EEUU, la UE y varios otros países impusieron sanciones y controles a las exportaciones hacia Rusia en respuesta a la operación militar especial en Ucrania que comenzó el 24 de febrero. Pero resulta que ellos mismos cayeron víctimas de sus propios castigos.
En particular, la prohibición de las importaciones de petróleo, gas natural y carbón rusos hizo disparar los precios de la gasolina y del combustible para calefacción en EEUU. Por su parte, las cadenas de tiendas y restaurantes que optaron por abandonar el país sufren pérdidas multimillonarias.
También cabe recordar que hay ciertos bienes rusos de los que Occidente no puede prescindir, como fertilizantes minerales.
Rusia, a su vez, afirma que las sanciones económicas no se traducirán en una situación de desabastecimiento, pues tiene previsto reorientar el mercado y colaborar con los países amigos.
(Sputnik)