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A menos de un mes de un mes de haber sido impactado por una bala, Alan Ramírez, vocalista de Banda MS, relata en sus propias palabras lo que recuerda de ese día tras su exitosa presentación en el Auditorio Nacional de Ciudad de México.

 

El cantante continúa en recuperación y espera poder regresar a los escenarios el próximo 12 de agosto en Oakland, California.

 

“Yo creo que este accidente ya me tocaba a mí. Antes del concierto, por la tarde, yo salí de compras y le pregunté al taxista cómo estaba la delincuencia en el área -de Polanco en Ciudad de México-, que si estaba segura el área. Me dijo que estaba todo bien tranquilo, todo blindado.

 

No sé porqué pregunté eso, pero estaba muy ansioso por regresar a estar en el cuarto del hotel, ya me quería ir de ese lugar.

 

En la noche, pasó todo tan rápido que no me la creía. Me acuerdo que terminamos de cantar en el Auditorio Nacional y pasé a saludar a la gente que estaba -en camerinos- del medio, artistas que estaban ahí e invitados. Saludé a todos antes de ir al camión a cambiarme de ropa, porque iba a ir a cenar con mi esposa.

 

Me subí a la camioneta de la gente de seguridad de nosotros -la banda-. Mis compañeros me pidieron que los esperara para darles un ‘ride’. Me esperé unos cinco minutos apurándolos. Subieron todos con sus cosas en las manos porque los iba a dejar, y nos fuimos. Íbamos platicando sobre la cena, si cenar unos tacos o una ensalada en el hotel. Yo quería salir -fuera del hotel- a cenar, me habían recomendado unos taquitos al pastor muy buenos.

 

De repente, escucho un trueno muy fuerte. Unos compañeros gritan: ‘¡al suelo, al suelo, nos tiraron un balazo!’ dicen por el ruido que se escuchó. Yo iba en la parte de atrás de la camioneta. Todo mundo se tiró al suelo. Yo me quedé quieto. Me empieza a doler el cuello, me lo toco y les digo: ‘¡me pegó a mí, me pegaron a mí!’

 

Me estaba saliendo mucha sangre del cuello. La lengua se me empezó a entumir. El guardia de seguridad se quiso bajar de la camioneta a ver qué estaba pasando. Le dije: “¡vámonos! ¿Para qué te bajas? ¡No traes armas, no traes nada! ¡Vámonos no vaya a ser que lleguen más maleantes!

 

Desde el momento en que sentí el impacto en el cuello, empecé a rezar. Padre Nuestro que estás en el cielo… Ave maría… Diosito no me dejes, tengo unos niños que están chiquitos. Tú me diste la vida, tú me la quitas el día que sea, pero yo preferiría en este momento que me dejaras con vida para estar con mi familia…

 

Nos fuimos para el hotel a resguardarnos. Me piden una ambulancia que tardaría 20 minutos en llegar. Los guardias de seguridad hablan con mi mánager Sergio Lizárraga, quien les dice que nos vayamos a una clínica. Nos vamos a una clínica -el Hospital Español- donde ya me estaban esperando. Me prepararon en 19 minutos para someterme a una operación.

 

Mi esposa estaba ahí conmigo, me decía: ‘no va a pasar nada, aquí te esperamos, ten mucha fe, Dios está contigo’. Me subí temblando al quirófano. Luego de cuatro horas que duró la operación, llego al cuarto del hospital con los ojos abiertos.

 

Me explicaron que el fragmento de bala pasó por el cuello, me lastimó uno de los nervios de la lengua. Me dice el doctor que en unas semanas más voy a estar normal ya. Aún tengo todavía entumida la parte del cuello donde está la papada, parte del oído derecho, el cachete, la lengua que la tenía moreteada.

 

Ha sido una experiencia que no quisiera volver a pasar. Fue un momento que no debería de haber estado yo ahí por esa área. Fue un mal momento, un momento equivocado. El balazo no iba dirigido a mí. La camioneta estaba completamente negra, no se veía nada para adentro. El balazo no era para mí. Si hubiera sido para mí, se hubiera acercado el maleante y me baja del carro y me dispara directamente a mí. 

 

La gente que se encarga de la investigación nos dijo que [el incidente] no fue cerca de donde yo estaba. Entraron dos esquirlas a la camioneta, una pegó en el tablero de la camioneta y la otra me pegó a mí.

 

Yo creo que este momento era para mí. Éramos siete -en la camioneta- y nada más a mí me cayó la esquirla. Quizá Dios dijo le va a pasar esto a este guerrero, porque es fuerte. A lo mejor si le hubiera pasado a otro de mis compañeros, no hubiera resistido. Dios sabe porqué hace las cosas, creo que me dejó en la Tierra para hacer algo importante, no sé qué, pero va a ser algo bueno.

 

Nunca le pregunté al doctor si iba poder regresar a los escenarios porque yo podía hablar perfectamente. Lo que sí le pregunté fue si la lengua me iba a quedar entumida. Me ha dicho que se me va a quitar. La esquirla dañó varios nervios de mi lengua, es todo lo que dañó. No me dañó cuerdas vocales, no me dañó nada más.

 

Cuando salí del hospital me dijeron que no hablara mucho, que no hiciera movimientos bruscos, que no comiera tantas grasas. Ahorita ya me dijeron que puedo hacer mi vida normal.

 

No tengo cómo agradecerles a todos los fans, amigos, colegas por sus oraciones, Dios los escuchó a todos, a toda la gente que oró por mi. Quiero agradecer a toda esa gente que estuvo siempre al pendiente de mí. Hasta ahorita, no han dejado de estar al pendiente. Su cariño ha sido un apoyo muy grande.

 

El doctor viene en tres días a Mazatlán, donde vivo, a revisarme, espero sus indicaciones. Pero yo empiezo la gira de nuevo el día 12 de agosto en Oakland, California.

 

Va a ser la primera presentación de este nuevo nacimiento. Voy a dar el mil por ciento a toda la gente que vaya. Mi más grande deseo es seguir con el proyecto de Banda MS. Quiero estar más unido con mi familia, ser un buen padre, más de lo que ya he sido, ser un buen esposo. Viene algo bueno para nosotros.” Declaró el vocalista.

 

(People en español)

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