lunes, 21 / 04 / 2025
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¿La era pospandemia está beneficiando a la industria petrolera venezolana? (+Cara a Cara)

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En opinión del ingeniero e investigador Jonny Hidalgo, no solamente es importante preguntarse si es viable reactivar la producción de la industria petrolera venezolana, golpeada por una combinación de medidas coercitivas unilaterales y declive derivado de manejos inapropiados, sino fundamentalmente para qué, de cara al nuevo orden geopolítico que se está construyendo.

«Hemos jugado un papel de proveedores confiables y seguros de hidrocarburos a las potencias occidentales, es como el rol que nos dieron desde comienzos del siglo XX. Si decimos ‘vamos a recuperar esa producción’, ¿para qué? ¿Para seguir cumpliendo ese rol que nos han impuesto como país? Esa sería la pregunta», manifestó en una entrevista concedida al periodista Clodovaldo Hernández para su espacio Cara a Cara de LaIguana.TV.

Hidalgo admite que a pesar de las coerciones estadounidenses, en este momento convergen un conjunto de situaciones que podrían redundar en beneficios para la industria del crudo, que pasan por la extensión de licencias de compañías dedicadas a la exploración y producción de petróleo en el país, el incremento de los precios de los hidrocarburos producto de la crisis en Ucrania y el efecto pospandemia.

«Yo creo que la industria comienza a estar en un mejor momento que en el que ha estado desde el año 2016, al menos», indicó.

¿Venezuela participa en la construcción del nuevo orden mundial?

El especialista apunta que la guerra económica emprendida por las potencias occidentales contra Rusia tiene alcance global y afecta a otras naciones como Venezuela o Bielorrusia.

Sin embargo, el panorama no es del todo claro y conviene interrogarse no solo si Venezuela participa o no en esa pugna, sino desde qué posición. «¿Desde la identidad del ser rentista? Y ser petrolero y ser rentista, ¿entonces significa ser un proveedor seguro de hidrocarburos?», puntualiza, no sin antes advertir que los combustibles fósiles «son insustituibles», aunque desde ciertas narrativas se asegure que se pueden reemplazar.

Pese a lo dicho, Jonny Hidalgo sostiene que hace más de década y media, Venezuela entró de lleno en la construcción de otras alternativas geopolíticas que hicieran frente a las diseñadas por el orden unipolar, cuyo arranque más evidente fue la derrota del Tratado de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en 2005.

«El ALCA estaba acompañado de la Iniciativa Energética Hemisférica, que era un planteamiento de integración energética continental. Al salir del ALCA y plantear el ALBA, se plantea Petroamérica. Al tratar desde allí, desde lo energético, configurar un bloque geopolítico regional, que es latinocaribeño, entonces estás participando en la creación de un nuevo orden», argumentó.

Empero, matizó que desde ese momento ocurrieron «muchas cosas» que pusieron en pausa algunas de estas iniciativas, entre las que destacó la reducción de la producción de la producción petrolera, las medidas coercitivas unilaterales, la vuelta de los gobiernos derechistas en la región y el fallecimiento del presidente Hugo Chávez, que lideraba la mayor parte de estas apuestas.

«En esa nueva situación, lo que se tiene que discutir, lo que supongo que se discute en muchos escenarios es cómo mantener el propósito de la consolidación de ese bloque», especuló.

Venezuela no es un país petrolero ni rentista

A contrapelo de lo que se sostiene, Hidalgo asevera categóricamente que «Venezuela no es un país petrolero» sino «un país con petróleo», pues «el petróleo no nos identifica como nación, no define nuestra identidad nacional».

Alega, asimismo, que la catalogación del país como una nación rentista «es una continuación de la difamación que todo conquistador ejecuta sobre el colonizado», que se ha perpetuado hasta nuestros días y que resumidamente podría sintetizarse en la noción de que se trata de un pueblo que no trabaja y «vive de lo que, por suerte, sale de su territorio; es gente floja que no trabaja’. Pero resulta que la riqueza la produce el trabajo, entonces, la renta y la riqueza las produce el trabajo», arguye.

A su parecer, el fundamento del Estado rentista desapareció en 1975, cuando se nacionalizó el petróleo, pues hasta ese momento «podríamos decir que había una renta que pagaba la concesionaria» al Estado. «Y no existió más renta porque el Estado no se tenía que pagar renta a sí mismo».

