lunes, 21 / 04 / 2025
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Todo lo que ocultan de la realidad política en Ecuador, con Lasso como presidente: Fernando Casado

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Ecuador está sacudido por una avalancha de protestas en las que miles de personas, principalmente pertenecientes a los pueblos originarios, reclaman al gobierno de Guillermo Lasso mejores condiciones de vida, pero este, lejos de atender sus demandas, ha respondido a los cierres de vías y a las multitudinarias manifestaciones con represión y encarcelamientos.

Para analizar este tema, convenientemente ocultado o minimizado en la prensa hegemónica, el periodista Clodovaldo Hernández conversó en su programa Cara a Cara con el comunicador y analista político español Fernando Casado, profesor de la Universidad Técnica de Manabí.

Regresan las protestas antineoliberales

Casado explicó que estas protestas antineoliberales que sacuden al Ecuador han sido silenciadas en la gran prensa porque el gobierno de Guillermo Lasso es «amigo» de esos poderes y considerado un aliado de «Occidente», al punto que es de los poquísimos que aún insiste en reconocer a Juan Guaidó como «presidente interino» de Venezuela.

Así las cosas, lo que sucede en el país andino es un levantamiento popular contra del programa neoliberal de Lasso, dirigido por líderes indígenas y apoyado por los estudiantes, cuyas demandas se han sintetizado en un pliego de 10 puntos.

A su parecer, este estallido, que ha adoptado el nombre de Paro Nacional, es la consecuencia de diversos factores, entre los que destacó la gran cantidad de promesas incumplidas por el gobernante –que acumula un desgaste inusitado, aunque apenas tiene un año en el cargo–, un deterioro acelerado de las condiciones de vida pese al alza de los precios del crudo y un incremento exponencial de la violencia.

Sobre este punto, el especialista precisó que en este momento, Ecuador es un territorio que se disputan cárteles del narcotráfico para trasegar importantes volúmenes de la droga que se produce en Colombia, lo que ha ocasionado que la criminalidad pasara de 5,2 muertes por cada 100.000 habitantes a 14 muertes por cada 100.000 habitantes en apenas cinco años, pero con particular énfasis en los últimos tres.

De este modo, en su opinión, en líneas generales podría decirse que el rechazo hacia Lasso –y con ello, la emergencia de las protestas– se explica porque el deterioro de los estándares sociales y de la seguridad ha sido muy violento y todo el mundo los ha padecido.

Los entretelones de la victoria de Lasso

Interpelado por Hernández acerca de la responsabilidad del movimiento indígena y del pueblo pobre ecuatoriano en la victoria de Lasso, el comunicador matizó que en gran medida podría decirse que Lasso está en el poder por la acción o la omisión de los documentos indígenas

Para sustentar su parecer, señaló que para él no está descartada la hipótesis de que Yaku Pérez, representante del movimiento indigenista Pachakutik –al que calificó como «el más sifrino e institucional»– haya sido el verdadero contendor del candidato del correísmo, Andrés Arauz, visto que la diferencia de votos entre él y el actual mandatario fue de unos pocos votos.

Fernando Casado no dudó en valorar a Pérez como un producto de mercadotecnia, pero al mismo tiempo indicó que en lugares donde el indigenismo es fuerte, no contó con suficientes testigos electorales que refrendaran los resultados.

De otro lado recordó que en algunas ocasiones, el acérrimo anticorreísmo dio lugar a que muchos prefirieran apoyar a «un candidato de extrema derecha bancaria» antes que apostar por Arauz y destacó que no era la primera vez que sucedía, pues en los comicios de 2017, cuando el abanderado de las fuerzas correístas era Lenín Moreno, el movimiento indígena inclinó la balanza hacia las otras opciones.

En esta oportunidad, además se sumó que el movimiento indígena apostó por el voto blanco y el voto nulo, lo que a la postre perjudicó a Arauz, quien paradójicamente había pasado al balotaje con una ventaja de 12 puntos.

