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Efecto bumerán se hace sentir: Europa y EEUU sufren por sus propias sanciones (+Pérez Pirela) 

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Este miércoles 9 de marzo, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela continuó analizando el decurso de los acontecimientos de la guerra en Ucrania.

A este respecto indicó que continúa el avance de Rusia sobre el territorio ucraniano y según los últimos informes, el ejército local se organiza para la defensa de Kiev.

En paralelo, las sanciones contra el pueblo de Rusia son cada vez más arduas, si bien se advierte un efecto rebote en los países de la OTAN, cuyo primer signo es el incremento del precio de los combustibles.

Por ello, aseguró que aunque es cierto que Europa está entrando en la primavera, no es verdad que poseen tiempo para amainar su dependencia del gas ruso, como han sostenido algunos analistas, puesto que este es el tiempo en el que comienzan a reabastecerse los depósitos energéticos que serán utilizados en la próxima temporada invernal.

Así, refirió que desde el continente europeo se han alzado varias voces que han dejado claro que no pueden prescindir del gas ruso, pese a las presiones estadounidenses, que están por todos lados, al punto que Washington se ha permitido amenazar a China con sancionar a sus empresas, si no se pliegan a la agenda de restricciones contra Rusia.

El efecto bumerán de las sanciones

Entrando en materia, señaló que este Estados Unidos prohibió este martes las importaciones de petróleo, gas y carbón rusos, en respuesta a la operación militar de Moscú en Ucrania, según anunciara su propio presidente, aunque de momento, la decisión solo ha sido respaldada por el Reino Unido.

Según Biden, «es una decisión que cuenta con el apoyo de ambos partidos en el Congreso y, creo, de todo el país». Aunque advirtió que la decisión entrañará costos para Washington, echó toda la culpa de los efectos de las sanciones a su homólogo ruso, Vladimir Putin, señaló Pérez Pirela.

Esto último se suma a un inédito paquete de medidas coercitivas unilaterales impuesto por Occidente a Rusia, que ya deja ver importantes efectos sobre los costos de las materias primas y la energía, particularmente en Europa.

El comunicador destacó que como advirtieran expertos y han reconocido algunos gobernantes, incluyendo a Biden, esta ola de sanciones con las que se pretende castigar a Moscú, es un filo peligroso que podría arrastrar consigo a prácticamente todas las economías del Norte global, con excepción de China.

Más precisamente, relató que el presidente chino, Xi Jinping, advirtió este martes que las medidas coercitivas unilaterales impuestas por los países occidentales a Rusia «tendrán un impacto en la estabilidad de las cadenas financieras, energéticas, de transporte y de suministro mundiales» y «arrastrarán hacia abajo a la economía mundial».

Para más, aseguró en Estados Unidos hay nerviosismo porque se especula que Beijing podría anunciar que abandona el patrón dólar y que fortalecerá su propio sistema internacional de pagos, en un intento por protegerse ante eventuales sanciones occidentales.

En Europa, la fuga de capitales es una realidad. De acuerdo con estimaciones de Bank of America, en las últimas semanas los inversionistas han retirado unos 6.700 millones de dólares de los países del bloque comunitario, comentó el especialista.

Como advirtiera el mandatario chino, aún sin haberse decretado restricciones para las exportaciones de minerales y materias primas de factura rusa, la incertidumbre reinaba en las cadenas logísticas, pues numerosas empresas de transporte se niegan a trasladar mercancías del país eslavo y la inflación ya ha propinado sus primeros golpes.

En las últimas jornadas, el petróleo, el gas, el aluminio, el níquel, el cobre, el paladio y el trigo han registrado sus máximos históricos en varios años en todas las bolsas del mundo y el panorama es tan poco auspicioso que hasta el Fondo Monetario Internacional se pronunció sobre el impacto de la crisis en Ucrania y las medidas coercitivas unilaterales aplicadas a Rusia sobre la economía mundial.

En este orden, se permitió citar lo que advirtiera el organismo en un reciente informe: «Aunque la situación resulta muy inestable y el pronóstico es extremadamente difícil, las consecuencias económicas ya son muy graves (…). Aumentaron los precios de la energía y las materias primas, incluido el trigo y otros cereales, crecerá la presión inflacionaria de las brechas en las cadenas de suministro y de recuperación después de la pandemia del COVID-19».

