El acto de terrorismo industrial contra los gasoductos rusos en el mar Báltico, que ocurrieron luego de los referendos en las regiones de Ucrania que quieren sumarse a la Federación Rusa han dado mayor velocidad a la tendencia hacia una confrontación entre potencias nucleares, que amenaza la existencia misma del planeta.
El grave planteamiento lo hizo el filósofo y comunicador político Miguel Ángel Pérez Pirela, en una nueva emisión de su programa Desde Donde Sea, en la que analizó los más recientes acontecimientos geopolíticos y concluyó que, sin ánimos amarillistas o alarmistas, “el mundo se encuentra hoy más que nunca ante un inminente peligro de guerra nuclear”.
“Hace tiempo que existe el peligro, pero ahora este avanza a más velocidad”, dijo, luego de presentar una extensa investigación acerca de la autoría de los atentados contra las tuberías submarinas en una zona controlada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), muy lejos del territorio ruso. “Todo parece indicar que el delito le conviene a Estados Unidos y, además, el presidente Joe Biden, había prometido en febrero pasado que acabaría con los gasoductos rusos. Ahora Rusia le está preguntando si fue que cumplió con su amenaza”.
Comentó Pérez Pirela que la prensa y la propaganda occidentales están sospechosamente casi en silencio, sin darle el relieve que merecen estas voladuras “porque es claro que detrás de todo está la OTAN y por tanto, Estados Unidos”.
Tensión en aumento
La tensión entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no ha hecho más que incrementarse en las últimas jornadas. El detonante aparente fueron los referendos de adhesión a Rusia que se celebraron en las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, así como en las regiones ucranianas de Jersón y Zaporizhia.
Haciendo un paréntesis obligado sobre este punto, el moderador reportó una noticia de última hora, publicada por LaIguana.TV: Putin firmó decretos que reconocen la independencia de Jersón y Zaporizhia.
Según este despacho de última hora, Rusia reconoce la independencia de las regiones de Zaporiyia y Jersón, según lo establecen los decretos firmados por el presidente del país euroasiático, Vladímir Putin.
Los documentos han sido publicados por el Kremlin días después de que se celebraran referendos en estas zonas, donde la mayoría de la población votó a favor de adherirse a la Federación de Rusia.
A esto se suma que el pasado lunes, autoridades de Suecia y Dinamarca reportaron fugas en los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 en aguas del mar Báltico, muy lejos de las fronteras rusas y en vísperas de la entrada en funcionamiento de otro ducto capaz de llevar gas a Polonia desde Noruega.
Presentó dos caricaturas del Iguanazo, de Iván Lira. En la primera, un hombre aparece encadenado a un gigantesco grillete que tiene el letrero de “Deuda por armas”. La leyenda dice: “El arma más mortífera que van a enfrentar los ucranianos es la deuda”. En la segunda, un gran oso, representativo de Rusia, está echado y en calma, pero la OTAN lo puya con un palo. La leyenda dice: “Occidente sigue provocando”.
El largo brazo de EEUU alcanza a los gasoductos rusos
La noche del pasado 26 de septiembre (hora local), autoridades de Suecia y Dinamarca reportaron una fuga masiva de gas en las tuberías de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en aguas internacionales del muy estratégico mar Báltico.
Estocolmo y Copenhague emitieron alertas de navegación marítima y aérea debido al alto riesgo de incendio presente en la zona del derrame y aseveraron que las investigaciones solo podrán iniciarse una vez las tuberías queden completamente vacías, cosa que según sus estimaciones, ocurrirá en unos 14 días.
“Atacaron directamente a Rusia y sus intereses. Pero el daño ecológico para el planeta se escapa de vista. El país o los países que protagonizaron este acto de terrorismo han perpetrado uno de los peores ecocidios de la historia”, enfatizó Pérez Pirela.
A lo anterior conviene sumar que organismos de vigilancia sísmica de los dos países nórdicos comunicaron que se habían producido movimientos telúricos en el área del escape consistentes con dos explosiones submarinas. Suecia precisó que una de ellas equivalía a la detonación de 100 kilos de dinamita.
Por su lado, el operador del ducto, Nord Stream AG, indicó que se trata de un suceso «sin precedentes» y puntualizó que por ese mismo motivo, no era capaz de ofrecer plazos de reparación creíbles.
Como se recordará, a inicios de septiembre, la estatal Gazprom detuvo completamente el tránsito de gas hacia Alemania a través del Nord Stream 1, tras detectar una fuga de aceite imposible de subsanar sin el concurso de la empresa alemana Siemens, que no ha cumplido con sus contratos de mantenimiento por causa de las sanciones contra Rusia.
“¿A quién le conviene?, se preguntaría un detective: Todo apunta a Estados Unidos. No se entiende cómo Rusia tendría algo que ganar al volar sus propios gasoductos”, acotó el presentador del programa.
