De manera orquestada con el aparato mediático, el imperio estadounidense lanza campañas contra funcionarios venezolanos, apelando a dos temas sumamente sensibles para la comunidad internacional: el narcotráfico y el terrorismo. De esa manera esperan ablandar las audiencias-blanco y justificar luego acciones violentas contra la soberanía para apoderarse de las riquezas minerales del país. Así ve la abogada María Alejandra Díaz el reciente anuncio de sanciones contra el vicepresidente Tareck el Aisami, por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

 

Díaz, quien ha participado en las luchas de Venezuela ante los organismos internacionales de justicia, especialmente en casos que se relacionan con los medios de comunicación, advirtió que se trata de una jugada muy peligrosa, pues se asemeja mucho a las que se tomaron contra Libia, antes de invadirla.

 

La también profesora de la Universidad Bolivariana de Venezuela, moderadora del programa Leyes del pueblo (Venezolana de Televisión, viernes 7 pm) y jueza suplente de la Corte Disciplinaria Judicial, conversó con LaIguana.TV en torno a este asunto y también respecto a las medidas tomadas por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones en el caso de CNN en Español.

 

A continuación, una versión del diálogo completo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-El Departamento del Tesoro sancionó al vicepresidente Tareck el Aisami. La mentalidad cipaya de la derecha hace ver que esa decisión tiene el valor de un organismo internacional de justicia y dicen que debería renunciar o someterse a una investigación. Jurídicamente,¿qué significan esas sanciones impuestas?

 

-El Departamento del Tesoro es casi que un ente privado que regula algunas relaciones en el ámbito financiero de Estados Unidos. Tiene atribuciones para aplicar sanciones, incluso extraterritoriales. Así pasa, por ejemplo, con Cuba. El Estado cubano no puede tener cuentas ni negociar porque está vetado en el mundo entero. Eso ocurre porque el Departamento del Tesoro tiene relaciones carnales con el resto de los entes financieros mundiales, incluyendo las calificadoras de riesgo. Eso se ha convertido en una especie de mafia financiera mundial, son un poder en la sombra. En el caso del Vicepresidente, es una sanción de carácter extraterritorial. En Venezuela no tiene aplicación ni validez, pero esa orden no es para Venezuela, sino internacional. Es parecida a las sanciones no militares que le aplicaron a Gadafi a través de las Naciones Unidas. Esas sanciones incluían el congelamiento de cuentas de la familia de Gadafi y, además, las del país. No hay que olvidar que allí había 200 mil millones de dólares en fondos del Estado libio. Esa fue la primera etapa, y luego pasaron a una segunda fase, que fueron las sanciones militares. Eso es lo peligroso. Jurídicamente hablando es un derecho imperial, que pretende hacerse valer extraterritorialmente y, de hecho, lo logra porque las implicaciones que tienen no son nacionales, sino internacionales. Eso significa que este puede ser el primer paso en una escalada, como hicieron en Libia: comenzar con sanciones no militares, para luego ir a las sanciones militares. Ojalá que no sea así, pero ya tenemos antecedentes de ese comportamiento.

 

-¿Cabe esperar nuevas acciones, ya no contra individualidades, sino contra el país?

 

-Pudiera ser, en la visión que tiene el Departamento de Estado. Si alguna situación está caracterizando el movimiento geopolítico mundial es el papel fundamental que juega Venezuela. Hay gente que no lo entiende, pero cuando uno analiza el mapa de los conflictos mundiales, se da cuenta de que ese mapa tiene que analizarse acompañado de una tabla periódica, la de los elementos químicos. Generalmente, para no decir en un cien por ciento de los casos, donde hay conflictos es porque hay algún elemento de esa tabla periódica que le interesa a una transnacional, a una corporación o a un Estado que se siente con derecho de tomar para sí esos recursos naturales. En el caso de Venezuela, creo que solamente dos elementos de la tabla periódica no los tenemos en el territorio. Entonces, somos una potencial fuente de recursos para metabolizar y seguir dándole vida al capitalismo, un sistema de vida que está bastante deteriorado porque no resuelve el problema de la gente. Ya la gente está diciendo que “este sistema que nos pintan como el sueño americano, el sueño ideal, no me saca de la pobreza, no me da calidad de vida, no respeta mi calidad humana” y eso es fuente de conflicto. Por supuesto, Venezuela cumple un papel fundamental en el concierto internacional y ellos están jugando a apoderarse del país para ver cómo se reinventan.