Para dar fuerza a su argumento, indicó que este martes, la gasolina estadounidense superó los cuatro dólares por galón en todo el territorio, cifra no vista desde 2008, y se estima que el precio continúe incrementándose las próximas semanas, mientras que los precios del petróleo se han disparado a niveles no registrados desde 2012.

Concretamente, el pasado 7 de marzo, el crudo Brent del mar del Norte, marcador de precios internacionales del petróleo, sobrepasó los 130 dólares por barril, una cifra que se aproxima peligrosamente al máximo histórico de 2008, cuando computó 143 dólares por barril, puntualizó el analista.

De otro lado, refirió que expertos proyectan que si continúa el boicot contra el petróleo ruso, la situación podría empeorar todavía más. Estimaciones realizadas antes la prohibición de importaciones decretada este 8 de marzo por Estados Unidos calculaban que el crudo podría superar los 200 dólares por barril, con los consiguientes efectos sobre los costos de producción y el mercado de la energía en general.

Ahondando en este aspecto, Pérez Pirela relató que especialistas como Daniel Yegrin, vicepresidente de IHS Markit e historiador del mercado energético, vaticinan que si continúa el boicot contra el petróleo ruso, los precios podrían dispararse todavía más y podría generarse una crisis energética similar a la que aconteció en la década de 1970.

El pasado 3 de marzo en una entrevista con la cadena CNBC, Yegrin dijo que «la idea no era sancionar el petróleo y el gas por su naturaleza esencial, pero incluso antes de que lleguen las sanciones oficiales, el petróleo está siendo sancionado por las empresas privadas que no quieren recogerlo o por los puertos que no quieren recibirlo y cuanto más tiempo pase, más cadenas de suministro van a dificultar el transporte del petróleo ruso».

En el momento de expresar sus opiniones, el petróleo ruso no había sido sancionado por Estados Unidos u otros países, pero ya alertaba que Rusia exporta diariamente unos 7,5 millones de barriles de crudo y sus derivados, por lo que un repudio como el actual afecta significativamente el mercado energético.

«Esto va a ser una interrupción realmente grande en términos de logística, y la gente se peleará por los barriles», sostuvo. En su criterio, «esta es una crisis de suministro, es una crisis logística, es una crisis de pagos, y bien podría estar en la escala de la década de 1970».

«Este es un grandísimo desafío para países petroleros contra Venezuela. Por ahí un periódico de extrema derecha, ABC, dijo que estaban estudiando –los Estados Unidos– quitar las sanciones energéticas que impuso a la industria petrolera nacional», acotó el filósofo.

En todo caso, indicó, Bruno Le Marie, ministro de Economía de Francia, concuerda con este parecer. «No es exagerado decir que esta crisis energética, este ‘shock’ energético de 2022, es comparable en intensidad, en brutalidad, al ‘shock’ petrolero de 1973», dijo este martes.

La cadena estadounidense CNBC refiere que acuerdo con proyecciones de JP Morgan, «el 66% del petróleo ruso está luchando por encontrar compradores, y que los precios del crudo podrían llegar a 185 dólares a finales de año», si la situación se mantuviera.

El escenario presentado por Bank of America a The Economist es todavía más sombrío: si se interrumpiera la mayor parte de las exportaciones petroleras de Rusia, el déficit podría superar los cinco millones de barriles diarios, lo que significa que los precios podrían trepar incluso hasta los 200 dólares por barril.

Más específicamente, esta entidad financiera estima que «por cada millón de barriles que se pierden en el mercado, el precio del Brent podría subir 20 dólares por barril», puntualizó el analista, en referencia al lo reseñado por CNBC.

Presentando lo expresado desde el otro lado del tablero, destacó que desde Moscú, el viceprimer ministro Alexánder Nóvak advirtió este lunes que este rechazo al crudo ruso «tendrá consecuencias catastróficas para el mercado mundial» y aventuró que «un aumento en los precios será impredecible: más de 300 dólares por barril, si no más».

El especialista subrayó que ya los ciudadanos europeos comienzan a padecer las consecuencias de las sanciones impuestas sobre la economía rusa, pues el precio de la electricidad –que es fijado a partir de la cotización de los combustibles fósiles– se ha incrementado espectacularmente en los últimos días.

