En los reacomodos del poder global, América Latina figura como un importante área de disputa de las potencias. Además de contar con recursos naturales y minerales claves para las industrias estratégicas del norte global, ha venido ganando peso en el concierto internacional por motivos varios.
Occidente, representado por Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, vuelcan nuevamente su atención hacia una región que ningunearon y expoliaron durante demasiado tiempo, mientras su espacio era ocupado por otros actores.
Entretanto, China ha devenido en el principal socio comercial de la mayoría de los países latinoamericanos y, a pesar de la guerra en Ucrania, la influencia rusa no ha parado de crecer en los últimos años y no solo en Cuba, Venezuela y Nicaragua, aliados estratégicos de Moscú.
Justo por ello, el canciller ruso Serguéi Lavrov emprendió esta semana una gira latinoamericana que lo llevó primero a Brasilia y a Caracas, desde continuó con una comitiva de alto nivel hacia Managua y La Habana.
Conviene recordar que, con sus matices, los países latinoamericanos y caribeños han mantenido su histórica postura de neutralidad en los conflictos armados y se ha pronunciado, sin excepciones, a favor de la búsqueda de una solución pacífica y negociada al conflicto proxy entre Rusia y la OTAN que se disputa en tierra ucraniana.
No se trata solo de palabras. Meses atrás, el gobierno mexicano elevó ante el Consejo de Seguridad de la ONU una propuesta para iniciar negociaciones de paz que fue torpedeada por Estados Unidos y sus aliados; ahora, es Luiz Inácio Lula da Silva quien asumió el liderazgo regional en esta y otras áreas espinosas.
En una visita de Estado a China, Lula acusó a los países occidentales de alimentar la guerra en Ucrania y avanzó comentarios en materia económica que desataron la ira de Washington, desde donde ofrecieron declaraciones muy altisonantes contra el experimentado líder izquierdista. Lejos de amilanarse, recibió a Lavrov en Brasilia.
Otro que está dispuesto a medirse en las grandes ligas geopolíticas es el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien este jueves fue recibido por su par estadounidense, Joe Biden, para discutir, entre otros asuntos, el levantamiento inmediato de las sanciones contra Venezuela.
Semanas atrás, Petro convocó a una conferencia internacional en Bogotá, de la que participarán representantes de la Casa Blanca, Canadá, la Unión Europea y varios países latinoamericanos con el objetivo de reanimar las conversaciones entre el Gobierno Bolivariano y el sector de la oposición agrupado en la Plataforma Unitaria.
De estos temas, que dan cuenta de los profundos cambios que se están produciendo en el orden internacional y en los que América Latina figura como un actor de primer nivel, disertó este jueves el Miguel Ángel Pérez Pirela en la más reciente edición de su programa Desde Donde Sea.
La apuesta de Gustavo Petro para liberar a Venezuela de las sanciones
«Estas sanciones se están convirtiendo en un búmeran para los Estados Unidos, porque ya otras naciones se están organizando para comerciar en otras monedas; es decir, ellos mismos están torpedeando al dólar».
Entrando en materia refirió que en apenas ocho meses de ejercicio, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha demostrado que no es más de lo mismo y que está dispuesto a jugar duro para conseguir lo que considera su objetivo de gobierno más estratégico: poner fin al conflicto armado que desangra a su país desde hace más de seis décadas.
Para esto, el actual ocupante de la Casa de Nariño ha apostado a recomponer las deterioradas relaciones con Venezuela, pues es un actor imprescindible para esos fines, no solo por los estrechos lazos que unen a las dos naciones sino por la extensa frontera que comparten.
Así las cosas, explicó el comunicador, su premisa es: «la paz en Colombia también pasa por la paz en Venezuela», país con el que sus antecesores más inmediatos mantuvieron una política de abierta hostilidad, al punto de respaldar intentos de magnicidio, de invasión, de golpe de Estado y de plegarse a la política de sanciones adelantada por la Casa Blanca.
La agenda de Petro es muy otra. Desde que asumió el poder ha visitado Caracas en cuatro oportunidades y ha tratado de posicionarse como una figura capaz de mediar entre actores políticos largamente enfrentados, sentarlos en una mesa de negociación y conseguir acuerdos prácticos, duraderos y satisfactorios para todas las partes.
Así las cosas, sin rubor alguno, Gustavo Petro declaró que aprovechará su reunión bilateral con el presidente Joe Biden en Washington para pedir el fin de las sanciones contra Venezuela.