 

-En la Guerra Fría se utilizó el argumento de la amenaza comunista. Después de la Guerra Fría se han buscado dos elementos: la droga y el terrorismo, sobre todo el terrorismo con un enfoque racial, vinculado a ciertos pueblos del mundo. Pareciera que en este caso se están utilizando ambos a la vez, pues se acusa al Vicepresidente de estar vinculado al narcotráfico y también al terrorismo, tomando como base su ascendencia siria. ¿Cómo se ve esto desde el derecho internacional?

 

-Esta avanzada ha sido diseñada a través de CNN, que puede causar un efecto directo y, además, dicta línea editorial a un conjunto de las agencias de noticias que alimentan a los medios. Hay una suerte de cartelización de la información, lo que les permite influir en la formación de opinión a través de un proceso que se denomina “agenda setting”, creación de consensos para presionar a los gobiernos o para poner un tema sobre la opinión pública mundial. Lo hacen a través de la persuasión, no te dicen directamente “esto es”, sino que propician que tú lo consultes en diversas fuentes y en todas encuentres lo mismo. Todo viene de un solo sitio, de un mismo laboratorio, pero quien no tiene tiempo para leer tanta información, asume que los medios están haciendo el papel que les corresponde. Yo creo que lo más peligroso de toda esta puesta en escena es que están utilizando esos dos temas, que son muy sensibles para la comunidad internacional. Tenemos el tema del narcotráfico, de las organizaciones criminales, de las mafias, de la criminalidad como fuente de corrupción. Hay tratados internacionales, como el Convenio de Basilea, para perseguir la obtención de fondos de manera ilícita, que congela los bienes de los países y después no los devuelve, sino que quedan en un fondo de la reina de Inglaterra… ¡es la cosa más loca del mundo, pero así funciona! El otro tema es el terrorismo porque a través del miedo se mantiene a la población desmovilizada. Además, entonces, están utilizando la combinación de los dos argumentos para satanizar a un país. Se dice que es un país cuyo vicepresidente es narcotraficante y parte de una mafia para hurtar identidades con fines terroristas… ¡Es el discurso perfecto para justificar una invasión! Eso es lo peligroso de la construcción de ese imaginario colectivo, forjado a través de los medios de comunicación.

 

-La Comisión Nacional de Telecomunicaciones aplicó una sanción a la televisora CNN. Usted ha participado en la defensa de Venezuela en instancias internacionales, en casos de medios de comunicación. ¿Qué repercusión tendrá este nuevo episodio de la confrontación?

 

-Ellos va a seguir abultando el expediente de que en Venezuela no hay libertad de expresión, que no es una democracia o que es una “democracia de baja intensidad” o una “democracia iliberal”, que son los términos que están utilizando ahora, tesis que se están manejando desde los tanques de pensamiento estadounidenses, con diversos autores. Están tratando de dar explicación al fenómeno Venezuela a través de teorías que se acuñan en esas academias. Apuntan a que en Venezuela no hay democracia, que es un Estado fallido y, por tanto, es normal que no haya libertad de expresión. Es el concepto de la libertad vista desde lo individual, no la libertad colectiva de recibir información veraz y oportuna, sino la individual, la de que “yo quiero ver lo que a mí me gusta”. La libertad es un gusto, una preferencia, no el derecho de un colectivo. El problema del ataque sistemático de los medios de comunicación, y en este caso de CNN, es que están construyendo ante la opinión pública mundial la idea de que aquí nos estamos matando o, como dice Álvaro Uribe, que en las calles de Venezuela lo que hay son ríos de sangre, que en los centros comerciales nadie compra ni vende nada y los automercados están vacíos, mientras nos estamos comiendo unos a otros. Esa es la imagen que quieren formar y cuentan para ello con la cartelización de las transnacionales mediáticas. En el caso de CNN, lo fundamental es entender que se trata de un país que decidió actuar frente al ataque sistemático de un medio de comunicación. Está claro que cualquier medio puede ser de oposición y, de hecho, 80% están en manos de sectores opositores y tienen líneas contrarias al gobierno. El problema es cuando ese mensaje atenta contra la paz ciudadana, cuando genera zozobra, incertidumbre y odio entre connacionales. Eso está proscrito por las instancias internacionales, así que yo veo bien difícil que CNN pueda justificar ante una instancia internacional que lo sacaron del aire por falta de democracia, pues cualquiera que revise el contenido de ese medio se dará cuenta de que han traspasado con creces los límites que establece las propias normas internacionales para el uso de la libertad de expresión. Lo que han hecho es abusar de ese derecho. Por eso no creo que su objetivo sea ese, más bien se van por seguir avanzando en la construcción del expediente opinático, y en algunas instancias internacionales, que les sirvan de coro para acusar una disminución de la libertad de expresión en Venezuela.

