El coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, ha declarado este lunes en una rueda de prensa en la Casa Blanca que el eventual viaje de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a Taiwán no puede servir como pretexto para Pekín para lanzar un ataque contra la isla.
«Nuestras acciones no son amenazadoras y no abren nuevos caminos. Nada de esta posible visita […] cambiará el status quo. El mundo debería rechazar cualquier esfuerzo de la República Popular China para hacerlo. No morderemos el anzuelo. […] No nos dejaremos intimidar», enfatizó el alto cargo. En este sentido, aseguró que EE.UU. continuará operando en los mares y los cielos de la región del Pacífico Occidental.
Según Kirby, China podría dar una serie de pasos en torno a Taiwán en los próximos días, incluidas provocaciones militares. Entre las posibles medidas de Pekín, figuran lanzamientos de misiles hacia el estrecho de Taiwán, una incursión masiva en la zona de defensa aérea de la isla, ensayos militares o reclamaciones legales sobre el estrecho, entre otras.
El alto funcionario aseguró que Washington seguirá brindando su apoyo a Taiwán, aunque insistió en que esto no implica que la Casa Blanca renuncie al principio de una sola China y reconozca la independencia de la isla.
La visita de Pelosi a Taipéi avivaría las tensiones con Pekín, que se opone a cualquier contacto oficial con las autoridades de Taiwán e insiste en que cualquier negociación con la isla que pase por encima del Gobierno central viola el principio clave de su política de una sola China y las disposiciones de los tres comunicados conjuntos entre China y EE.UU.
Por su parte, Washington no reconoce a Taiwán, que se autogobierna con una administración propia, como un país independiente, aunque mantiene una política de ambigüedad estratégica hacia la isla, reservándose el derecho a mantener relaciones especiales con Taipéi que, en su opinión, toma sus propias decisiones.
Entretanto, Taiwán se muestra firme en su determinación de defender su «modo de vida democrático», al tiempo que Pekín reitera su discurso de la «reunificación» con el «errante que acabará volviendo a casa».
(RT)