¿Qué es el sueño para un filósofo? ¿Cuál concepto defiende Miguel Pérez Pirela? La respuesta se bifurca entre dos contextos: el real y el onírico. “¿Acaso el sueño es una realidad que podemos palpar, o es transparente, efímera o fantasmal?”, pregunta el escritor. Pese a esa contradicción, si de algo está seguro es de la conexión que existe entre despertar y renacer; dormir y hacerse esclavo del letargo.
En los sueños y su semejanza con la vida y la muerte se adentra el segundo tema del fonograma Filosófica, otra apuesta de Manuel Barrios y Miguel Pérez Pirela por llevar esa conjunción entre la música y la filosofía a los oídos de los venezolanos y caribeños. El álbum partió, precisamente, de un sueño entre dos amigos que aman la flexibilidad de matices del saxo y su timbre penetrante, dulce y sensual.
Si bien el saxo soprano tiene un lugar clave en “El sueño”, segundo tema de la producción fonográfica, la intención de Manuel Barrios fue conseguir un balance entre todos los instrumentos que intervienen, como mismo sucede en los sueños donde todos los elementos se conjugan de forma hipnótica para mantener al ser humano en un periodo de inconsciencia. “Básicamente quería que la orquestación se moviera como los sueños”, explica el músico.
La apuesta es certera y le ofrece a este tema singularidad con respecto a los otros: un compás de 6×4 para regular el ritmo musical, poco usado en la música latinoamericana. Esa ruptura y la existencia de varios acordes, sugerida a partir de la línea melódica del piano, atrapó a Barrios, porque lo principal era conseguir una atmósfera hipnótica que acompañara a las frases declamadas por Pérez Pirela.
“‘El sueño’ tiene una conexión especial con el mundo árabe, los mandalas y la cultura africana. Eso permite trabajar el tema y que se entienda la importancia de los sueños. Traté de buscar un equilibrio entre las cuerdas y la línea del bajo, paralela a la del ostinato del piano, y así en algunos momentos cambia a acordes cuartales y se convierte en jazz”, refiere Barrios.
Carlos González en el piano, Livio Arias en el contrabajo, Marcelo Inostroza en la batería, Felipe Blanco en las tumbadoras, bongó y güiro, Yanet Trejo en el violín y María José Romero en el violonchelo complementan los arreglos de Barrios quien se encarga de la flauta, el saxo soprano y saxo tenor.
El solo de saxo en “El sueño” dialoga con las cuerdas, y estas, a su vez, con los instrumentos de percusión, y la melodía toma el protagonismo. En el mismo nivel está la letra de la canción, uno de los temas más complejos del disco según Pérez Pirela. “La hipótesis que se plantea es que cada vez que vamos a dormir estamos haciendo una apuesta por despertar y no es siempre así. Dormir es morir por esas horas y, de alguna forma, despertar es resucitar. Como dijera Jean-Paul Sartre: nuestra libertad se construye nuevamente todos los días”.
Me lo imaginé como una balsa en el antiguo Egipto─ agrega el escritor venezolano─ donde se colocaba a la persona que acababa de morir e iba lentamente por el río Nilo en esa transición simbólica entre la vida y la muerte, el aquí y el más allá.
El tema también habla del insomnio o el regalo de la tranquilidad que se recibe cuando se duerme. Para Pérez Pirela “el sueño es una atmósfera de sosiego y el despertar un electrochoque que te devuelve a la vida”.
El trabajo de Manuel Barrios y Miguel Pérez Pirela en “Filosófica” fue evolucionando progresivamente al punto de que la letra se ha ido haciendo más música y la música, más letra. Los dos elementos poco a poco se han complementado y convertido en una sola cosa. Los temas presentados hasta ahora dan fe del éxito de la moneda lanzada al azar por ambos creadores.
Se eligieron dentro de la filosofía los temas más íntimos al ser humano y luego fusionaron la letra y la música hasta que se convirtieron en un solo ente. “El desafío era no hacer un libro de versos filosóficos con fondo musical, ni tampoco un álbum de música donde se insertaran las letras. Por eso el proceso creativo lo hicimos a cuatro manos”, añade el escritor. “Miguel está comprometido con cada verbo y coma, y para mí es fundamental que los acordes y el ritmo complementen, apoyen y, sobre todo, exploten el potencial de esas palabras”, dice, por su parte, Barrios.
El disco es una locura compartida. Compromiso. Hermandad. No es una amalgama, ni una mezcla entre poesía, filosofía y música. Es una identidad, que también podría ser la identidad del Caribe. Recrear un universo infinito a partir de un motivo musical breve. Ahí, sin dudas, radica el éxito de Filosófica.
(Thalía Fuentes Puebla, La Habana / LaIguana.TV)