El analista puntualizó que en el presente, esas relaciones entre el correísmo y un sector importante de Pachakutik se han suavizado y han logrado conformar una mayoría en la Asamblea Nacional a partir de las coincidencias en su agenda social.

Las protestas actuales son una continuación de las de 2019

El académico español sostiene que las protestas sociales aglutinadas bajo el significante Paro Nacional son la expresión de un proceso de lucha continuado del movimiento indígena respaldado por muchos otros sectores de la sociedad ecuatoriana, que en un lustro ha padecido un deterioro sustancial de sus condiciones de vida.

En ese orden recordó que las demandas que se presentan en el pliego, son las mismas que desencadenaron las protestas de octubre de 2019, que fueron duramente reprimidas, ocasionando al menos 10 muertos en igual número de días, cientos de heridos e incluso fueron calificados como crímenes de lesa humanidad por la Defensoría del Pueblo de Ecuador.

Entonces, continuó relatando, el detonante fue la liberalización de los precios del combustible y las manifestaciones consiguieron que la medida se suspendiera hasta que comenzó la reactivación económica tras el punto más alto de la pandemia, lo que ocasionó que los ingresos de los ecuatorianos sufran mermas constantes puesto que los precios del combustible se incrementan cada semana.

Por lo antes dicho, concluyó que las protestas de hoy son una continuación de las de 2019, que se vieron interrumpidas por la pandemia, aunque no se trata exactamente de la misma situación, puesto que no solo han empeorado todos los indicadores sociales sino que el movimiento indígena ha madurado en relación con la manera como ha presentado el conflicto.

¿Se activará un referéndum revocatorio contra Guillermo Lasso?

Casado comentó que si bien la idea de activar un referéndum revocatorio contra Lasso ha cobrado fuerza, cuando se intentó apelar a ese mecanismo en el mandato de su antecesor, Lenín Moreno, hubo trabas y filtros institucionales que impidieron que la iniciativa se concretara.

A este respecto refirió que aunque la Carta Magna ecuatoriana estipula que debe recolectarse un porcentaje de firmas menor al que estipula la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela –no precisó, pero indicó que oscila entre 10 % y 15 % del padrón electoral–, en la práctica, organismos como el Consejo Nacional Electoral de ese país se han encargado de «engavetar» el procedimiento, porque «les es muy fácil obstaculizar el proceso».

Asimismo, puntualizó que esta iniciativa discurre por un camino distinto al Paro Nacional y no necesariamente comparte sus objetivos.

El ‘lawfare’ toma cuerpo en Ecuador

Desde la perspectiva de Fernando Casado, el ‘lawfare’ en Ecuador se ha manifestado de dos formas distintas: como un proceso de politización de la justicia y como la judicialización de la política.

En el primer caso, explicó, jueces identificados abiertamente con una parcialidad, se encargan de instruir causas penales con escaso o ningún fundamento contra personajes a los que adversa el Ejecutivo, mientras que en el otro se elevan a los tribunales conflictos entre y dentro de los poderes, aún cuando existen procedimientos claramente establecidos para solucionar esos ‘impasses’.

Para ilustrar refirió que en virtud reacomodos de fuerzas dentro de la Asamblea Nacional, la anterior presidenta, que perdería su posición tras las nuevas alianzas, elevó su causa al Poder Judicial, aunque se trata de un procedimiento interno en el que la justicia no tenía nada que opinar.

En la misma línea –y con el propósito de ejemplificar el modo de operación de la judicialización de la política– mencionó los casos del expresidente Rafael Correa (en el exilio), el de su vicepresidente (encarcelado) y el del defensor del pueblo que instaló una Comisión de la Verdad que calificó la represión contra los manifestantes de 2019 como crímenes de lesa humanidad, también apresado.

A esto agregó que Interpol se ha negado a activar las alertas rojas solicitadas por el «régimen» de Lenín Moreno en contra de personas que se han visto forzadas a huir, porque ha determinado que podrían tratarse de casos en los que se cometerían violaciones a los derechos humanos o que estarían políticamente motivados.