 

-¿Qué se vislumbra que venga ahora en instancias internacionales como la Comisión Interamericana y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ahora que se ha tomado esta medida contra un emblema de la comunicación hegemónica, como es CNN?

 

-Nosotros tenemos una experiencia, en 2007, cuando RCTV y Globovisión, a través de sus periodistas, demandaron al Estado venezolano por restricciones a la libertad de expresión. Realmente no salieron tan bien parados, porque estaban pidiendo entre un millón y tres millones de dólares de indemnización. Al final de cuentas, para eso es que sirve esa Corte, para conseguir indemnizaciones. No les fue bien, salvo en la segunda instancia, cuando RCTV lo intentó a través de sus accionistas y la Corte ordenó devolverle su concesión, pretendiendo obligar al Estado venezolano y desconociendo leyes internas. El Tribunal Supremo  declaró ese caso inejecutable. Así que, vuelvo y repito, creo que sería más un tema mediático, de seguir abultando el expediente de denuncias que han formulado contra Venezuela en el exterior. Hasta ahora, en la OEA, a pesar de ese fallo en la Corte Interamericana, no ha pasado a más, porque cualquiera que venga por acá se da cuenta de que en el país corre libremente la información de un lado y del otro. Lo que sí hay son excesos por parte de algunos actores mediáticos que no respetan ni siquiera las normas mínimas de convivencia y, ante eso, el Estado debe actuar para proteger a la colectividad.

 

-¿Qué posibilidad hay de que un funcionario como el vicepresidente El Aisami, señalado de esa manera internacionalmente, sea objeto de alguna medida en caso de que salga del país?

 

-Es muy probable porque el peligro de esas medidas es que la persona está señalada por un derecho extraterritorial, como sucedió con algunos funcionarios rusos, que fueron sancionados primero con medidas administrativas y, luego, a algunos de ellos se les impidió la libre movilidad. Recordamos, incluso, el caso el defensor del pueblo, Tarek William Saab, que tenía una medida parecida, a través del famoso decreto de Obama, y lo detuvieron en dos aeropuertos por tener alertas de Interpol, pues ellos, además, dominan los organismos internacionales de seguridad. No me extrañaría que eso ocurriera, pues su propósito es golpear la moral y la credibilidad de los mandos civiles y militares. Se trata de ablandar a las audiencias-blanco, como lo dicen los manuales de guerra no convencional escritos por EEUU, no lo estoy inventando yo. Para esa estrategia es importante atacar a un funcionario como Tareck el Aisami, que cuando fue ministro de Interior, Justicia y Paz pudo sanear un organismo que ninguno de los venezolanos dábamos un centavo por él: la famosa DIEX (Dirección de Identificación y Extranjería). Todo el mundo en este país había tenido al menos una novedad con ese organismo. A mí, cuando me fui a sacar la cédula, a los nueve años de edad, me la entregaron a los doce. Eso le pasaba a todo el mundo en este país. Pues bien, Tareck, a través de la persona que estuvo a cargo de lo que hoy es el SAIME (Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería), saneó esa instancia. Diseñaron una política para impedir la falsificación de las cédulas y pusieron en marcha el pasaporte biométrico, que fue un avance enorme. Qué casualidad que una semana antes de la medida contra el vicepresidente comenzaron las denuncias sobre la venta de pasaportes dentro del país, luego montan la olla de la venta de pasaportes en Irak para fines terroristas. Y el que comenzó la campaña interna fue, lo señalo con nombre y apellido, César Miguel Rondón, seguido por Nelson Bocaranda, quienes, estoy convencida, son operadores de la CIA o de cualquiera de esas agencias. No hay otra explicación. Sabiendo que nos estamos enfrentando al imperio más poderoso de todos los tiempos, no creo que haya razón para pensar que es una casualidad.

 

(Clodovaldo Hernández / [email protected])

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