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El mayor escándalo de abusos sexuales del clero descubierto en España ha adquirido dimensiones mayúsculas al levantarse el secreto de sumario. El juez Antonio Moreno, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Granada, considera que los hechos denunciados por el joven D. R. y otras tres y otras tres presuntas víctimas, pueden constituir infracciones penales por la comisión de supuestos delitos de agresiones sexuales, abusos sexuales y exhibicionismo contra menores.

 

El juez considera como supuestos autores, cooperadores o encubridores de los citados delitos a todos los miembros del clan de los ‘Romanes’ o ‘Romanones’, que son doce (diez curas y dos seglares), como los apóstoles. Todos están imputados, incluidos los encubridores a los que protegió el mismísimo arzobispo de Granada, Javier Martínez. Como supuestos autores de los delitos contra la libertad e indemnidad sexual se encuentran cuatro miembros del grupo, tres sacerdotes diocesanos y un laico, que fueron detenidos el pasado mes de noviembres y posteriormente puestos en libertad con cargos. Los demás, siete sacerdotes y otro laico, están imputados como presuntos encubridores o cooperadores.

 

Así, el juez atribuye los supuestos delitos de agresiones sexuales, abusos y exhibicionismo, como autores o encubridores, a los curas Román Martínez Velázquez de Castro, el ‘jefe’ del grupo, expárroco de San Juan María Vianney, Francisco José Campos Martínez, exvicario judicial y, por tanto, miembro del equipo de confianza del arzobispo, Manuel Morales Morales, expárroco de Órgiva , Manuel Jiménez Jiménez, Manuel Quintana Muñoz, Juan Carlos Moreno Muñoz, Ángel Moreno Muñoz, José Jorge García Nieto, José Gabriel Flores y Vicente Rodríguez, y a los seglares Sergio Quintana Muñoz, profesor de Religión y hermano de uno de los sacerdotes y Manuel Fajardo Rodríguez.

 

MASTURBACIONES Y HUMILLACIONES

 

En el auto, el juez describe las prácticas sexuales que se desarrollaban en el chalé adquirido por el grupo de curas, en la Urbanización Los Pinillos, de Cenes de la Vega, “donde ocurrirían los hechos más graves y relevantes penalmente” y los testimonios de cuatro víctimas, entre ellas, las del primer denunciante, quien aseguró haber sufrido abusos sexuales desde los 14 hasta los 17 años. Masajes, tocamientos, masturbaciones… eran las prácticas sexuales más frecuentes. “Román, en varias ocasiones, intentó introducirle el miembro viril en el ano…”, indica el auto, que también relata cómo el líder del grupo le proponía a sus víctimas “vivir la sexualidad”. “Román, en presencia de todos los sacerdotes y los dos laicos, en el salón de tertulias de la casa de Los Pinillos… dejaba en evidencia a D. R. por no haberse corrido cuando practicaban estas masturbaciones”.

 

“El grupo de sacerdotes apoyaba a Román” ante D.R. “provocando en este un gran estado de ansiedad, llegando a sufrir amenazas verbales, en el sentido de que si no vivía la sexualidad con claridad de miras, tendría que dejar el grupo”, indica el auto al relatar los hechos.

 

POSIBLE PRESCRIPCIÓN

 

Todos los miembros del grupo se exhibían desnudos en la piscina del chalé de la Urbanización Los Pinillos, señala el juez, quien advierte de la posible prescripción de alguno de los delitos, habida cuenta del tiempo transcurrido desde que sucedieron los hechos hasta que se interpuso la denuncia, y da un plazo de diez días a las partes para que informen sobre la posible prescripción de cada uno de los hechos relatados.

 

Puede que legalmente algunos supuestos delitos hayan prescripto penalmente, pero no eclesiásticamente. Las normas de la Santa Sede obligan a actuar contra los presuntos autores de los delitos de abusos sexuales contra menores y también contra sus encubridores, normas que el arzobispo se saltó cuando decidió suspender ‘a divinis’ solo a los tres supuestos autores y defendió a los encubridores.

 

Javier Martínez no ha dicho nada sobre el auto judicial. Este martes, mientras se conocía el auto judicial, la web del Arzobispado publica que el prelado ha concelebrado esta la misa en la Residencia Santa Marta, “por invitación expresa del Papa Francisco”. En la imagen, sin embargo, el arzobispo aparece sentado, como el resto de los invitados.

 

(Público.es)