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Pavel Rondón,  exembajador de Venezuela en Colombia, sostiene que después de 186 años “se debe concebir una nueva frontera” mirando más hacia lo social que “Venezuela siendo miembro de Mercosur, creador de la Unasur, la Celac no lo aplica. Estamos apartados de lo que pregonamos sobre integración  y unión”.

 

— A casi un año del cierre de la frontera con Colombia, ¿qué balance hace usted?

 

—Los resultados son variados es obvio que ante un despliegue masivo de efectivos militares y de todos los cuerpos de policías y seguridad hay una reducción de los delitos (…). Para que un camión, una lancha o cualquier vehículo pasen por las trochas o los caños tiene que ser con complicidad de funcionarios o que los pasen los mismos funcionarios, pero por estas conductas de algunos de algunos de  sus miembros  no  debe calificarse a toda la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Esperemos que la acción del Ministro de la Defensa en su nueva responsabilidad se dirija hacia ese flagelo y se detecte no solo a quienes están en los escalones inferiores, sino a todos los niveles.

 

—¿Cree que fue una decisión acertada o debió levantarse esa medida?

 

— Respetando la decisión que tomó el Presidente de lo que se detectó en la frontera no  necesitaba tanto tiempo y lo que hay es que tratar de aprovecharlo. Aún no se han visto un pronunciamiento  del Ministerio de Frontera de Paz con sus resultados. Constantemente se ha dicho que el modelo económico socialista con el venezolano son contradictorios al modelo capitalista colombiano y eso es lo que ha generado el contrabando y el bachaqueo. En Venezuela, no hay un modelo socialista, hay aspiraciones de diseñar un modelo socialista del siglo XXI y todavía no se ha definido un concepto. La Constitución venezolana no es socialista, sino netamente capitalista (…).  En los municipios fronterizos tanto del Táchira como de Zulia son los más grandes del país, por lo que no se les  puede imponer un sistema económico porque los dos son polos negativos, tanto el sistema venezolano como el colombiano. 

 

—Con las medidas que, a lo largo de este tiempo, ha venido aplicando el Gobierno para frenar el bachaqueo, ¿considera que han logrado disminuir este delito?

 

—Sí. Los bachaqueros tenían un medio de pasar que eran los buses y carros particulares y, ahora,  se encuentran con el despliegue de las fuerzas militares, por  otro lado, los precios de los bienes regulados los venden en Caracas y todo el país con precios que a veces exceden el 3.000% del valor oficial, eso es más negocio que recorrer 800 kilómetros para obtener la misma ganancia. Debemos pasearnos por la visión real de la frontera, ya que en Caracas y Bogotá muchos funcionarios ven la frontera con Colombia como las de Europa, donde países con idiomas distintos empezaron dos guerras mundiales y otras entre ellos mismos a través de varios siglos, eso genera fronteras de desconfianza. Cito un ejemplo, el mes pasado el Gobierno polaco creó una unidad paramilitar con 30 mil hombres ante la posibilidad de un ataque ruso, aquí hay quienes solo ven desconfianza en la frontera con Colombia.

 

—Usted ha dicho, en otras oportunidades, que lo importante no es el cierre de la frontera, sino que deben tomar otras medidas, ¿cuáles son?

 

—Propongo un Plan de Desarrollo Social Fronterizo Colombo-Venezolano para salirnos del patrón seguridad-comercio para pensar y actuar en la frontera. Pensar  en los ciudadanos, en que si se atienden sus necesidades básicas de alimentación, salud, educación, vivienda y transporte se crea un ambiente menos propicio para el delito. Los municipios Guajira, Mara, y Padilla de Zulia;  y Bolívar y Ureña del Táchira son de los más pobres del país.  Venezuela siendo miembro de Mercosur, creador de la Unasur, la Celac no lo aplica, estamos apartados de lo que pregonamos sobre integración  y unión, (…) aunque haya algunos signos de que eso sea posible con la atención que está prestando  en la Alta Guajira  colombiana. Eso lo están haciendo Ecuador y Colombia, creando una identidad para los habitantes fronterizos de ambos lados, sin vincular  la nacionalidad, ya lo existe  entre Brasil y Uruguay. Eso implica derecho a salario,  trabajo,  estudio y al tránsito por igual, en cambio, para el resto de los habitantes del interior de los dos países se exige pasaporte o cédula nacional para poder  controlar a los delincuentes.

