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La jerarquía eclesiástica venezolana tiene unos personajes muy peculiares. Entre ellos destaca el nombre del cardenal Baltazar Porras, quien con frecuencia deja a un lado su “vocación” para asumir roles políticos y arremeter contra el Gobierno Bolivariano.

 

Aunque pueda entenderse e incluso respetarse su desacuerdo con las políticas que ejecuta la Revolución, pese a que van dirigidas al beneficio de los más desposeídos, no se puede tolerar su sadismo ante lo que constituye la muerte de seres vivientes.

 

Eso fue lo que demostró el cardenal Porras al posar muy sonriente en la plaza de toros de Mérida con una Muleta (tela de color rojo con la que el matador templa y encauza la embestida del toro).

 

(Con el Mazo Dando)

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