Las élites de Estados Unidos saben que han perdido su gravitación mundial a manos de potencias emergentes y por eso se vuelven con especial virulencia sobre América Latina, cuyos recursos naturales y mercados consideran propios, advirtió el analista Atilio Borón, en conversación con Miguel Ángel Pérez Pirela.
“El documento de estrategia de seguridad nacional, que los presidentes de Estados Unidos deben presentar ante el Congreso al inicio de sus mandatos, por primera vez en la historia dedica a América Latina su apartado más amplio. Dicen que es el área que tiene el mayor impacto directo sobre el bienestar de Estados Unidos. Y eso lo vemos a partir del hiperactivismo, de la actitud hiperquinética de la señora Laura Richardson, la generala que dirige el Comando Sur. Ella recorre la región como un terrateniente por su campo. Ha hecho declaraciones muy importantes. Esta semana compareció ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado y planteó la amenaza que representan Cuba, Venezuela y Nicaragua, así como los gobernantes de otras naciones que se dejan seducir por los cantos de sirena de los dirigentes de estos tres países insumisos. Está muy preocupada por la ampliación de los BRICS, con la posible incorporación de Argentina y por los avances de las relaciones económicas de China con los países de América Latina”, comentó el intelectual, hablando desde Buenos Aires.
Borón alertó sobre una frase que acuñó la generala Richardson, que es “nuestro vecindario”. Indicó que la oficial no habla del patio trasero ni del hemisferio occidental. “Ella dice que Estados Unidos ha convivido en este vecindario pacífica y armónicamente durante más de 200 años y debemos seguir así y tenemos que impedir que vengan intrusos a apropiarse de nuestros recursos en los que nuestro vecindario es riquísimo. Ella dice ‘nuestros recursos’, asumiendo que los va a administrar el Comando Sur o el gobierno de Estados Unidos”.
Insistió en que la pérdida de poder de Estados Unidos se ha hecho notoria con la guerra en Ucrania. “Las sanciones económicas de Estados Unidos contra Rusia no han sido acompañadas por la mayoría de los países del mundo. Hablan de invasión y hacen declaraciones, pero no apoyan sus sanciones”, subrayó.
El cuadro político interno de EEUU
En su participación en el programa Desde donde sea, Borón analizó la situación específica del Partido Demócrata, actualmente en el poder, que perdió el control de la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre, aunque el resultado no fue tan catastrófico como se esperaba.
“Conserva al Senado que está partido en dos, pero desempata la vicepresidenta Kamala Harris. Eso ha debilitado a Biden y además, su propio partido no está convencido de lanzarlo a la reelección en 2024. Es evidente que está enfermo, tiene un principio de Alzheimer que lo hace perderse en conversaciones o en los jardines de la Casa Blanca. La dificultad adicional es que Harris es un personaje sumamente impopular en Estados Unidos, lo que hace inviable una transición ordenada de Biden a Harris, como alguna vez se había previsto”, dijo.
Señaló que ya la campaña presidencial está en marcha. Donald Trump está lanzado y también Ron DeSantis, al que calificó como “un personaje detestable, peor que Trump, porque es un empleado de la mafia cubana-venezolana de Florida y ha dicho que quiere hacer del estado un paraíso para todas las fuerzas de derecha de América Latina”.
Respondiendo a una pregunta de Pérez Pirela sobre el cuadro que enfrenta Estados Unidos en América Latina en lo que se ha perfilado como una segunda ola de gobiernos progresistas, Borón señaló que la superpotencia no esperaba que México entrara en esta onda. “Luego ganó Alberto Fernández en Argentina que, aunque con sus matices, no deja de ser un gobierno menos alineado a Estados Unidos y por eso le están apretando las clavijas; volvió Lula en Brasil; en Chile ganó Boric, que ha hecho un gobierno ambivalente, pero al menos se rompió la inercia de los últimos años; en Honduras volvió el partido de Mel Zelaya, a través de su esposa; hay una rebelión en la islas del Caribe con personajes muy interesantes, como Ralph Goncalves –enumeró-. Estados Unidos está maniobrando para revertir esta tendencia, para recuperar el poder en Argentina; para condicionar a Lula; para aplicarle el lawfare a Petro en Colombia, y contra las reformas tributarias en Chile. Hoy en día el imperio no solo tiene militares, sino también jueces, fiscales, periodistas, académicos y todo ese ensamble puede coartar las mejores intenciones de hacer de cualquier gobierno. La batalla no está perdida porque hay factores internacionales a favor, como por ejemplo China, en su papel comercial, como inversionista es de enorme importancia para atemperar las pretensiones de Estados Unidos”.
El caso Bukele
Pérez Pirela interpeló a Borón sobre el caso de Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, al que presentó como una figura contradictoria que puede ser un gran peligro para la marcha de los movimientos progresistas en América Latina y generar la tentación de imitar sus procederes.
“No estoy muy al tanto y no quisiera actuar como un aficionado al hablar de un tema que desconozco. Solo puedo decir que las maras son un problema de una gravedad excepcional en El Salvador. No es simplemente la delincuencia que existe en otros países. Es mucho más complicada y organizada. Ese fenómeno surgió en Estados Unidos, en el sur de California. Cuando llega al poder por vía electoral el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, con Salvador Sánchez Cerén, lo que hace Barack Obama, en un gesto de infamia infinita, fue ordenar la liberación de todos los presos que pertenecían a esas bandas. Eran gente que estaba presa por asesinato, tortura, secuestro, violación, robo; les limpiaron el prontuario y los mandaron de vuelta a El Salvador. El gobierno no podía negarles la entrada porque eran ciudadanos salvadoreños. De inmediato se disparó la criminalidad a niveles nunca vistos. La gente estaba aterrorizada. Con esa sola medida, Estados Unidos logró bloquear todas las iniciativas que podía haber tomado el gobierno del FMLN. Bukele, que es un tipo impredecible y difícil de calificar, toma una decisión muy drástica, que es meterlos a todos presos, violando todos los principios de los derechos humanos. Pero en El Salvador las opiniones están muy divididas. La gente de izquierda, aunque está escandalizada, dicen que si bien la solución no les gusta, esos delincuentes no podían seguir en las calles. Mientras tanto, la gente de derecha aplaude la medida y recomiendan que los maten a todos. Eso explica la popularidad de Bukele, en un contexto internacional en el que la mano dura genera muchos apoyos. Él da una respuesta a eso y se ha mantenido firme y habrá que ver el balance. Personalmente no estoy de acuerdo, pero insisto en que es un fenómeno novedoso en la política latinoamericana”, expresó Borón.
(LaIguana.TV)