lunes, 21 / 04 / 2025
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Llegó el día y Rusia no invadió Ucrania: Pérez Pirela explica guerra comunicacional de EEUU

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Este miércoles 16 de febrero, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela presentó una actualización del conflicto entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), porque el «pote de humo» lanzado por Estados Unidos para empujar a una guerra en Europa, no surtió el efecto deseado.

En su opinión, de concretarse esta tentativa, podría repetirse –acaso con más fuerza– el control estadounidense sobre el continente europeo, en aras de detener el avance de Rusia y China, que es efectivamente su objetivo ulterior.

En este marco, Pérez Pirela reconoció la habilidad del presidente ruso, Vladimir Putin, para esquivar los ataques multiformes con los que las potencias occidentales lideradas por Washington han tratado de entrampar a su país.

Para comenzar su disertación, el especialista destacó que llegó el 16 de febrero y ocurrió lo que se esperaba: a despecho de Washington y de algunos países miembros de la OTAN, Rusia no invadió Ucrania y no precisamente por nada que haya hecho Occidente para evitarlo.

A su parecer, más bien estos países hicieron todo lo contrario, pues a pesar de no contar con ninguna evidencia, altos funcionarios del gobierno estadounidense, incluyendo al presidente Joe Biden, así como otros líderes europeos, insistieron en la inminencia del ataque ruso e incluso se aprestaron a evacuar su personal diplomático de Kiev.

Más precisamente, refirió que el pasado 11 de febrero, en una entrevista concedida a la NBC, Biden aconsejó a sus compatriotas en Ucrania a abandonar el país en 48 horas, amparándose en el supuesto riesgo que correrían ante las acciones militares que Moscú ejecutaría en los próximos días.

Seguidamente, citó la pretendida justificación del gobernante: «No es como si estuviéramos tratando con una organización terrorista. Estamos lidiando con uno de los ejércitos más grandes del mundo. Es una situación muy diferente y las cosas podrían volverse locas rápidamente».

Apuntó, asimismo, que los dichos de Biden fueron enfatizados ese mismo día por el Asesor de Seguridad de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien dijo a los periodistas que Rusia podría atacar a Ucrania «en cualquier momento» antes de que concluyan los Juegos Olímpicos de Invierno.

Sin embargo, pese al alarmismo, al momento de sus declaraciones, el personal diplomático estadounidense permanecía en Ucrania y los representantes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación de Europa (OSCE, por sus siglas) también, aunque la prensa hegemónica alineada con la OTAN decía lo opuesto, matizó el filósofo.

Asimismo, refirió que aunque Sullivan subrayó la existencia de una amenaza real, tuvo que admitir que no podía garantizar que efectivamente Rusia invadiría a Ucrania, puesto que Estados Unidos no estaba «en la mente de Vladimir Putin».

«Es raro. Ahora dicen que no pueden predecir el futuro, pero la semana pasada pronosticaron incluso el número de muertos», ironizó el comunicador.

También mencionó que, entre tanto, la OTAN anunció la concentración de más contingentes militares en Polonia y desde Washington se insistió en que el Kremlin preparaba una operación de bandera falsa para incursionar en el Donbás, al este de Ucrania, controlado desde 2014 por milicias prorrusas.

A ese respecto, Pérez Pirela comentó que una de sus grandes preocupaciones es que desde la OTAN se genere un falso positivo que se haga inobviable y obligue a Rusia a ir a la guerra.

De otro lado, indicó que en el transcurso de esa misma jornada, se confirmó que Vladimir Putin y su homólogo estadounidense sostendrían una llamada telefónica el sábado 12 de febrero, en un intento por frenar la escalada.

Empero, acotó que el anuncio estuvo acompañado de acusaciones de Moscú acerca del despliegue una campaña mediática a gran escala plagada de falsas acusaciones para deteriorar la situación en Ucrania, una práctica que si bien no es nueva, superó con creces los límites conocidos durante las últimas semanas.

El mismo día –viernes 11 de febrero–, una vez concluido el encuentro del Cuarteto de Normandía –Alemania, Rusia, Ucrania y Francia–, desde el gobierno ruso denunciaron que Kiev está saboteando lo pactado en los Acuerdos de Minsk, con los que se pretendió poner fin a la guerra civil ucraniana de 2014, relató el analista.