Entretanto, aunque en Bruselas barajan aplicar sanciones directas sobre los hidrocarburos rusos, la alta dependencia del gas procedente de Rusia en naciones como Alemania, Italia o República Checa o Letonia, supone un verdadero obstáculo para estas pretensiones.

En el mismo orden de ideas refirió que por su parte, la Comisión Europea avanzó que diseña un plan para disminuir su dependencia energética de Rusia durante este año, pero en cualquier caso no se trata de acciones que tendrán efecto inmediato.

En cualquier situación e incluso a pesar del anuncio de Biden y de las presiones estadounidenses sobre Europa para cercar todavía más a Rusia, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, adelantó que si su país prohibe las importaciones de gas ruso, «en un par de días» no tendrán como transportarse.

En mirada hacia China, Pérez Pirela mencionó que el ministerio de Asuntos Exteriores de ese país repudió este miércoles «la imposición de sanciones unilaterales sin base en el derecho internacional» y destacó que Beijing y Moscú «tienen buena cooperación energética».

De acuerdo con un comunicado publicado en su cuenta de Twitter, el gobierno chino aseveró que «el comercio continuará normalmente» entre los dos países, «incluyendo petróleo y gas, en el espíritu del respeto mutuo, la igualdad y el beneficio común», citó.

Para aclarar el alcance de los dichos de China, refirió que en la jornada anterior, Estados Unidos amenazó a China con sancionar a las empresas que comercien con Rusia, en virtud de la negativa del país asiático a tomar partido por Ucrania y alejarse de la posición neutral que ha mantenido desde el principio.

Fue Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, quien aseguró el martes que las compañías chinas que intentaran sortear las restricciones impuestas por su país a Rusia, se enfrentarían con acciones «devastadoras».

Para más, la funcionaria estadounidense sostuvo que «a los chinos les gusta decir que son neutrales en este conflicto», y por ello el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, «hablaron con Xi Jinping hoy mismo para persuadirlos de que la neutralidad no es una opción aquí».

El control de daños de Washington

En opinión de Miguel Ángel Pérez Pirela, sado el efecto bumerán de las medidas coercitivas unilaterales impuestas a Rusia, la Casa Blanca también han comenzado a mover fichas para paliar la prácticamente inevitable crisis del mercado energético, al punto de entablar conversaciones con países petroleros previamente sancionados por Washington, incluyendo Venezuela.

Este lunes 7 de marzo el presidente de la República, Nicolás Maduro, confirmó que el pasado 5 de marzo arribó al país en horas de la noche una delegación procedente de Estados Unidos, que fue recibida en el Palacio de Miraflores, comentó el analista.

Seguidamente, procedió a citar lo referido por el mandatario en una alocución televisada: «Tuvimos una reunión respetuosa, cordial, muy diplomática entre la delegación del gobierno de Estados Unidos y la delegación del gobierno venezolano que presido».

Aunque no compartió mayores detalles, Maduro apuntó que habían intercambiado sobre «temas de interés de Venezuela y el mundo» y confirmó que las conversaciones continuarán, sintetizó.

Agregó, asimismo, que «esta fue además una grandísima cachetada propinada por los Estados Unidos al gobierno paralelo», añadió.

Para concluir la referencia a lo dicho por el presidente venezolano, destacó que Maduro desmintió las versiones mediáticas que circularon sobre la naturaleza y el contenido del encuentro impulsadas por agencias como Reuters y The Associated Press.

Al otro lado del péndulo, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, admitió encuentros con Venezuela, Irán y Arabia Saudita para hablar de la «seguridad energética» mundial.

El también director de La Iguana.TV indicó que Psaki aseguró que representantes de su gobierno habían sostenido «reuniones separadas» en Caracas, Riad y Teherán sobre temas de «seguridad energética» y suministro de petróleo.

En aquel momento, la funcionaria puntualizó que «por el momento, el presidente no ha tomado ninguna decisión sobre la prohibición de las importaciones de petróleo de Rusia. Estas discusiones están en curso internamente, así como con nuestros colegas y socios en Europa y en todo el mundo», si bien este martes, Biden anunció las temidas restricciones a las importaciones de hidrocarburos rusos.