Comentó, asimismo, que como parte del ‘lawfare’, el correísmo no se pudo presentar a las elecciones con su propia tolda política, pues cada vez que trataba de presentarse ante el CNE, les perseguían o vetaban los candidatos y fue esa la razón por la que Andrés Arauz, quien estaba en México cursando estudios doctorales y no tenía ningún procedimiento judicial abierto, fue seleccionado como el abanderado presidencial.

Para dimensionar el alcance de esta persecución, puntualizó que aunque no existían procesos jurídicos contra Arauz, eso impidió que se intentara obstaculizar su postulación por todas las vías disponibles y cuando todo eso falló, se insistiera en el bombardeo mediático contra el correísmo, al que se presentaba invariablemente como sinónimo de corrupción.

Empero, a su parecer, estas tácticas no surtieron todo el efecto que el anticorreísmo perseguía, pues en la primera vuelta electoral, uno de cada tres ecuatorianos respaldó al abanderado de esa fuerza política, que a la fecha sigue siendo la más importante, la más orgánica y la mejor organizada de Ecuador.

Casado subrayó que «es una situación grave, que ni la mediática internacional ni los organismos multilaterales de la región reseñan» y que, a su parecer, tampoco sorprende que no lo hagan, porque instancias como la Organización de Estados Americanos «se hacen de la vista gorda» cuando no se trata de gobiernos o personas que se oponen a las políticas neoliberales.

¿Quién es Leonidas Iza?

Al ser consultado por Clodovaldo Hernández sobre la figura de Leonidas Iza y su papel en el Paro Nacional que se desarrolla en Ecuador, Fernando Casado aseveró que «sin dudas» era el líder del levantamiento, pero tiene una trayectoria dilatada en las luchas indígenas.

A ese respecto refirió que es uno de los líderes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, aunque alcanzó notoriedad cuando en una mesa de negociación interpeló frente a las cámaras al gobierno de Moreno con un ejemplo de lo que implica el neoliberalismo.

El académico agregó que Iza tiene un bagaje histórico sólido, es mariateguista, ha escrito cosas que merecen ser leídas y además le disputó la candidatura presidencial a Yaku Pérez, aunque luego la coalición Pachakutik lo dejó por fuera.

Desde su punto de vista, esto ocurrió porque «la propia élite de Pachakutik lo ve como una amenaza». En cualquier caso, destacó que Iza no es una figura menor dentro del movimiento indígena, pues ese conflicto con la cúpula de Pachakutik perjudicó el arranque de la campaña presidencial de Pérez en 2021.

Como muestra de su peso comentó que Yaku Pérez está en una suerte de «ostracismo», mientras que Iza está en lo de siempre: en el trabajo con la base, en el vínculo con los indígenas.

Se trata de «un personaje interesante al que los medios de comunicación se han dedicado a demonizar».

Por otro lado, indicó que el líder indígena mantiene malas relaciones con el correísmo, aunque Iza ha visitado Bolivia y ha mostrado cercanía con el expresidente Evo Morales, quien se solidarizó con él públicamente cuando el gobierno de Lasso lo detuvo.

Casado indicó que Iza percibe al correísmo como uno de los enemigos del pueblo, una perspectiva que el analista de medios considera como «un gran error», pues es el tiempo en que tales asperezas deben ser limadas en aras de derrotar al enemigo real: el neoliberalismo.

No obstante matizó que en el último tiempo Leonidas Iza ha suavizado un poco el discurso, pero a esto le han antecedido declaraciones muy duras que han acabado por dividir los esfuerzos.

Al otro lado del péndulo, apuntó que aunque el gobierno del expresidente Rafael Correa privilegió a los indígenas en sus políticas públicas, pero sí hubo falta de diálogo político con sus líderes y acaso también un trato desdeñoso que luego derivó en conflictos, a lo que sumó fallos en el manejo de las políticas relacionadas con la minería.