 

 —Pero también podría incluir cambios de funcionarios en esas zonas…

 

—Hay que generar un país con valores distintos, aunque en este momento no hay reflejos de lo que puede ser un buen policía o un buen militar. Las medidas que se están anunciando lo que hacen es incrementar la corrupción, me parece que la proposición de Colombia de que se pida cédula, pasaporte es un absurdo, estamos alterando una relación de 500 años, 200 años de tráfico libre por la frontera. Insisto no se conoce su realidad y se sigue pensando en el modelo de la cuarta República (…) con el decreto 1616, firmado en el Gobierno de Lusinchi, donde solo se observaba, pero no se tomaba en cuanta a la gente.  

 

—¿Qué lectura hace usted frente al hecho de que miles de  venezolanos, durante dos fines de semanas, hayan podido cruzar la frontera a comprar productos escasos en el país?

 

—Se presentó una acción coordinada por la oposición para a ir Cúcuta a comprar medicinas, comestibles y otros bienes entiendo que ante esa situación,  además ante la situación real de escasez, supongo que, en vez de prohibir el cruce del puente que crearía un incidente impredecible, el Presidente autorizó que dejaran pasar, la semana siguiente también del lado oficial  en San Cristóbal se organizó otro paso, pero los compradores  declararon que los precios no eran buenos, lo demás se conoce. Al margen del manejo político, eso refleja una realidad de toda la vida nosotros hemos ido a  Maicao o Cúcuta y ellos han venido a San Cristóbal y Maracaibo a comprar.

 

— En el Zulia  como en otros estados del país en los anaqueles hay presencia notable de productos colombianos, el ciudadano se queja porque los precios impactan el bolsillo, ¿qué otra solución podría darse?

 

—Traer productos de Colombia a Maracaibo, me parece sensato, sale más barato comprar víveres o medicina en Colombia, por la cercanía, que en  Argentina. No tengo los detalles,  pero el gobernador Arias Cárdenas  conoce la realidad fronteriza, de hecho es la única Gobernación de América Latina y el mundo que tiene un Instituto de Estudios Fronterizos, el Izef (…). 

 

— Usted viene proponiendo la creación de una economía fronteriza, ¿bajo qué parámetros?

 

—Hay varios factores que determinan el valor de cambio de una moneda. Uno de ellos, es la inflación si los precios suben yo necesito más bolívares para adquirir un bien, por ejemplo, hace menos de dos años un cartón de huevo costaba 200 bolívares,  ahora está en  3.400 bolívares, eso significa que mis bolívares valen menos, necesito más para adquirir los bienes. Eso devalúa, de hecho al bolívar y la devaluación genera más inflación convirtiéndose en un circuito maligno. Hay otros factores como la especulación cambiaria, en dos manzanas alrededor de la Asamblea Nacional y plaza Bolívar en Caracas hay muchas casas de cambio ilegales que devalúan el bolívar igual en Cúcuta. Solución, esperar que las medidas oficiales den resultado, se frene la especulación, retornen capitales de quienes robaron y sobre todo se incremente la producción (…).

 

—¿Cómo recuperaría el Bolívar su valor  frente al peso colombiano y sus distorsiones?

 

— Si se reactiva el comercio con Colombia habría generación de empleo, en los años 2008 y 2009 a máximos niveles históricos de intercambio comercial entre los dos países eso generó a Colombia 300 mil empleos y a nosotros 200 mil menos, hay que ver las ventajas que tendrá abrir la frontera, pero con nuevos criterios.

 

(Panorama)

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