Adicionalmente, refirió que en la misma fecha acudió a Moscú para reunirse con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, la secretaria de Asuntos Exteriores de Reino Unido, Liz Truss. Sin embargo, la conversación no produjo los frutos deseados y el diplomático eslavo la tachó de diálogo de sordos.

Para más, Truss aseguró que no reconocería nunca la soberanía de Rusia sobre las regiones de Rostov y Vorónezh, aunque de hecho forman parte de su territorio desde hace centurias y al ser increpada por el fallo, alegó una confusión.

Pero más allá de estos dislates, precisó que la funcionaria británica visitó Rusia como vocera de la OTAN para reiterar que Occidente impondrá sanciones al país eslavo, si osare a atacar militarmente a Ucrania y a continuación, procedió a citar la amenaza formulada por la diplomática: «Aún hay tiempo para que Rusia acabe con sus agresiones contra Ucrania y persiga la vía diplomática. La OTAN se expresó de manera muy clara: si esta vía no es elegida, habrá consecuencias serias».

Mientras tanto, en Londres hacían cambios legislativos para sancionar a empresas públicas o privadas que realicen negocios con Rusia, en Crimea o en el este de Ucrania, dijo concluir esta parte del recuento.

Agenda diplomática encendida antes de la no-invasión

Para Pérez Pirela, los movimientos más importantes de la crisis se sucedieron durante el fin de semana, donde la agenda diplomática entre Moscú y la OTAN no cesó.

En este orden, refirió que continuaron las negociaciones entre los ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa y Estados Unidos, al tiempo que Putin conversó telefónicamente con el presidente francés Emmanuel Macron, con quien se reunió en Moscú el 7 de febrero.

Además, apuntó que medios franceses reseñaron que tras el intercambio presidencial, Francia no encontró indicios de que Rusia estuviera preparando una agresión contra Ucrania y, antes bien, se conoció que los mandatarios acordaron continuar con el diálogo para implementar los Acuerdos de Minsk y frenar la escalada en la zona.

Con respecto a los efectos de estos falsos positivos, indicó que en el ínterin, decenas de diplomáticos occidentales abandonaron Kiev, el precio del petróleo se disparó a 95 dólares y las aseguradoras se negaron a cubrir vuelos a la capital ucraniana, a pesar de que las autoridades de ese país indicaron que no cerrarían el espacio aéreo.

Pese a la relevancia de todos estos asuntos, el también director de LaIguana.TV precisó que la atención estuvo centrada en la conversación telefónica que sostuvieran los presidentes Vladimir Putin y Joe Biden el pasado sábado sobre la crisis ucraniana.

Con base en informes de la prensa rusa consultados por él para la edición, refirió que Putin denunció nuevamente que no ha recibido respuestas adecuadas acerca de las demandas de seguridad para Europa que su gobierno presentó el pasado mes de diciembre y acusó la campaña de desinformación avanzada por la prensa occidental.

«Putin está pidiendo, negro sobre blanco, demandas de seguridad que Europa no les está dando. Lo que sí le está dando es una guerra de desinformación y amarillismo pocas veces vista», añadió.

Ya en relación con foco del encuentro rusoestadounidense, puntualizó que el presidente ruso aseveró que la escalada de tensiones es el resultado del incumplimiento de los Acuerdos de Minsk por parte de Ucrania y los países occidentales, que lejos de aminorar el conflicto, se están encargando de militarizar a su vecino.

En contraste, indicó que por su parte, Biden amenazó otra vez con actuar «de manera decisiva» si Rusia incursionara en Ucrania y voceros de su gobierno manifestaron estar «preocupados» ante la prácticamente consumada invasión rusa.

De otro lado, la supuesta inminencia de los ataques rusos y toda la histeria mediática occidental fueron nuevamente desmentidos por el presidente ucraniano, Vladimir Zelensky, cuya opinión a menudo es omitida o minimizada en la prensa pro-OTAN, pesar de ser el gobernante de la nación presuntamente amenazada.

Concretamente, Zelensky cargó contra Occidente por el pánico derivado de la guerra de desinformación, en virtud de los perjuicios que supone para su país, que para el comunicador venezolano ha devenido en «tonto útil» de esta lamentable situación.