¿Habrá «Plan Colombia» en Ecuador?

Fernando Casado aspira que al gobierno de Guillermo Lasso «no le dé tiempo» de echar a andar una política de seguridad similar al Plan Colombia, que ha presentado como la única alternativa del país para enfrentar al narcotráfico y sus efectos.

Sin embargo, admite que desde que Lasso asumió el poder, se ha producido un viraje «absoluto hacia posturas proclives a Estados Unidos», lo que ha hecho de Ecuador la segunda mejor cabeza de playa de la administración Biden en América del Sur, superada solo por Colombia.

Por ello advierte que si bien no han logrado reactivarse las bases militares de Washington en el territorio ecuatoriano, sí son apreciables movimientos en enclaves estratégicos como el archipiélago de las Galápagos, por donde, en sus dichos, transita el 17 % de la cocaína que se produce en Colombia.

Esto converge también con la incapacidad del gobierno para ofrecer seguridad, pues a pesar de decretar Estado de excepción, no ha logrado disminuir la criminalidad, algo que favorece en alguna medida la tesis de que solo un plan agresivo y con intervención estadounidense permitiría solventar el problema.

«Sería muy grave que se concretara ese Plan Colombia, sería desastroso para el país porque vendría acompañado de la restitución y creación de nuevas bases militares», enfatizó.

Los oligopolios mediáticos ecuatorianos

El especialista español considera que si bien es claro que en Ecuador existe una hegemonía mediática controlada por unas siete familias, la situación no es tan grave como en Colombia, en donde solo dos magnates son dueños de los principales medios de comunicación del país.

Empero, recordó que aunque la Constitución ecuatoriana aprobada en 2008 impide que banqueros sean propietarios de los medios de comunicación, en la práctica ha sido muy cuesta arriba hacer cumplir esa disposición, pues ni cuando el correísmo gozaba de hegemonía logró éxitos esa materia.

Tan complejo fue el conflicto que los potentados lograron extender el período de gracia que se les había otorgado para vender los medios que poseían y la Ley de Comunicaciones apenas logró sancionarse en 2011 –con múltiples fallos– y entró en vigor dos años después.

Entretanto, las oligarquías consiguieron hacer ventas ficticias y continúan controlando de facto las telecomunicaciones de Ecuador, lo que ha favorecido que en este momento solo haya un relato, pues medios públicos y privados dicen exactamente lo mismo.

Así, desapareció el contrapeso que ejercían los medios públicos –devenidos en gobiernistas– de los tiempos de Rafael Correa frente a la narrativa hegemónica y apenas subsiste una pequeña resistencia de la mano de unos pocos periodistas críticos y medios alternativos.

Sin embargo, en la coyuntura también hay matices y los conflictos entre las élites a veces dejan saldos positivos para la mayoría. En ese orden comentó que Teleamazonas, uno de los canales más importantes del país, ahora tiene una línea crítica con Lasso, pero no por solidaridad popular sino porque el banquero dueño de la televisora se sintió defraudado porque el gobernante no ha cumplido con las promesas que le hizo a su casta.

¿Qué pasará en Ecuador tras el Paro Nacional?

Para concluir la conversación, Clodovaldo Hernández preguntó al académico acerca del futuro de Ecuador, de cara a este Paro Nacional en curso y vista la naturaleza de sus demandas.

Sobre esto, Casado fue prudente al no formular ningún vaticinio, pero aseguró que «a Correa lo echan de menos hasta los más fachos», pues si se mira atrás, la decadencia es de tal magnitud, que ni los opositores más conspicuos al expresidente pueden negar que con él se vivía mejor.

No obstante advirtió que esto no significa su regreso al poder –pues resulta improbable que se desarticulen todos los casos judiciales en su contra–, pero lo que sí ve muy factible es que un candidato del correísmo gane elecciones, porque es la fuerza política más organizada y más viva de todo Ecuador.

(LaIguana.TV)

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