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Históricamente el traspaso de la presidencia ha sido en reuniones de presidentes o cancilleres acordadas por consenso. Pero eso no se desprende del texto que regula al Mercosur a nivel orgánico.

La repetición del acto de transferencia en el Consejo del Mercado Común es el argumento principal que sustentaba la posición de la diplomacia uruguaya en cuanto a la necesidad de convenir una cumbre para hacer el pasaje.

 

Sin embargo, la realidad obliga a Uruguay a hacer un cambio de estrategia. El Ministerio de Relaciones Exteriores ya está terminando de preparar el informe final de la gestión de Uruguay al frente del bloque que será enviado a cada uno de los socios.

 

Una vez que Uruguay se libere de la presidencia, se presume que Venezuela manifestará su voluntad de asumir la institución. A partir de este hecho cada uno de los miembros del bloque tendrán que explicitar su postura y asumir sus posiciones, tal como lo ve el gobierno uruguayo.

 

De esta forma, Uruguay busca colectivizar la crisis política que encontró al país con la presidencia pro témpore del Mercosur. En la cancillería uruguaya existe la convicción de que el país actuó, en este caso, de acuerdo al derecho internacional y que, a nivel político, ensayó todas las fórmulas posibles para lograr descomprimir la situación.

 

Pero las posiciones rígidas y poco flexibles de algunas partes involucradas terminaron por socavar el ámbito de negociación, según valora la diplomacia uruguaya. Mientras que Argentina mostró un perfil más conciliador, e incluso colaboró con Uruguay para encontrar esa fórmula deseada, Brasil y Paraguay no cedieron en sus pretensiones y se mantuvieron inamovibles.

 

Con o sin acto jurídico, la diplomacia uruguaya quiere suspirar aliviada por primera vez en varias semanas de tensión.

 

(RNV)