Así las cosas, citó extensamente lo dicho por el mandatario ucraniano a los medios: «Como presidente tengo que decir la verdad a la población. Y la verdad es que tenemos diferentes informaciones. Y ahora el mejor amigo de los enemigos es el pánico en nuestro país. Y toda esta información solo ayuda al pánico y no nos ayuda a nosotros. […] No puedo decir si estoy de acuerdo o en desacuerdo [con el análisis estadounidense]. Reunimos información y la analizamos. No es tan simple y por eso no puedo dar una respuesta simple».

En continuidad con el recuento de las vertiginosas acciones que se han sucedido en los últimos tiempos, refirió que la semana inició con el anuncio de la culminación de varios de los ejercicios militares a gran escala que había emprendido Rusia y que fueron a menudo usados como pretexto para argumentar la inminencia de un ataque armado a Ucrania.

En decir del canciller Lavrov, detalló, tales decisiones no estuvieron influidas por las demandas occidentales, sino que se corresponden con una agenda independiente desarrollada por su país dentro de sus fronteras y con sus aliados.

En el mismo orden, recordó que tras una parada en Kiev, el canciller alemán, Olaf Scholz, realizó su primera visita oficial a Moscú, donde fue recibido por el presidente Vladimir Putin en una reunión que se extendió por más de tres horas.

Así, comentó que a pesar de que las partes reconocieron que tenían una postura común sobre ciertos temas, las diferencias salieron a relucir cuando se evaluó la posición de la OTAN en el conflicto del este de Ucrania, pues mientras que el germano aseguró que la alianza no impulsaba una guerra en Europa, Putin recordó que a finales del siglo XX, la OTAN bombardeó a Yugoslavia, un país europeo.

Ante esto, un Scholz visiblemente incómodo, argumentó que la situación en Yugoslavia era «distinta» porque había que impedir «un genocidio» y celebró que los países de la desmembrada nación hubieran encontrado «una perspectiva en dirección a la Unión Europea», relató el experto.

Este alegato fue ripostado por el mandatario ruso, quien señaló que en el Donbás se sucede, según sus evaluaciones, «un genocidio». Aunque no lo precisó, posiblemente se refería a los ataques que padece la población de origen ruso en Ucrania, concentrada especialmente en este del país, interpretó Pérez Pirela.

En todo caso, desde su punto de vista, lo que sí quedó claro es que pese al fracaso de todas las conversaciones precedentes, las partes apuestan a que la solución del conflicto secesionista en el Donbás se resuelva a partir de los Acuerdos de Minsk y no fuera de ellos.

En la práctica, explicó, esto implica un cese al fuego real entre el ejército ucraniano y las milicias, así como la puesta en marcha de reformas para otorgar mayor autonomía a las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk.

Para aportar otro ángulo de interpretación, refirió que en paralelo, la Duma rusa –Parlamento– solicitó a Putin que reconociera formalmente a estas repúblicas, pero horas después el Kremlin y el ministerio de Asuntos Exteriores respondieron que esto contraviene lo pactado en los Acuerdos de Minsk.

A contrapelo de la narrativa predominante, Pérez Pirela recuperó las declaraciones del portavoz presidencial Dmtri Peskov, quien advirtió que la tensión en la zona se debía más que todo a la concentración de tropas ucranianas cerca de la línea de contacto, por lo que no descartan una operación de Ucrania en el Donbás.

Como otra prueba más de la guerra sucia desplegada por la Casa Blanca, recordó que mientras esto se sucedía, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, anunciaba el traslado de su embajada en Kiev a la ciudad de Leópolis, al occidente de Ucrania, con el argumento de resguardar la seguridad de sus diplomáticos.

Según el departamento de Estado, la decisión se tomó tras largas evaluaciones, que, a su juicio, aparentemente no consideraron el retiro de las tropas rusas de la frontera común con Ucrania.

Llegó el día de la invasión, pero Rusia no invadió a Ucrania: los medios bajo la lupa

Desde el punto de vista de Miguel Ángel Pérez Pirela, aunque muchos voceros occidentales aseguraron que Rusia atacaría a Ucrania en la madrugada de este miércoles 16 de febrero, llegó el gran día y no ocurrió la tan anunciada invasión, lo que pone nuevamente bajo la lupa el rol de los medios de comunicación

En primera instancia, destacó que este ridículo –que trajo importantes consecuencias– fue claramente aprovechado desde Moscú, cuyos portavoces se aprestaron a ironizar a partir de los vaticinios bélicos no concretados de Occidente, que en su peor versión incluyeron inclusive estimaciones de las bajas que se producirían en los enfrentamientos.

