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Henrique Capriles Radonski ha dicho que no es un fascista, por el contrario que es católico, ya que su familia vivió el fascismo y por eso no comparte esa ideología.

Pero la mentira tiene “paticas cortas” y es que cuando Marieta Santana (conductora del programa “A puerta cerrada” que se transmitía por RCTV) invitó, por allá en los 90’s, a dos representantes de la organización Tradición Familia y Propiedad (TFP) mejor recordada como “La secta satánica”.

Dos muchachos, quienes se identificaron como: Henrique Capriles y Leopoldo López, vestidos de pantalón y chaqueta de cuero negro, con el cabello rapado, autodenominados “neo-nazis”, explicaron vehementemente, a los televidentes, su lucha en contra del marxismo, el socialismo, el comunismo, la teología de la liberación y los sectores progresistas, considerados (por esta congregación) como “contrarias al orden establecido”.

Pero ¿qué es Tradición, Familia y Propiedad?

Es una agrupación fascista de laicos católicos. Aunque nunca ha habido un pronunciamiento de la Santa Sede sobre ella, su vinculación con grupos muy conservadores de la Iglesia Católica (como el Opus Deis), donde es vista con simpatía, le ha valido el rechazo por sectores liberales y progresistas. Fundada en Sao Paulo, Brasil, el 26 de julio de 1960, por Plinio Correa de Oliveira bajo el nombre de Sociedade Brasileira de Defesa da Tradição, Família e Propriedade. El programa de la TFP, como se le conoce popularmente, está basado en la tesis del Prof. Plinio Correa de Oliveira, Revolución y Contra-Revolución, en la que este analiza la decadencia espiritual de la Civilización Cristiana Occidental, desde la Edad Media hasta nuestros días.

¿Qué es el orden establecido?

No es más que lo que se conoce como el status quo. En política como en religión hace referencia a las cosas establecidas por la autoridad superior o ente celestial. Donde todas las cosas se deben cumplir sin ser cuestionadas ni alteradas. Nadie escoge su destino, pues ya está marcado o designado. Toda ruptura o alteración del status quo es un acto revolucionario.

Nuevamente Capriles es alcanzado por su turbio pasado, esta vez su formación fascista, neo-nazi al lado de personajes como Alejandro Peña Esclusa, es una marca difícil de borrar.

 

(RNV)