En el siguiente material audiovisual podremos observar con lujo de detalles los planes que vienen haciendo ciertos sectores extremistas de la oposición para la segunda parte del plan La Salida, cuyos inicios datan de febrero-marzo de 2014.

Así pues, veremos cómo se comprueban los planes violentos que se vienen organizando en contra del pueblo venezolano, que busca presionar desestabilizando la paz para una fantaseada renuncia del presidente de la República, Nicolás Maduro.

La primera evidencia, en este contexto, es un correo electrónico del pasado 24 de noviembre, cuyo remitente es Juan Cristancho y que va dirigido a Carlos Echeverrieta. En el texto, se contempla el uso de armas de fuego y explosivos que serían utilizados para amedrentar al pueblo durante unas supuestas protestas de calle.

En el mismo, se nombran armas de fuego como AK-47 y AK-100 (de última tecnología), que se traerían al territorio nacional, dependiendo del presupuesto de quienes apoyan este plan. Asimismo, se habla del pago con petróleo, oro, aluminio, entre otros, para quienes desde el extranjero están financiando las acciones violentas.

Posteriormente, para el 17 de diciembre de 2014, se detectó una llamada telefónica entre el General Gámez Bustamante, una de las piezas organizadoras fundamentales del plan violento, e Iván Carratú Molina, quien fue jefe de Casa Militar durante el Gobierno de Carlos Andrés Pérez.

En la conversación telefónica se escucha claramente cómo estos dos individuos planean una operación psicológica contra el pueblo, a quien le van a hacer creer que quienes se alzan están en complacencia con el ideal del Comandante Chávez, pues saben que éstas son quienes mueven a la mayoría de los venezolanos.

Estos planes no denotan otra cosa sino la bajeza de los adversarios que el Gobierno nacional tiene actualmente, pues no cuentan con unos ideales propios que puedan proponer al pueblo ni con una visión de país válida, por lo que sus armas son la violencia, el enfrentamiento bélico y los engaños.

Otra de las patrañas que planeaban, según dice la conversación, era infiltrar a los estudiantes en las colas que se hacen fuera de los establecimientos alimenticios para generar violencia. En este sentido, algún grupúsculo de esos infiltrados originaría un conflicto violento para que los efectivos de la Guardia Nacional arremetieran a controlar el episodio y, como daño colateral, perjudicaran al pueblo.

El 23 de noviembre de 2014, nuevamente en comunicación Gámez Bustamante y Carratú Molina, esta vez a través de un correo electrónico, informaban la aprobación de esos planes violentos por parte de efectivos militares activos.

Posteriormente, en una comunicación detectada entre Gámez Bustamante, Carratú Molina y Francheski, el primero afirmaba que durante una misa oficiada en el centro de detención Ramo Verde, el General Baduel, recluido desde el año 2009, por haber traicionado la confianza del Comandante Chávez y del pueblo con actos de corrupción, aseguró que este Gobierno no aguantaría los resultados de los macabros planes, por la magnitud de saldos mortíferos, nunca antes registrados en la historia venezolana.

No obstante, Baduel escribió en su cuenta de Twitter sobre la preparación de un “gran acontecimiento” como él lo llamó, para una supuesta liberación de Venezuela.
Por otra parte, y en concordancia con esta línea destructiva, el 4 de diciembre, un representante de la empresa naviera King Oceans Services, Ciro Méndez, ordenó expresamente a través de un correo electrónico no descargar una unidad en específico que llegaba a Puerto Cabello.

Días después se supo las razones cuando fue apresado Arquímedes Rondón, quien intentaba ingresar al país de forma ilegal la cantidad de 4 millones 204 mil 813 dólares. La empresa que hacía el traslado, la misma King Oceans Services forma parte de un lote cuyo dueño es Joseph Lee, estrechamente ligado al senador norteamericano Marco Rubio, y al expresidente colombiano, Álvaro Uribe.

Este dinero sería destinado al financiamiento de las nuevas acciones violentas que pretendían llevar a cabo en todo el territorio nacional para desestabilizar al Estado y cuyo afectado más severo sería el pueblo venezolano; sin embargo, la Guardia Nacional Bolivariana frustró esta entrega y detuvo a los responsables materiales.

Igualmente, Carratú Molina, en otro correo electrónico, detalla que tiene dispuestas ya para el mes de diciembre cinco células de calle, que participarán en los ataques a los abastos Bicentenario y espera, para el momento, la confirmación de la actuación de hackers que ya se habían utilizado en ataques durante el año anterior, para realizar esta vez un ataque masivo. 

Por su parte, Gámez Bustamante se comunica con Franklin Hernández, quien es conocido como un cabecilla de la desestabilización en las calles en la provincia de los Andes venezolanos para explicarle el plan que quieren llevar a cabo y así extenderlo por todo el territorio nacional.

Durante la llamada telefónica, afirma que ya las instrucciones están en manos de varias personas dirigentes de la violencia y que los saqueos en los abastos Bicentenario, Pdval, Mercal, entre otros, son indispensables para “hacer ver que es el pueblo quien está bravo”.

Otro vil engaño que planeaba el enemigo del pueblo, así como la infiltración de los estudiantes en las colas para generar la reacción de las autoridades que se encontrarían custodiando la paz.

Los objetivos de estos planes, explica Gámez Bustamante claramente durante la llamada telefónica, serían: en primero lugar, hacer salir al estudiantado, no a las calles sino a las colas para generar desestabilización violenta; en segundo lugar, hacer que esas acciones parezcan una verdadera explosión social, es decir, hacer ver que es el pueblo quien está en protesta contra la situación económica generada por ellos mismos a través de la oligarquía; y, en tercer lugar, generar la represión de las fuerzas policiales contra el pueblo para así, tener una excusa a los ojos del mundo del por qué Maduro está ordenando dichos ataques.

Así pues, se pone al descubierto este plan subversivo y conspirativo, elaborado y planificado con anticipación y alevosía por parte de los grupúsculos violentos de la ultraderecha venezolana y apoyado, sin duda alguna, por la derecha radical internacional.

(LaIguana.TV)

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