Pérez Pirela mencionó que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió este jueves en la Casa Blanca a su par colombiano, Gustavo Petro, para avanzar temas de la agenda bilateral.
En la primera parte del encuentro, donde hubo presencia de los medios, destacaron la cooperación bilateral relacionada con el combate al narcotráfico, la migración y la lucha contra el cambio climático.
«Estamos trabajando juntos también para combatir el narcotráfico, abordar los niveles históricos de migración en nuestro continente, sobre todo en la zona del Tapón de Darién», dijo Biden, quien también agradeció a Petro por su respaldo a los migrantes venezolanos.
«Como si Biden estuviera preocupado por los migrantes venezolanos», criticó el analista.
Para continuar con la reseña de la reunión Petro-Biden, comentó que los dos dignatarios formularon comentarios sobre los esfuerzos comunes para frenar el cambio climático y proteger la Amazonía, uno de los asuntos centrales del programa de gobierno del Pacto Histórico en Colombia.
«Tenemos que pasar del capital fósil, de la codicia fósil, de esa acumulación que crece como un huracán, cada vez más ampliamente demandando energías que extinguen a la humanidad y a la vida, por una economía que no use ni el carbón ni el petróleo ni el gas», sostuvo Petro.
El líder colombiano recalcó que «democracia, libertad y paz constituyen la agenda común» de Estados Unidos y Colombia. Previamente advirtió ante las cámaras que se trataría de un encuentro «entre dos personas muy diferentes» que harían esfuerzos por encontrar coincidencias.
Pérez Pirela indicó que tras esta comparecencia pública se desarrolló una reunión privada para discutir los temas más álgidos, incluyendo el levantamiento de las sanciones contra Venezuela.
A la salida de este intercambio, Petro dijo a los medios que le había planteado a Biden el levantamiento paulatino de las sanciones que pesan sobre la economía venezolana, aunque reconoció que “del otro lado de la balanza” están las elecciones de 2024. Así las cosas, propuso trabajar paralelamente ambas iniciativas en los diálogos que, según dijo, deberían reactivarse en el futuro cercano.
Como se recordará, el pasado lunes, Petro se encargó de recalcar que su administración está haciendo todos los esfuerzos para conseguir que Washington levante las sanciones que ha impuesto sobre Venezuela.
El especialista recordó que en sus declaraciones, Petro se refería a la Conferencia Internacional que se realizará en Bogotá el próximo 25 de abril, a la que convocó en el interés de reactivar el diálogo entre el gobierno del presidente Nicolás Maduro y el sector de la oposición aupado por Estados Unidos, agrupados en la así llamada Plataforma Unitaria.
Sobre este asunto, detalló, se conoce que participarán delegaciones de países latinoamericanos, la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y la propia Colombia.
Por su lado, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, celebró ampliamente la iniciativa colombiana, al tiempo que destacó que para Caracas es fundamental que cesen las sanciones, bloqueos y persecuciones contra su economía y autoridades.
El comunicador mencionó aún no hay claridad sobre quién fungirá como vocero de la Casa Blanca en ese foro, pero se ha especulado que podría acudir el secretario de Estado Antony Blinken. La especie fue refutada inicialmente por el canciller colombiano, Álvaro Leyva Durán, pero luego el embajador de Petro en Caracas, Armando Benedetti, dijo a medios de su país que Blinken sí estará.
A lo antes dicho sumó que Benedetti también aseguró a inicios de la presente semana, que Estados Unidos estudia seriamente el levantamiento de las sanciones que le ha impuesto a Venezuela y comentó que las negociaciones para conseguir este cambio –que es inédito en la historia estadounidense–, se han desarrollado durante unos seis meses.
«Primero, se está negociando hace como cinco o seis meses entre la Casa Blanca y Miraflores. Dos, siempre ha habido un intermediario. Tres, el presidente Petro tomó la iniciativa y también Estados Unidos extendió mucho más la iniciativa para hablar del tema de las sanciones», sostuvo el diplomático en una entrevista con una radio colombiana.
Pérez Pirela destacó que en decir de Benedetti, el presidente Nicolás Maduro está dispuesto a recibir cualquier propuesta que presente Washington para levantar las restricciones y pronunciarse oficialmente en un lapso de cinco o seis días.
No obstante, el representante colombiano advirtió que el tiempo para que la Casa Blanca tome una decisión sobre las sanciones que impuso a Venezuela se agota, pues se avecina el arranque de la carrera presidencial y, a su parecer, será improbable que después de julio o agosto se anuncie nada que pueda afectar los resultados electorales.