La vocera indicó que Estados Unidos intenta al mismo tiempo «castigar a Putin» y tomar «todas las medidas necesarias para limitar el impacto en los precios de la gasolina».

Una noticia de tal calibre hubo de generar reacciones y Pérez Pirela recuperó algunas de las de rechazo, que provinieron de países aliados de la Casa Blanca como Colombia y Canadá.

En primera instancia se refirió a lo expresado por Francisco «Pacho» Santos, exembajador de Colombia en Estados Unidos, quien manifestó su descontento por el encuentro de los agentes estadounidenses con el gobierno de Venezuela y dijo que además estaba «decepcionado» y «triste».

«Esto tiene que llevar a replantear muchas cosas, porque Estados Unidos finalmente lo que nos mostró es que es capaz de dejar a Colombia colgado en la brocha en cualquier momento por cualquier interés», sostuvo el diplomático una entrevista.

Santos fue tan lejos como para asegurar que su país valía «cero» frente al presidente estadounidense, Joe Biden, el consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan y el secretario de Estado, Antony Blinken, a pesar de que era «un aliado fundamental».

Seguidamente recuperó lo dicho por el mandatario neogranadino, Iván Duque, quien se sumó al rechazo del diplomático y en una entrevista con Reuters expresó que la Casa Blanca «tendría que reflexionar» sobre ese tema.

Además, señaló que: «Estados Unidos ha tenido una posición sobre esto [que] hemos compartido, que es llamar a las cosas por su nombre. Y ese gobierno –el de Venezuela– es una dictadura».

Pero Colombia no fue el único país que protestó este acercamiento entre el gobierno venezolano y la administración Biden, pues Sonya Savage, ministra de Energía de la región de Alberta en Canadá dijo a Reuters: «Nosotros somos la solución, no Venezuela y otros países», en referencia a la inminente crisis energética, puntualizó el experto.

Savage argumentó que «Alberta es hogar de la tercera reserva de petróleo más grande. Alberta es la respuesta a la seguridad energética de Estados Unidos, con reducciones de emisiones reales, confiables… y justo al lado de Estados Unidos».

Internamente, la decisión de reunirse con Maduro también le valió críticas al presidente estadounidense por parte de los sectores más comprometidos con la imposición de sanciones y de la salida por la fuerza del Gobierno Bolivariano, como es el caso del senador republicano Marco Rubio.

Sobre esto mencionó que este martes 8 de marzo, el senador republicano Marco Rubio nuevamente cuestionó al gobierno de Joe Biden tras el contacto que sostuvo una delegación estadounidense de alto nivel con el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, e integrantes de su equipo ministerial.

«Estados Unidos no necesita una sola gota de petróleo de Maduro, podemos producir más que suficiente aquí, si Biden lo permitiera», manifestó en su cuenta de Twitter.También acusó al inquilino de la Casa Blanca de «estar rodeado de izquierdistas» que vieron en la crisis energética la oportunidad para retomar contactos con Caracas y «traicionar» a la oposición extremista de Venezuela, sintetizó el experto.

Crisis humanitaria a gran escala

Pasando a otro tema de extrema importancia, Pérez Pirela señaló que como cabía esperar, la guerra en Ucrania ha exacerbado la crisis humanitaria, que en pocos días pasó de estar concentrada en las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en los últimos ocho años, a extenderse por buena parte del territorio ucraniano.

Según cifras de las Naciones Unidas consultadas a propósito de la investigación para la edición, desde el inicio de la operación militar especial de Rusia y hasta el pasado 5 de marzo habían abandonado Ucrania unos 1,5 millones de personas, lo que representa «la crisis de refugiados de más rápido crecimiento en Europa desde la II Guerra Mundial».

De estos, el 57 % (885.303 personas) se refugió en la vecina Polonia, al tiempo que Hungría acogió a 169.053. Eslovaquia recibió a 113.967 desplazados, Moldavia a 84.067, Rumania a 71.640, Rusia 53.300 y Bielorrusia 406, mientras que el resto se desplazó hacia otros países europeos, detalló.

«A las diversas crisis humanitarias que generó la pandemia, ahora se suma esta nueva crisis en suelo ucraniano», enfatizó el analista.

