Cuadro-lucha.jpg

El luchador revolucionario Fabricio Ojeda, asesinado hace 50 años, fue un hombre que renunció a su vida y a su curul en el Congreso Nacional por luchar por la libertad y la revolución, destacó la hija del combatiente Thaís Ojeda.

 

«Fabricio renunció a su vida familiar, profesional y su curul por luchar por la revolución, tal como lo hicieron nuestros libertadores frente a una patria colonizada», expresó desde el Cementerio del Sur, en Caracas, desde donde saldrán los restos del líder revolucionario al Panteón Nacional.

 

Señaló que su padre fue asesinado «por haber tomado la decisión de combatir con las armas, como lo hace el pueblo cuando quiere conquistar la libertad y lograr una vida distinta».

 

En este sentido, llamó a la juventud a seguir los pasos del líder Fabricio Ojeda, quien inició su vida política a los 17 años.

 

Fabricio Ojeda nació el 6 de febrero de 1929 en Boconó, estado Trujillo. Su vida transcurrió entre la política, el periodismo y la lucha revolucionaria. Como joven comunista, al frente de la Junta Patriótica (conformada por el PCV, URD y jóvenes revolucionarios de AD y Copei), emprendió el combate popular contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, derrocado el 23 de enero de 1958.

 

Ojeda, quien había sido electo por voluntad popular como diputado al Congreso Nacional, en diciembre de 1958, decidió renunciar a ese cargo en junio de 1962 e irse a las montañas para combatir, junto a grupos guerrilleros, por la liberación de Venezuela.

 

El 20 de junio de 1966 fue capturado en La Guaira, estado Vargas, por el Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Sifa). Dos días después, y en muy extrañas circunstancias, apareció asesinado en su celda.

 

Los restos de Ojeda, que hasta este lunes descansan en el Cementerio General del Sur, serán trasladados al Panteón por decreto presidencial, para conmemorar los 59 años de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez.

 

(AVN)