Particularmente rescató lo expresado por María Zajárova, vocera del ministerio de Asuntos Exteriores Ruso, quien ironizó con la situación e instó a medios estadounidenses y británicos a publicar el cronograma de invasiones del Kremlin, para que los funcionarios pudieran «planificar las vacaciones».

Pero sarcasmos aparte, Pérez Pirela refirió en una intervención pública, Zajárova denunció el tratamiento informativo de la escalada de tensiones y acusó a los medios occidentales de azuzar una guerra entre Rusia y Ucrania.

Específicamente, detalló, la funcionaria formuló señalamientos hacia las principales cadenas y agencias de noticias, que sin rubor alguno desplegaron sus equipos en Kiev la madrugada de este miércoles, sembraron en sus audiencias la falsa expectativa de que algo grave ocurriría y avanzaron la idea de que estaban allí para revelarlo al mundo desde el mero lugar de los hechos, detalló.

A su parecer, lo sucedido en las últimas semanas concede la razón a Zajárova, pues como se muestra en un recuento realizado por la agencia rusa RT, grandes medios fallaron no solo en la fecha de la anunciada, sino que en su afán por otorgar alguna credibilidad a sus dudosos pronósticos, construyeron relatos cada vez más rocambolescos, amparándose en fórmulas de resguardo de identidad de las fuentes e «información de inteligencia».

Siempre siguiendo la esta reseña, puntualizó que la ola de desinformación arreció luego de que Bloomberg publicara un supuesto plan de invasión que contemplaba el uso de 100.000 efectivos rusos contra Ucrania.

Entonces, la agencia estadounidense citó «informes de inteligencia» y alegó que cientos de reservistas habían recibido cartas de movilización, una práctica que era común en la época soviética, pero ya no, apuntó.

Esta delirante historia fue desmentida de plano por el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien indicó que lejos de ser ciertas, estas acusaciones pretendían ser un «camuflaje» para acciones armadas por parte de Ucrania en el Donbás.

A su juicio, todavía más increíble fue la apuesta que hicieron medios como Politico, The Mirror y The Sun, además de Bloomberg, que con base en declaraciones del presidente Joe Biden, fijaron como fecha de la agresión rusa los días 15 y 16 de febrero; otros, como la cadena CNN, matizaron el pronóstico alegando que si Rusia pretendía incursionar en territorio ucraniano en tales fechas, tendría que hacer frente en el terreno al barro que producirían las inusualmente altas temperaturas previstas, aunque de todas maneras dispondría de aviones y artillería de largo alcance para cumplir su cometido.

Continuando con el recuento de tropelías mediáticas, refirió que el rotativo The New York Times protagonizó un vergonzoso episodio, al publicar en su primera plana que Rusia había evacuado su embajada en Kiev, solo para ser desmentido poco después por la cancillería rusa y The Washington Post dio un paso al frente en materia de especulación periodística y se aventuró a publicar un pronóstico bélico, según el cual Kiev caería en dos días bajo el ataque ruso, operación que se transaría con 50.000 víctimas civiles y causaría «una crisis humanitaria con cinco millones de refugiados».

Por si no bastaran las barbaries de la prensa, resaltó que a estas aventuras propagandísticas se sumó el propio gobierno británico, al publicar un comunicado en el que se sostenía, sin pruebas, que Moscú pretendía instalar un gobierno títere en Ucrania que encabezaría el exdiputado Evgeni Muráev, pese a que este tiene prohibida la entrada a Rusia.

De vuelta a los medios, indicó que el tabloide alemán Bild sumó su grano de arena a esta guerra mediática, al divulgar que Rusia pretende invadir Ucrania para conformar un Estado Unificado, del que también participaría Bielorrusia y que este martes 15 de febrero, el británico The Sun apuntó que la invasión a Ucrania era apenas el «primer paso» en las intenciones expansionistas del Kremlin, pues el supuesto plan implicaba también la conquista militar de Lituania, Letonia y Estonia «al estilo Hitler».

Para el analista, más allá de lo inverosímiles que puedan resultar tales versiones y de que la realidad haya acabado por comprobar que son falsas, para analistas como Vladimir Acosta, esta operación de terror tiene un claro autor intelectual: Estados Unidos, cuyo propósito es ocultar lo que sí está sucediendo: los países occidentales están armando a Ucrania.