Las primeras indagaciones concluyeron que hubo afectaciones en tres puntos diferentes de los gasoductos suficientemente separados entre sí como para descartar que se tratase de un mismo evento, dato que ha servido para que cobre fuerza la tesis de un sabotaje perpetrado por manos hasta ahora desconocidas.
Este 29 de septiembre, la Guardia Costera de Dinamarca comunicó sobre un cuarto punto de fuga en su zona económica exclusiva.
Por su parte, el Kremlin confirmó una caída abrupta en la presión de las dos tuberías y adelantó que haría su propia investigación, sin descartar de antemano ninguna hipótesis.
El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, declaró que para su gobierno esta acción representa una amenaza para la seguridad energética de Europa y este miércoles añadió que Moscú investigará el incidente como un acto de terrorismo internacional.
Para añadir más tensión, el excanciller polaco y actual diputado del Parlamento europeo, Radoslaw Sikorski, agradeció en Twitter a Estados Unidos por el daño en los gasoductos.
«Como decimos en polaco, una pequeña cosa, pero mucha alegría», reza parte del mensaje publicado por el político, que fue cuestionado desde Rusia por la portavoz de la Cancillería, María Zajárova.
Las expresiones del eurodiputado polaco hicieron que rápidamente muchos dedos comenzaran a apuntar a la Casa Blanca.
¿Biden cumplió su amenaza?
En primera instancia, hubo quien recordó las amenazas de impedir el funcionamiento del Nord Stream 2 formuladas por el mismísimo presidente estadounidense, Joe Biden, el pasado 7 de febrero, en el caso de que Rusia decidiera incursionar militarmente en el este de Ucrania y con independencia de los perjuicios causados a Alemania.
Más allá de las declaraciones, que perfectamente podrían catalogarse de bravuconerías, han salido a la luz datos inquietantes sobre la presencia de barcos de flotas de la OTAN en las proximidades del lugar donde se reportaron las fallas.
En un hilo de Twitter, el usuario @Dvdzov –según su perfil, es comunicador y militante comunista asentado en América Latina– enumeró un conjunto de «coincidencias» que hacen pensar que el largo brazo de la OTAN, con Washington a la cabeza, es la mano detrás del incidente.
Entre las pesquisas que aporta este investigador digital no mencionadas previamente destacan operaciones conjuntas del Reino Unido y Estados Unidos en el área del evento; la inauguración del gasoducto ‘Baltic Pipe’ entre Noruega y Polonia; así como la disposición de Washington a proveer de gas a Europa tras las fugas en el Nord Stream 1.
Huelga recordar que tras la paralización del Nord Stream 1 por razones de mantenimiento, el presidente Vladímir Putin ofreció gas a Alemania a través del Nord Stream 2, que antes de los sucesos del lunes se encontraba listo para iniciar operaciones y solo esperaba por la autorización de Berlín.
“¿A ustedes les queda todavía alguna duda de quién voló los gasoductos?”, preguntó Pérez Pirela a su audiencia.
Citó comentarios formulados por Putin desde el Foro Económico Oriental, en los que aseveró que la puesta en marcha del gasoducto podía terminar con la crisis energética europea y subrayó que si Bruselas así lo decidiera, podría entrar en funcionamiento al día siguiente.
Entonces, el mandatario no dejó mencionar que el principal beneficiado con esta situación es Estados Unidos, que ahora puede vender gas licuado a las naciones europeas al triple del precio.
“Queda claro que a Rusia le convenía tener sus dos gasoductos listos para vender a Alemania gas barato. Por eso este ataque es contra Rusia, pero también contra Alemania, que ahora verá irse a pique su economía a pique”, subrayó el moderador.
En el mismo espíritu inquisidor de @Dvdzov, el periodista argentino Bruno Sgarzini publicó en su sitio web una pesquisa en la que se presentan detalles que permiten concluir sin atisbo de duda que el interés estadounidense por cortar la dependencia energética de Europa con Rusia es un asunto de muy larga data y que en la última década se han dado pasos concretos para lograrlo.
Así, Sgarzini refiere que tras la Revolución Naranja promovida por Estados Unidos en Ucrania durante 2005, el Kremlin comprendió que su vecino pronto dejaría de ser un territorio confiable para trasladar el gas y aceleró la construcción del Nord Stream en el Báltico.
A este proyecto sumó un segundo ramal –el South Stream– que trasladaría gas desde el sur de Rusia hasta Italia pasando por el Mar Negro, Bulgaria, Serbia, Hungría y Eslovenia.
Posteriormente, Merkel y Putin suscribieron un segundo acuerdo para que Gazprom y un conjunto de empresas alemanas desarrollaran una tubería paralela al Nord Stream en el Báltico, terreno de añejas disputas de la OTAN, primero con la Unión Soviética y ahora con Rusia.