Empero, el experto advierte que este cambio jurídico no se tradujo en un cambio en la manera como operaba la industria petrolera bajo el régimen concesional, pues «el Estado creó empresas de estilo privado, tipo sociedad anónima, que eran las que le pagaban renta al propio Estado».

«Una vez que sé que no soy petrolero y una vez que sé que no soy rentista, la pregunta es: ¿Qué soy? Porque en ‘qué soy’ están mis potencialidades, está la forma en que yo construyo una interpretación de la realidad pero está también la forma en cómo construyo la realidad», añade.

Hidalgo subraya de manera particular que el orden creado por el régimen de concesiones no ha cesado y que la legislación venezolana incluso contiene inquietantes ventanas que han garantizado su perpetuación, incluso a nivel constitucional, en el artículo 303. 

«Lo que pasa es que los expertos lo que dicen es que el problema de ese artículo es que permite la privatización de las filiales. No, ese no es el problema. Si tú dices eso, ¿cómo le explicas a los chinos que ya no vas a tener una empresa mixta con ellos? Ese no es el problema. El problema es que te dice que entrada que reservas acciones. Y si tú reservas acciones, estás forzando que la industria se maneje con industrias de carácter privado, siendo del Estado. Eso te remite al Código de Comercio», alerta.

Aunque es consciente que la Carta Magna está a la cabeza del estamento jurídico, señala que la ley de 1943 que regulaba el régimen de concesiones estuvo vigente hasta 2001, 26 años después de la nacionalización petrolera y otro tanto sucede con instrumentos como los Códigos, que apenas han sido modificados desde inicios del siglo XX. 

«Si la ley del 43 regulaba concesiones y dijiste ‘no más concesiones’ en el 75 y nacionalizaste, ¿por qué mantuviste vigente la ley del 43? Se mantiene vigente porque el orden se mantuvo y al mantener el orden, las relaciones de poder no cambiaron», interpreta.

Extractivismo cognitivo y más allá

Del mismo tenor son las advertencias de Jonny Hidalgo en relación con la soberanía cognitiva de nuestra industria petrolera. «Conocer de verdad sobre la industria petrolera es conocer sobre el orden que está en ella y ese orden para nosotros es oculto. Y si es oculto el orden, hay oculto entonces el conocimiento que se le asocia», expone.

Más específicamente, lo que considera que son las «cinco fuentes de poder para cualquier organización» –recursos, habilidades, conocimientos, prerrogativas legales y relaciones personales, están concentrados en «pocas manos» aunque resultan «insustituibles y esenciales para la operación».

«El conocimiento clave de la industria queda en empresas que prestan servicios afuera y ellas monopolizan eso a nivel mundial. Entonces, si se quiere mantener el orden que se ha mantenido desde la época de las concesiones, mantener ese orden implica mantener ciertas relaciones de poder y esos poderes evitan que los conocimientos queden fuera del país», detalla.

No conforme con esto, Hidalgo denuncia un plan estructurado de captación de profesionales pertenecientes a la estatal Petróleos de Venezuela por parte de agentes extranjeros. 

En sus dichos, «incluso antes de la cuarentena ya se estaba haciendo un trabajo desde afuera para captar personal de Pdvsa y sacarlo. Sacaban a cualquier personal. Son cosas que poco se analizan, pero digamos, luego que ocurren, se culpa al gobierno (…), pero en realidad hay una operación que está ocurriendo para quitar capacidad técnica de Pdvsa y hay que tener cuidado con eso».

Tampoco parece cooperar mucho en la soberanía tecnológica y cognitiva que la infraestructura de la industria petrolera venezolana apenas haya sufrido cambios en los últimos 50 años.

A su parecer, aunque es importante prolongar la vida útil de las refinerías ya existentes, el gobierno nacional falló al no construir las tres refinerías y otras infraestructuras asociadas al sector que anunció el presidente Chávez, pues ello ha limitado el desarrollo de la industria de los derivados del petróleo.

«Aguas abajo, el desarrollo no es mucho. Tienes que llegar al nivel de petroquímica. Ser una potencia petrolera implica ser una potencia petroquímica, pero eso tampoco ha cambiado mucho», sentenció.

(LaIguana.TV)

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