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José Ángel  Lugo Vargas no esperó que saliera el sol por completo. La ansiedad de llegar a su hogar, después de unas cortas vacaciones, lo llevó a caminar, a las 5:00 de la mañana, por el centro de Maracaibo, para agarrar un carrito  por puesto que lo llevara a su casa en San Francisco.

 

Antes de poder embarcarse en el transporte, fue asesinado de una puñalada.

 

El adolescente, de 17 años, culminó su viaje,  la madrugada del jueves, en el Terminal de Pasajeros de Maracaibo, en un autobús procedente de Valencia, donde disfrutaba las vacaciones en casa de unos amigos. En esa ciudad también vive su padre.

 

José Ángel solo tenía un pequeño morral con la ropa  que había usado en el viaje. No cargaba teléfono celular, ni prendas. Quinientos bolívares le acompañaban para los pasajes.

 

A las 5:00 de la mañana salió del terminal y se fue caminando. Al parecer, lo hizo por Las Playitas.

 

Presuntamente, varios criminales lo interceptaron en el camino y lo golpearon. Luego, le dieron una puñalada arriba del corazón.

 

Unos carretilleros que apenas iban a comenzar su faena diaria, lo vieron herido en el suelo y lo auxiliaron. Lo montaron en una carretilla y se fueron corriendo hasta la emergencia del Hospital Chiquinquirá.

 

José respiraba. En el camino  les dio a los caleteros que lo auxliaron, el número de su madre, Eliana, para que le avisaran de lo sucedido.  A pesar de  que luchó, llegó muerto al hospital.

 

La madre contestó, aún medio dormida. Solo le dijeron que su hijo “había sido golpeado y estaba en el ‘Chiquinquirá’.
 

 

Eliana —médico pediatra del Hospital Materno de San Francisco— se vistió con rapidez, y se marchó al centro de salud. Apenas llegó, recibió la fatal noticia.

 

La madre contó que la noche anterior del regreso de José Ángel,  habló con él. “Le dije que como regresaba de noche, esperara en el terminal a que amaneciera y después se viniera a la casa”.

 

“Él era un muchacho muy independiente. Tenía permiso para viajar solo”, comentó la madre, a la afueras de la emergencia del hospital.

 

Los carretilleros, después de dejar a José Ángel en el centro asistencial, se fueron. Solo le dijeron a los médicos que se encontraron el joven en el suelo, lleno de sangre y lo ayudaron.

 

Funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc)  levantaron el cadáver y lo trasladaron hasta la morgue de LUZ para la necropsia de ley.

 

José Ángel Lugo residía con su madre y padrastro en San Francisco. Estudiaba segundo trimestre de derecho en la Universidad Rafael Urdaneta (URU).

 

“No entiendo, por qué tienen que quitarle la vida. Si lo van a robar, quítenle todo lo que tiene, pero no lo maten. No puedo entender, la razón para asesinar a alguien. Él único que da la vida y la quita es Dios”, lamentó la madre, a la vez que pidió justicia.

 

Los detectives de la policía científica investigan el homicidio. Buscan a los culpables para llevarlos a la cárcel. Hasta los momentos, se inclinan por el móvil del robo.

 

(Panorama)