La investigación adelantada contra el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, por haberse relacionado sentimentalmente con una subordinada dictaminó que había quebrantado inadvertidamente las disposiciones éticas del organismo, recoge EFE.
«La Investigación Externa concluyó que el secretario general violó las Reglas y Regulaciones de la OEA en lo que concierne a las disposiciones sobre el sentido común y buen juicio y las obligaciones éticas adicionales para el secretario general», refiere un informe oficial citado por la agencia española.
Siempre en apego a esta versión, que se hizo pública este 17 de abril, Almagro «no violó las Reglas y Regulaciones de la OEA en lo que concierne a las obligaciones de supervisión, incrementos salariales, intimidación, viajes o conflictos de interés».
No obstante, al mantener una relación íntima con una funcionaria de la OEA que hacía parte integral de su equipo de asesores, «violó sus obligaciones éticas adicionales y contravino el espíritu mismo del ‘sentido común y el buen juicio’ requerido siempre para todos los miembros del personal y demás proveedores de servicios de la Secretaría General».
En el documento se enfatiza que, pese a ello, su conducta «no refleja el nivel de intencionalidad necesario para sustentar la ocurrencia de una violación de carácter intencional».
De acuerdo con el bufete Miller & Chevalier, que estuvo a cargo de las indagaciones, tras iniciar la relación con su subordinada, el secretario general de la OEA consultó el alcance de los límites que le imponía el Código de Ética y se cuidó de mantener una distancia jerárquica y administrativa con su pareja, de manera tal que no pudiera inscribírsela dentro del tipo supervisor-supervisado.
Adicionalmente «se recusó de participar en procesos administrativos que afectaran los intereses» de la funcionaria, «no permitió que la relación íntima interfiriera en el desempeño de sus funciones y no la ocultó, ni disimuló, permitiendo que la relación íntima se hiciera de público conocimiento desde sus inicios».
«Al no haber recibido quejas, denuncias o comentarios formales o informales dentro o fuera de la OEA aludiendo a posibles incomodidades frente a la relación íntima, el secretario general mantuvo su convicción de que con su conducta no infringía sus obligaciones éticas con la OEA», se añade en el informe.
Miller & Chevalier consideró que la violación a la normativa interna tuvo lugar porque no se abstuvo de «trabajar en estrecha colaboración y cercanía con la funcionaria» aunque ya tenían una relación íntima o, en su lugar, por haber sostenido el vínculo mientras trabajaba con ella en estrecha proximidad y colaboración.
Pese a ello, la firma no pudo corroborar que Luis Almagro «hubiera buscado asesoría-verbal o escrita-de los directores de las tres áreas señaladas en el Código de Ética».
Los señalamientos contra Almagro se hicieron públicos el pasado septiembre, poco después de la destitución del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo Mauricio Claver-Carone, a quien se sindicó de sostener una relación amorosa con una subordinada, una especie que negó con vehemencia.
A partir de sus hallazgos, Miller & Chevalier recomendaron a la OEA revisar sus reglas y regulaciones, «de manera tal que en el futuro se evite este tipo de situaciones».
«La OEA se beneficiaría de una regulación más exhaustiva frente a las conductas relacionadas con relaciones íntimas para ampliar su campo de aplicación y que se cuente con un procedimiento a seguir frente los riesgos, reportes y medidas de mitigación aplicables», concluye el análisis de 121 páginas.
Almagro tuvo la oportunidad de presentar sus alegatos y lo hizo en un documento en el que mantuvo su versión oficial: que nunca había incurrido «en faltas o deficiencias» relacionadas con el ejercicio de sus funciones mientras se vinculó sentimentalmente con la funcionaria.
«Todo es evidencia objetiva de que mi acción e intencionalidad era conducirme de forma pública y privada teniendo altamente presente la respetabilidad del rol de secretario general y el prestigio de la OEA, así como de cada uno de los Estados miembros que hacen parte de ella», se lee en su réplica.
En la misiva también aseguró que el sentido común puede ser un concepto «difícil de definir» y que, en su caso, se apegó a los «fundamentos más objetivos que pueden existir respecto al mismo», que incluyeron la búsqueda de la opinión de terceros y el estudio de los fundamentos legales y éticos inherentes a su cargo.
(LaIguana.TV)