La revelación de documentos estadounidenses podría indicar lo que realmente está pasando en la guerra y quién, de verdad, está ganando la guerra, y esos datos contradicen abiertamente las versiones que se nos quiere vender, de que Ucrania está a punto de triunfar, lo que casi con toda seguridad es pura propaganda de guerra y una absoluta falsedad.
El planteamiento fue formulado por Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea, que esta vez estuvo dedicado a varios de los más candentes temas del acontecer internacional, incluyendo el de la divulgación no autorizada de documentos secretos del Pentágono.
La publicación en las redes sociales de más de 100 de estos presuntos papeles confidenciales del estamento militar estadounidense y algunas de sus oficinas asociadas, trajo consigo abundantes revelaciones sobre la implicación directa de Washington en la guerra de Ucrania, sus planes contra China y sus acciones chantajistas sobre países aliados, por citar solamente los que han acaparado la mayor atención mediática.
Aclaró que es necesario calificar los documentos como “presuntos” porque según algunos analistas, es posible que la filtración sea falsa, una operación de contrainformación.
La filtración de estos informes clasificados, algunos de los cuales aparecen fechados apenas hace un mes y medio atrás, ha obligado a Washington a explicar, matizar, manifestar preocupación por lo sucedido, reconocer un fallo en sus sistemas de seguridad e iniciar una investigación para dar con los responsables.
Grandes medios como The New York Times, The Washington Post o BBC se han encargado de difundir ante el gran público los detalles del contenido filtrado, aunque ello signifique abandonar el frecuente papel de caja de resonancia de la propaganda occidental, cuyo caso más evidente es sin dudas la guerra en Ucrania.
El escándalo de la filtración de documentos secretos en EEUU
Mostró el titular de LaIguana.TV, que reza: “NYT: Se filtran en las redes más de 100 documentos secretos de EEUU sobre Ucrania, China y Medio Oriente”.
La nota indica que el pasado 7 de abril, The New York Times anunció en la primera página de su edición impresa que en diversas redes sociales circulaban más de 100 documentos con supuestos secretos de seguridad nacional de los Estados Unidos.
De acuerdo con el medio, analistas habrían determinado que en Twitter y otras plataformas circulaban informes calificados como «Secret/No form», es decir, con veto para los extranjeros.
Siempre siguiendo lo expresado por el Times, los especialistas calificaron la filtración como «enormemente perjudicial», porque además de contener documentos sobre el estatus de la guerra en Ucrania, también incluye detalles sobre China, las operaciones de Washington en Medio Oriente y el Indo-Pacífico, así como respecto al terrorismo.
En las primeras de cambio, analistas militares consideraron que lo sucedido dejaba en evidencia un fallo importante en las políticas de seguridad del Pentágono, que además tendría amplia resonancia en la estrategia planteada por los mandos estadounidenses para desarrollar la muy anunciada contraofensiva de primavera en Ucrania.
“En este momento, la guerra parece estar en un punto de suspenso, esperando por iniciar una ofensiva (a cargo de Rusia) y una contraofensiva (por Ucrania) dentro de algunos días, cuando las temperaturas suban”, precisó.
También, y de manera precipitada, la necesidad de buscar un culpable hizo que los dedos y titulares apuntaran a la inteligencia rusa como autora de la filtración. “Bueno, Estados Unidos siempre que necesita un culpable, señala a Rusia, a China, a Irán o a Venezuela”, comentó el moderador.
Sin embargo, la evidencia que circula en redes sociales permite colegir, al menos de momento, que el responsable es alguien de dentro de Estados Unidos, particularmente si se considera que las primeras imágenes de los documentos secretos aparecieron en una plataforma que congrega a aficionados a los videojuegos, en lugar de ir a parar a canales de noticias o redacciones de medios influyentes.
Trascendió asimismo que este incidente coincidió con una investigación en curso sobre otra filtración que describía el estado del Ejército ucraniano y los planes de la OTAN, con Estados Unidos a la cabeza, para reforzarlo y mejorar su capacidad de combate.