«¿Qué piensan ustedes, que Estados Unidos levantará las sanciones antes de julio y agosto, para darle un espaldarazo a la recuperación económica de Venezuela y beneficiar a Nicolás Maduro? Yo no lo creo, pienso que las sanciones son justamente el arma de campaña que tiene Estados Unidos para ayudar a la oposición, al exacerbar todavía más el malestar del pueblo venezolano, para ver si así desplazan esos votos hacia la oposición», valoró el analista.
De regreso a los comentarios de Armando Benedetti, comentó que según él, todo «ha sido de la mano de Estados Unidos, y a veces Estados Unidos ha ido mucho más allá de lo que uno hubiera pensado en algún momento. Que eso tenga buen término… El calendario electoral empieza en noviembre. Si esto no se hace en agosto o julio, no se va a hacer absolutamente nada.
Desde su punto de vista, China y Venezuela serán temas de la contienda y la apuesta entre los demócratas es «ver quién es el que se muestra más fuerte o el ‘más macho’ ante Venezuela y China». De allí que el gobierno de Colombia estima fundamental que se anuncie el levantamiento de las sanciones al margen de la campaña.
Ya comienzan a resonar voces que intentan aprovechar la mediación de Petro entre Estados Unidos y Venezuela para obtener réditos electorales. Este jueves, el senador republicano Marco Rubio, cuestionó duramente la iniciativa e incluso acusó al presidente colombiano de «cabildear» en favor de Maduro, cuyo gobierno tachó de «narcodictadura terrorista».
En todo caso, Armando Benedetti considera que la reunión Petro-Biden este 20 de abril será determinante para lo que podrá tener lugar en la cumbre internacional del 25, donde, adelantó, habrá «una propuesta para el tema de las sanciones» construida a partir del intercambio del mandatario neogranadino con su par estadounidense.
El experto coincidió con la apreciación del diplomático colombiano, pues es claro que la posición de Estados Unidos será determinante para definir cuál será el camino más viable para sentar nuevamente al Ejecutivo venezolano con el ala más radical de su oposición.
Pérez Pirela apuntó que en el camino se han venido produciendo algunos eventos de relevancia, como el hecho de que el gobierno de Petro anunció que recibirá a los delegados de la Plataforma Unitaria este fin de semana para escuchar sus argumentos y preocupaciones.
En concreto, refirió, los representantes de la Plataforma Unitaria se reunirán con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, los días 21 y 22 de abril, informó el canciller neogranadino, Álvaro Leyva, este miércoles en declaraciones ofrecidas a medios de comunicación.
«Va a hablar con todos los partidos de oposición venezolanos. Se hace en dos tiempos diferentes porque no todos funcionan de igual manera. (…) En dos días se oyen a todos los partidos de oposición», expresó el diplomático.
Dicha reunión se producirá antes de la cumbre internacional sobre Venezuela, convocada por el mandatario colombiano para el 25 de abril, con el objetivo de avanzar en el diálogo político en la nación bolivariana y «abrir posibilidades para todos los sectores». «Todo el mundo quiere que se normalice la situación», aseveró Leyva.
De otro lado, Stalin González, uno de los delegados de la Plataforma en el proceso de negociación con el Gobierno Bolivariano, se pronunció a favor de la iniciativa y agradeció los esfuerzos de Colombia para reanimar los intercambios.
Destacó asimismo que el colectivo del que forma parte considera que hay que apoyar la conferencia organizada por Petro para que se obtengan resultados tangibles y no se transforme «en una reunión más».
Asimismo, en un comunicado divulgado a través de sus redes sociales, la Plataforma Unitaria insistió nuevamente en la reanudación inmediata de las conversaciones con Caracas.
Sobre esto, Pérez Pirela recordó que, como ya es costumbre, se omitió la razón por la que estas se interrumpieron: el incumplimiento en la liberación de los 3.100 millones de dólares del Estado venezolano retenidos ilegalmente en bancos extranjeros tras la aplicación de bloqueos financieros por los que esa dirigencia clamó en foros internacionales.
En entrevista con el medio Efecto Cocuyo, de línea editorial afín a la Plataforma, González admitió que acceder nuevamente a esos recursos resulta harto complicado, porque depende en buena medida de la legislación de cada país y del estatus de las relaciones con el gobierno de Venezuela, si bien defendió la confiscación bajo el alegato de que así están «protegidos» de eventuales manejos dolosos.