Para cerrar sus reflexiones, citó algunos fragmentos del artículo de Acosta intitulado «EEUU y la crisis de Ucrania: Vladimir Acosta y su crítica a los medios de comunicación belicistas», cuya versión íntegra puede consultarse en el portal de LaIguana.TV:

«En política y diplomacia no es nuevo mentir, afirmar algo sin base, pasar propaganda como información. Y en especial EEUU es experto en hacerlo. Su facilidad para mentir es infinita y su lista de mentiras crece a diario, pero con frecuencia olvidaba que el mentiroso tiene las piernas cortas. Porque la discusión en los medios y el acceso a ellos de críticas bien fundamentadas solía poner las cosas en su sitio. Pero se alargó las piernas sacralizando sus medios, con lo que sacralizó al propio poder gobernante que es su dueño, e impidiendo el acceso de toda crítica a ellos. Convirtió sus periodistas en mercenarios del poder, receptores pasivos de su propaganda y repetidores de sus argumentos falsos o sin base.Esto es ya normal, pero aún escandaliza que convirtiera a los seguidores de sus medios en borregos que perdieron su capacidad de pensar y razonar y se tragan esa basura como si la creyesen infalible palabra divina. Así, desprecia e insulta a esa población y le manda cuanta basura produce confiando en que la devorará y repetirá como única verdad. EEUU ha fabricado así, y lo muestra a diario en el caso de Ucrania, el modelo ideal de prensa imperial capitalista: exclusiva, autoritaria, sin críticos, con periodistas mercenarios y una enorme multitud de receptores pasivos a los que convierte en bestias y trata como tales».

Ya del lado de las verdaderas pretensiones estadounidenses, en las cuales los medios solamente son un instrumento, Pérez Pirela refirió que para el pensador venezolano:

«Lo más importante sigue siendo lo referente a la tan inminente como fantasiosa invasión de Ucrania que prepararía Rusia y de la que habla a diario EEUU, que mientras sigue armando a Ucrania y acercando tropas a Rusia, le exige a esta retirar las tropas defensivas que mantiene en su propio territorio en previsión de un ataque ucraniano. Y aquí tendrían cabida varias informaciones importantes que muestran el panorama de estos días. Así, Serguéi Karagánov, alto funcionario ruso experto en política exterior, señala en un notable artículo publicado en una revista rusa, que la invasión de Ucrania sería un disparate sin sentido; que si el podrido gobierno ucraniano atacara el Donbass, Ucrania sería destruida; que sabe que EU no lucharía en Europa contra un país nuclear como Rusia; y termina añadiendo que sin las propuestas rusas sobre paz y seguridad, que EEUU y la OTAN rechazan no puede haber arreglo, y que la verdadera tarea pendiente es construir un sistema viable para la paz sobre las ruinas del actual manejado por el belicismo de EEUU y su OTAN. El artículo de Karagánov fue enviado antes a Financial Times, pero este no lo publicó ‘por falta de espacio'».

Finalmente, apuntó que para Acosta, el perdedor en toda esta disputa no es otro que Europa: «Europa es doblemente afectada por su servidumbre ante EEUU: por la escasez de gas y por la menor calidad y costo mayor del gas de esquisto. A Rusia por supuesto la afectaría también perder ese mercado, que limitaría su peso en Europa, pero menos que a esta. Y de hecho acaba de inaugurar un gigantesco gasoducto terrestre, el Fuerza de Siberia 2, capaz de cubrir toda la enorme demanda de gas que requiere China».

Para concluir, Pérez Pirela insistió en que estaba obligado a presentar esta actualización porque llegó el 16 de febrero y no hubo una invasión, como propugnó la prensa hegemónica.

Lo cierto, aseguró, es que Estados Unidos y la OTAN están apoyando a un gobierno filofascista y armando a la extrema derecha ucraniana, con tal de propiciar una guerra contra Rusia o China, pese a que estas naciones no están interesadas en semejante aventura, pues su interés es fortalecer su crecimiento económico.

Antes de cerrar la edición, invitó a la audiencia a conectarse mañana a las 7:00 pm para la edición del jueves de filosofía, en la que estará como invitada la Dra. Dra Katya Colmenares desde Ciudad de México, connotada especialista en la obra de Karl Marx, sobre la que conversará sobre el Marx que ocultó el estalinismo.

(LaIguana.TV)

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