Más allá de esto, este primer informe de The New York Times apunta que la difusión masiva de estos más de 100 documentos secretos fue recibida con escepticismo en Moscú y Kiev.
Funcionarios ucranianos y «algunos periodistas rusos» han puesto en tela de juicio la veracidad de los reportes, al punto de calificar la filtración como una operación de desinformación a gran escala.
De acuerdo con esta posición, el objetivo terminal de la operación sería afectar el resultado de la contraofensiva de Ucrania en el Donbás, que según el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, tendrá lugar en las próximas semanas.
“Diga lo que diga Blinken, esta contraofensiva será en mayo, cuando haya temperaturas más cálidas”, insistió Pérez Pirela.
En cualquier caso, el hecho de que la historia haya salido a la luz pública a través de medios estadounidenses con alcance casi global, obligó a la administración Biden a ofrecer explicaciones a través del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby.
Amén de manifestar «preocupación» por lo sucedido y decir que los documentos «no merecen ser del dominio público», Kirby aseguró que el Pentágono estaba tomando medidas, mientras que el Departamento de Justicia había iniciado una investigación penal para localizar y sancionar a los culpables.
Varias jornadas más tarde, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, precisó que los documentos están fechados entre el 28 de febrero el 1 de marzo, al tiempo que advirtió que no dejaría piedra sin mover hasta descubrir al autor material.
Desconfianza en los sistemas
Por encima de las especulaciones sobre la autenticidad de las informaciones contenidas en los documentos filtrados, pareciera que al menos a ciertos sectores del ‘establishment’ estadounidense no les ha sentado nada bien lo sucedido, porque aunque se tratara de una operación de desinformación planeada, ello ha sido al precio de la confiabilidad de sus sistemas de seguridad.
Un analista consultado por The Washington Post a propósito de las filtraciones, sostuvo que el incidente habría desatado «pánico» en el seno del Pentágono.
Al respecto, otro titular de LaIguana.TV dice: “Pánico en el Pentágono por filtración de documentos secretos: The Washington Post”.
El texto de la nota indica que en la cúpula del Pentágono sembró pánico la filtración de documentos clasificados sobre el estatus de la guerra en Ucrania, así como reportes sobre China, el Indo-Pacífico y Medio Oriente, aseguró The Washington Post citando fuentes del Departamento de Defensa.
Dos funcionarios no identificados habrían dicho al rotativo que el pasado 7 de abril la dirección del Pentágono «restringió el flujo de información de inteligencia» en razón de la filtración y, por su nivel extremadamente estricto, ello indicaría «un alto nivel de pánico» en la defensa estadounidense.
Por su parte, un funcionario adscrito a la inteligencia europea expresó sus inquietudes acerca de la posibilidad de que la inteligencia estadounidense limite el acceso de gobiernos aliados a sus informes.
Razones no faltan para estas aprensiones. Un burócrata de alto nivel dentro del Pentágono dijo a The New York Times que la filtración era «una pesadilla para los Cinco Ojos», la alianza conformada por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, que estipula la circulación de documentos sensibles recabados por sus agencias de inteligencia.
Como se recordará, el diario neoyorquino señaló que una buena parte de los más de 100 documentos filtrados contenía el rótulo «no apto para extranjeros», aunque esta prescripción no suele aplicarse a los miembros de los Cinco Ojos.
El gobierno de Joe Biden se ha enfocado mucho más en poner rostro a los culpables y «tomar medidas», que en el peor caso podrían sembrar desconfianza entre aliados estrechos e incluso comprometer la colaboración de las agencias de inteligencia de la OTAN, antes que en el contenido de las filtraciones.
Este jueves, el propio Biden dijo que estaba «preocupado» por la filtración de los supuestos documentos secretos del Pentágono aunque no su el contenido.
Asimismo, aprovechó la ocasión para reiterar que el Departamento de Justicia y las agencias de inteligencia de su país están realizando una investigación a gran escala y afirmó que si bien todavía no dan con los responsables, «se están acercando» a ellos.
“Estados Unidos está en un grave aprieto”, enfatizó el presentador del programa.
(LaIguana.TV)