«Ellos protegieron tanto a Citgo que se la regalaron a Estados Unidos; protegieron tanto a Monómeros que acabaron por quebrarla y solo volvió al pueblo venezolano por la mediación del presidente de Colombia», recordó.
De regreso a las declaraciones de Stalin González, puntualizó que, según él, es posible que el tema se discuta en la conferencia organizada por Colombia, porque asistirán representantes de los países en los que están depositados los recursos del erario.
A esto sumó que la República solo dispone de, como máximo, unos 12.000 millones en activos líquidos, es decir, a los que podría acceder directamente y no 24.000 millones, como sostiene el presidente Nicolás Maduro, porque si bien la cuenta no es incorrecta, en ella se incluyen deudas por cobrar.
«Aunque sea un dólar, no es posible que Guaidó y sus compinches se hagan con el dinero de todos los venezolanos. Recuerden que ellos terminaron acusándose entre ellos de ladrones durante meses (…). Solamente se dejó de hablar de esto cuando salió la trama de corrupción Pdvsa-Cripto. Solo así dejaron de acusarse entre ellos. La trama Pdvsa-Cripto acabó ocultando el megarrobo del pseudogobierno interino. Es una reflexión autocrítica», señaló el analista.
Sin embargo, ni él ni ningún otro dirigente de la Plataforma Unitaria han explicado por qué accedieron a firmar un compromiso el pasado mes de noviembre que no estaban en condiciones de honrar.
Desde Washington enviaron este miércoles una señal, que bajo la lógica estadounidense, podría interpretarse como un gesto de «buena voluntad»: el Departamento del Tesoro extendió la licencia que prohíbe entregar Citgo a manos de supuestos acreedores del Estado venezolano, como ya han dictaminado cortes federales estadounidenses.
Pérez Pirela manifestó su disconformidad con estos procedimientos, porque aunque se trata de un aparente paliativo, sigue dejando en manos de los Estados Unidos la administración de un activo que es de los venezolanos.
De regreso a la noticia refirió que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos extendió hasta el próximo 20 de julio la licencia que prohíbe las transacciones con los bonos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) del año 2020, comunicó la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) este miércoles 19 de abril mediante la publicación de la denominada licencia número 5K.
De acuerdo con el documento, explicó, durante el periodo en que se mantenga la medida está prohibida «la venta, transferencia, cesión o pignoración como garantía por parte del gobierno de Venezuela de cualquier participación accionaria en cualquier entidad en la que el gobierno de Venezuela tiene una participación del 50 por ciento o más».
De esta manera, se impide que los tenedores de deuda de Pdvsa puedan liquidar los bonos y hacerse con el control de Citgo Petroleum (Citgo), filial de la estatal petrolera venezolana, para cobrar deudas demandadas por acreedores como ConocoPhillps y Crystallex.
Pérez Pirela subrayó que Citgo, compañía que constituía el principal activo de Venezuela en el extranjero, fue entregada durante el gobierno del entonces presidente Donald Trump a los pseudofuncionarios de una junta directiva nombrada por el exdiputado Juan Guaidó.
Lo anterior, sumado a las sanciones impuestas por la Casa Blanca contra Pdvsa, impidieron que en 2019 el Estado venezolano honrara sus compromisos con los tenedores de bonos, cuya emisión en 2016 empleó como garantía el 51 % de las acciones de Citgo.
A su parecer, sobre lo que sí parece haber consenso es que de a pocos, Estados Unidos ha admitido el fracaso de su política de «máxima presión» para derrocar al presidente Nicolás Maduro y en, su lugar, ha avanzado hacia un muy gradual restablecimiento de las relaciones, que ha implicado el envío de delegaciones de alto nivel a Caracas, tras más de una década sin que tales intercambios tuvieran lugar.
Valoró también que si bien la retórica de los micrófonos apenas ha disminuido, hay signos visibles de que Washington ha optado por una política de relajación de restricciones muy controlada, en interés de no afectar la balanza electoral en Florida, un estado decisivo para los comicios presidenciales con alta presencia de latinoamericanos identificados con el anticomunismo, el antiprogresismo y la derecha más radical.
En ese orden comentó que Juan González, principal asesor de Biden en temas latinoamericanos y cabeza de la delegación que visitó Caracas en marzo de 2022, admitió en un foro organizado por EFE el pasado martes, que las sanciones contra Venezuela posiblemente serían «un tema a dialogar» en la bilateral que sostendrían el inquilino de la Casa Blanca y Gustavo Petro este jueves.
