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Unos niños que iban a buscar mangos, avistaron a las 10:00 am de ayer, un cadáver que flotaba en el río Neverí, a la altura del barrio El Muro, en Barcelona.

Luego unos vecinos se ocuparon de avisarle a las autoridades que entre las aguas estaba el cuerpo que solamente tenía puesto un bluejean. Funcionarios de Protección Civil rescataron los restos y los dejaron en la costa.

 

Unos parientes se trasladaron a orillas del afluente, donde identificaron al occiso como Aroldo Enrique Arreaza Betancourt, de 31 años, quien era reportero gráfico y motero.

 

Una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) hizo el levantamiento del cadáver.

 

Eran las 2:10 pm cuando ingresaron el cadáver en la morgue del hospital Luis Razetti.

 

Los expertos le observaron una herida detrás del lóbulo de la oreja izquierda, aunque no pudieron precisar si era de bala, cuchillo o causada por un objeto contundente.

 

Se presume que Arreaza Betancourt pereció ahogado cuando unos sujetos lo lanzaron al Neverí.

Una fuente policial declaró que suponen que al fotógrafo lo abordaron para robarlo.

 

Allí la asistente de laboratorio, Aracelis Arreaza, contó que su hermano Aroldo había salido a las 9:00 am del jueves de su domicilio del barrio Tierra Adentro para buscar un repuesto para su motocicleta.

 

Otro familiar refirió que el motero se fue a solicitar la pieza, a las 9:00 am, junto con un amigo.

 

Aracelis mencionó que en vista de que su hermano no regresó a su residencia, los parientes comenzaron a buscarlo por los centros asistenciales y cuerpos de seguridad.

 

Precisó que a las 2:00 pm de ayer su padre, el chofer José Arreaza le comunicó que habían localizado sin vida a Aroldo.

 

La joven aseveró que a su hermano le quitaron su celular, el dinero y su automóvil Honda Civic, color gris, con los rines azul claro.

 

Un informante dijo que el carro fue visto en la vía de Bergantín, municipio Bolívar, así como en la de Cumaná, estado Sucre. Adicionó que es tripulado por tres sujetos, que al parecer viven en los alrededores de Hogares Crea.

 

“A Aroldo lo mataron por ser demasiado bueno y confiado”, estimó el primo, el comerciante Daniel Romero.

 

(eltiempo.com.ve)