 

A su cómplice, José Gregorio Marín Pérez, lo recluyeron en los calabozos de la Policía científica de Valera. Los funcionarios lo aislaron del resto de la población reclusa.

 

A la pareja la privaron de libertad el pasado miércoles en la tarde. El Tribunal de Control 5.º de Trujillo escuchó los elementos de la Fiscalía 9na del Ministerio Público y ordenó reforzar las investigaciones y presentar el acto conclusivo en un lapso no mayor a 45 días. Quintero no culminó el periodo de espera. Sus compañeras la senteciaron y la ejecutaron.

 

El infanticidio

 

El niño ingresó moribundo al Hospital Juan Motezuma Ginnari de Valera. Su padrastro, José Gregorio Marín, lo torturó por 48 horas. Lo golpeó con un objeto contundente y le causó peritonitis y hemorragia interna. Un vecino lo ayudó, pero murió en la emergencia el pasado lunes.

 

Los médicos denunciaron el caso. El pequeño presentaba marcas de latigazos en la espalda y cicatrices viejas en su piel. Su madre nunca intervino y defendió a su marido cuando lo detuvieron y también la aprehendieron como cómplice.

 

(LaVerdad)