No obstante, el funcionario advirtió que la administración estadounidense no está dispuesta a aliviar ninguna sanción «a cambio de nada», sino que el Ejecutivo liderado por Maduro debe encargarse, por ejemplo, de implementar las «recomendaciones» de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea que visitó el país en 2021.
Asimismo aprovechó la ocasión para calificar al gobierno de Venezuela como un «régimen autoritario» y para asegurar que el país atravesaba una «crisis humanitaria» antes de la imposición de las restricciones.
Pérez Pirela aclaró que a pesar de lo dicho por el vocero estadounidense, esta tesis de la «crisis humanitaria» previa a las sanciones ha sido refutada con suficientes pruebas no solo por el Estado venezolano, sino por agencias de la ONU y expertos independientes como Alfred de Zayas, quien formó parte del Consejo de Derechos Humanos de esa organización.
«Nos ha llevado dos años desmantelar lo que en nuestro punto de vista fue una política fallida de la administración de [Donald] Trump para poder imponer presión a través de sanciones draconianas y en ausencia de una conversación internacional sobre cuáles son las expectativas para el país», dijo por su parte González.
En opinión del analista, las declaraciones de este alto vocero de la administración Biden se mantienen dentro de la retórica amenazante propia de los Estados Unidos, aunque con el matiz de que se responsabiliza a Trump del estado actual de las cosas entre Washington y Caracas, al tiempo que se subraya que ya no persiguen «un cambio de régimen».
«Esto tendrían que demostrarlo, porque bloqueos y sanciones persiguen justamente eso: un cambio de régimen», cuestionó, al tiempo que señaló que luce improbable que cualquier funcionario estadounidense reconozca en público que su gobierno cometió un error y mucho menos que admita abiertamente sus injerencias en la política interna de terceros países, salvo que consideren que se trata de una pelea ganada. No es el caso de Venezuela y lo saben.
Por ello, comentó, sin demasiadas sorpresas, el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, John Kirby, dijo a los medios de comunicación la mañana de este jueves básicamente lo mismo que expresó González: Washington no aliviará ninguna sanción si el gobierno venezolano no accede a sus demandas.
El comunicador considera que el gobierno de Gustavo Petro –el tercero en la negociación– ha marcado una distancia firme con la retórica estadounidense, al abstenerse de etiquetar el modelo político de Venezuela y, en su lugar, decir que apuesta por «más democracia», como dijo el propio mandatario en el inicio de su gira por Estados Unidos.
En su criterio también sirven también a estos efectos las declaraciones que ofreciera sobre el tema el embajador colombiano en Caracas, Armando Benedetti, a un medio colombiano en una entrevista que concedió este 18 de abril: «Estados Unidos es el primero que reconoce que tiene que haber una democracia, porque si está hablando con el tema de las negociaciones y si está hablando de unas próximas elecciones con una garantía, es porque se cree que hay democracia y lo mismo pienso yo».
A su parecer, en pocas palabras, Colombia sostiene que a pesar del «tono duro» estadounidense, las autoridades de ese país están conscientes de que en Venezuela hay una democracia que puede mejorar y sobre esa base están trabajando.
De ahí que, inteligentemente, Bogotá haya apelado a una fórmula que vale para todos los países, en lugar de acompañar la retórica estigmatizadora de la Casa Blanca, que puso a Venezuela como sinónimo de la antidemocracia en el mundo para justificar toda suerte de tropelías perpetradas por Washington y sus aliados, que además de sanciones, incluyen el impulso de un gobierno paralelo y el robo de activos, interpretó.
De conformidad con este desalineamiento, la voz de Gustavo Petro se escuchó con firmeza este miércoles en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde reiteró la necesidad de reformar el organismo y de readmitir a Cuba y a Venezuela.
«La pregunta es la siguiente: ¿Cuba y Venezuela quieren estar en la OEA? Realmente, no lo creo», opinó el también director de LaIguana.TV.
Adicionalmente, Petro formuló comentarios críticos sobre la actuación del organismo frente a la destitución o derrocamiento de presidentes legítimamente electos, una práctica que empezó en 1973 con la dictadura de Augusto Pinochet, cuyo último capítulo lo constituye la vacancia contra Pedro Castillo en Perú.
Minutos antes de reunirse con Biden, Petro dijo a la agencia EFE que Venezuela desea reincorporarse al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. «Yo le he solicitado en una de mis reuniones [con Maduro] el reingreso de Venezuela en el sistema; ellos dijeron que sí», aseguró.