El comunicador destacó que estos datos anteceden a la habilitación de corredores humanitarios para el desalojo de grandes ciudades anunciada por Rusia desde el pasado fin de semana y excluyen a los cientos de miles de personas que se desplazaron desde el Donbás hacia Rusia antes del inicio formal de las hostilidades.

Dijo, asimismo, que en un primer balance, las autoridades rusas aseveraron que Kiev solamente autorizó una de las ocho rutas de evacuación presentadas por Moscú, a pesar de que unos 2,5 millones de personas solicitaron su evacuación hacia ese país.

De acuerdo con la versión del Kremlin, el gobierno del presidente Volodímir Zelenski ordenó a los alcaldes que impidieran la salida de civiles hacia Rusia, una instrucción que estarían llevando a cabo en el terreno grupos nacionalistas armados, según aseguran afectados.

Por su parte, Kiev tachó como «inaceptables» las rutas definidas por Rusia para evacuar a la población civil a través de corredores humanitarios.

«Nuestra gente no irá de Ivankov, Dymer, Vyshgorod [en la región de Kiev], de cerca de Kiev a Bielorrusia, para luego volar a Rusia en aviones», citó las palabras que pronunciara este lunes la viceprimera ministra ucraniana, Irina Vereshuk. «Esta es una opción inaceptable para la apertura de corredores humanitarios», aseveró.

Xenofobia desatada en varios niveles

Un último aspecto de la guerra en Ucrania comentado por Pérez Pirela es la xenofobia desatada en Occidente y que tiene al menos dos niveles: la que padecen las personas no blancas –silenciadas por la prensa hegemónica– y la rusofobia, aupada abiertamente desde Occidente.

Así las cosas, subrayó que a pesar de los grandilocuentes discursos europeos y estadounidenses de respaldo a la población ucraniana desplazada por causa de la guerra y que contrastan con su inflexible postura con la migración procedente de países del Sur global, en el terreno, el racismo y la xenofobia hacia personas no blancas se hicieron presentes desde el primer día.

La situación es tan seria que Incluso autoridades como el primer ministro de Bulgaria, Karin Petkov, se sumó a las voces de la xenofobia racializada, al indicar que los ucranianos no eran como otros refugiados a los que estaban «acostumbrados» sino europeos.

Refirió, asimismo, que los medios de comunicación occidentales también han hecho lo propio en la difusión de noticias desde ciudades ucranianas o desde las fronteras de Ucrania con países europeos, pues algunos periodistas han exaltado las características físicas y socioeconómicas de los ciudadanos ucranianos frente a las de los desplazados de otros países atacados por la OTAN como Irak, Siria o Afganistán que intentan ingresar a la Unión Europea.

«Es de una tristeza tan grande este racismo, esta xenofobia 2.0», reflexionó.

Pérez Pirela mencionó que la otra faz de la xenofobia la han vivido los rusos, pues desde Occidente se han impulsado campañas propagandísticas ya no de rechazo al gobierno del presidente Vladimir Putin y a su decisión de incursionar militarmente en Ucrania, sino a todo lo ruso en general, incluyendo a la ciudadanía de a pie.

En los últimos días, los ataques rusofóbicos se han intensificado y se han concretado un conjunto de restricciones y vetos hacia lo ruso, que abarcan incluso al deporte, las artes o la culinaria, pero que en su peor expresión se ha traducido en exclusiones y rechazo hacia los ciudadanos de Rusia que residen en el extranjero.

«Esto es Europa, la Europa bien pensante que quiere dar clases de democracia; esto es Estados Unidos, país que se quiere erigir como ejemplo. Como todo racismo es estúpido», apuntó el filósofo.

Para concluir, informó que aún a pesar de este complejo panorama, las partes continúan en conversaciones para poner fin al conflicto. Este lunes, las delegaciones de Kiev y Moscú se vieron las caras por tercera vez en la frontera entre Polonia y Bielorrusia y si bien no se arribó a ningún acuerdo, se confirmó que habrá una cuarta reunión, cuya fecha y lugar aún no han sido precisados.

Antes de despedir la transmisión, invitó a la audiencia a sintonizar mañana la edición del jueves de filosofía, a las 7:00 pm (hora de Venezuela), donde estará como invitado el intelectual argentino Atilio Borón, quien presentará una perspectiva histórica del conflicto en Ucrania.

(LaIguana.TV)

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