El golpe de Estado de 2014 en Ucrania y el reintegro de Crimea a la Federación Rusa a través de un referendo no reconocido por Occidente, fue la excusa que esgrimió el gobierno de Donald Trump para imponer severas sanciones que supusieron la suspensión de la construcción del South Stream y ya apuntaban contra el Nord Stream 2.
“Estados Unidos sancionó a empresas de sus aliados europeos por la construcción de estos gasoductos. Quienes van a pagar los platos rotos son los pueblos europeos”, puntualizó el conductor del espacio.
Otros antecedentes
Al mencionar otros hechos destacados previos a las voladuras, dijo que el entonces presidente Donald Trump firmó sanciones de Estados Unidos contra las compañías que construían el gasoducto entre Rusia y Alemania, que según el Congreso podría dar al Kremlin una influencia peligrosa sobre los aliados europeos.
Las sanciones, a las que se opone la Unión Europea, se incluyeron en un extenso proyecto de ley de gastos de defensa para el año fiscal 2020 y alcanza a compañías que construyen el ducto Nord Stream 2 en el Mar Báltico», reseñó en aquel momento AFP.
En ese mismo año, la exsecretaria de Estado Condoleezza Rice, admitía que Europa tenía «un problema» al depender de los hidrocarburos rusos, frente a lo cual la solución estadounidense pasaba por frenar a Putin y conquistar el mercado energético europeo. “Es un plan de muchos años pensado y aplicado hasta sus mínimos detalles”.
Rice clamaba entonces por sanciones «más serias» contra Rusia que en algún punto alcanzaran el crudo y el gas. En su opinión, el objetivo sería aprovechar la vulnerabilidad de la economía rusa, altamente dependiente de la exportación de hidrocarburos y minerales, para hundirla.
Reconocía, asimismo, que la Casa Blanca llevaba mucho tiempo intentando convencer a sus socios de la necesidad de construir oleoductos y gasoductos que no atravesaran ni Ucrania ni Rusia, criterio que cumple el recién inaugurado Baltic Pipe.
De vuelta al presente, es preciso recordar que a pocas horas de comunicarse las fugas en los dos ramales del gasoducto Nord Stream, los gobiernos de Suecia y Dinamarca adelantaron que lo sucedido se correspondía con una acción de sabotaje, al tiempo que desde la Unión Europea prometieron una respuesta «dura», de comprobarse que había sido el caso.
“Ellos no tienen que comprobar nada, saben muy bien qué pasó allí”, opinón Pérez Pirela.
A contrapelo de toda la evidencia disponible, aunque sin mencionarlo directamente, con estas declaraciones Bruselas acusaba veladamente a Rusia de ser responsable del ataque, bajo la premisa de que Moscú usa el preciado hidrocarburo como mecanismo de chantaje contra sus adversarios.
Mientras esto se sucedía, el primer ministro de Polonia, Matteuz Morawiecki anunciaba en la ceremonia de inauguración del Baltic Pipe el fin de la hegemonía del gas ruso en Europa. “Son eventos paralelos: las explosiones y la inauguración”.
Tales dichos colmaron la paciencia del Kremlin, que por un lado subrayó que Estados Unidos era el claro beneficiario de estas averías potencialmente permanentes y por otro, se permitió exigir a Biden que aclarara si había cumplido con su amenaza de inutilizar el gasoducto Nord Stream 2.
«El presidente estadounidense, Joe Biden, está obligado a responder a la pregunta de si Estados Unidos llevó a cabo su amenaza el 25 y 26 de septiembre de 2022″, escribió en su canal de Telegram la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova.
La vocera recordó que «la declaración de intenciones estaba respaldada por una promesa» y aseguró que «uno tiene que responsabilizarse de sus palabras». «No entender lo que se dice no exime de responsabilidad. ¡Europa debe saber la verdad!», concluyó.
“Le dijo a Biden que no piensa por su cuenta, que solo dice lo que le hacen decir”, interpretó el filósofo y comunicador.
La mañana de este jueves, Zajárova dijo a un medio local que los incidentes habían ocurrido en una zona que está «bajo el control de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos» y tachó de «ridículas» y «falsas» las declaraciones del secretario de Estado Antony Blinken, en las que expresó que nadie se beneficia con los daños que sufrió el Nord Stream.
Sobre esta premisa y a modo de ilustración, el periodista estadounidense Tucker Carlson analizó para Fox News los efectos de algunas respuestas rusas sobre las economías occidentales. En el peor caso, sostiene que podría desatarse la III Guerra Mundial.
Pese a la gravedad de los hechos, Rusia no ha anunciado acciones recíprocas en contra de los responsables, pero bien podría hacerlo y causar graves afectaciones. “Es el problema de la guerra: cuando comienza a escalar, no hay quién lo detiene”, advirtió Pérez Pirela.
(LaIguana.TV)