Pérez Pirela especuló que si bien no se ha dicho explícitamente, el regreso de Venezuela a la OEA posiblemente constituya uno de los puntos de negociación, especialmente porque permitiría que la organización envíe su Misión de Observación Electoral –cuyo cuestionable historial hemos debatido en otras oportunidades–, como exige un ala de la oposición.
«Nosotros no queremos en Venezuela a la Misión Electoral de la OEA, porque eso significa la posibilidad del un golpe de Estado electoral guiado por los Estados Unidos, en el que se desconozcan los resultados, como ya pasó en Bolivia contra Evo Morales. Está bueno el cilantro, pero no tanto»,
Para finalizar esta sección apuntó que en función de las declaraciones hechas por altos funcionarios estadounidenses en las últimas jornadas, se deduce que a pesar de los esfuerzos de Petro, todavía no está sobre la mesa el anhelado levantamiento de las sanciones, pues Washington incluso amenaza con imponer más, si el gobierno de Venezuela no accede a sus peticiones.
«El arma electoral más fuerte que tiene la oposición son las sanciones y los bloqueos de los Estados Unidos contra Venezuela», redondeó.
Rusia, América Latina y el mundo multipolar
Miguel Ángel Pérez Pirela dedicó la segunda parte de su programa a reflexionar en torno a la pregunta sobre las motivaciones de Rusia para acercarse a América Latina, pues en sus intentos por consolidar un nuevo orden mundial basado en la multipolaridad, el gobierno del presidente ruso, Vladímir Putin, ha desplegado una verdadera ofensiva diplomática en un sur global poco dispuesto a plegarse a sanciones, coerciones y dictámenes del así llamado Occidente colectivo.
El especialista explicó que Moscú ha aprovechado convenientemente los resquemores de países africanos, asiáticos y latinoamericanos hacia las potencias occidentales y ha apuntalado relaciones bilaterales basadas en el pragmático ganar-ganar, sin interferir en los asuntos internos de los países y sin pretender respaldos automáticos sobre ningún tema, incluyendo la guerra en Ucrania.
Refirió que en los últimos años, el Kremlin ha ejercido el liderazgo de facto de los países sancionados por Washington y sus aliados –incluyendo Venezuela, Cuba e Irán–, pues la historia reciente ha demostrado que cuenta con mecanismos robustos para sortear las restricciones sin morir en el intento ni someter a su población a duras condiciones de vida.
Además comentó que Rusia ha sido, junto a China, el artífice del reposicionamiento de los BRICS en la esfera internacional y ha hecho esfuerzos serios para avanzar hacia la ampliación del bloque, que a la fecha de cierre de esta investigación, ya supera en tamaño a las economías del G7.
Según explicó Serguéi Lavrov en un comunicado, su gira por una parte de la región latinoamericana se soporta en el hecho de que «el paisaje geopolítico que está cambiando rápidamente» y esto ofrece nuevas oportunidades para ampliar la cooperación «mutuamente ventajosa» entre Rusia y los países de América Latina, debido a que están jugando «un papel cada vez más visible en el mundo multipolar».
«Para nosotros, América Latina y el Caribe tienen su propio valor en el marco de nuestra política exterior. No queremos que su región se convierta en un campo de batalla entre las potencias (…). Nuestra cooperación con los latinoamericanos se basa en un enfoque desideologizado y pragmático y no se dirige contra nadie», manifestó.
Tras este recuento, el comunicador destacó que es en este marco donde se inscribe la reciente gira latinoamericana del canciller Serguéi Lavrov, que incluyó paradas oficiales en Brasil, Venezuela, Cuba y Nicaragua, pero también encuentros privados con representantes de los gobiernos de San Vicente y Las Granadinas y Bolivia.
Primera parada: Brasil
Pérez Pirela señaló que en diplomacia, el orden importa. Por eso resaltó que el hecho de que Rusia haya elegido Brasil como primera escala de la gira latinoamericana de su canciller, es un signo claro de cuál es el nivel al que está apuntando en su relacionamiento con la región y la importancia que le asigna a estos nexos.
«Hay que recordar que Lula está regresando de China y, al mismo tiempo viene el canciller de Putin. Estos movimientos hay que entenderlos en su magnitud geopolítica», añadió.
El gigante suramericano, además de poseer la segunda economía más grande del continente, es una pieza estratégica en la conformación de alianzas regionales duraderas, especialmente tras la vuelta de Lula al poder, que está determinado a regresar a su país a las grandes ligas de la arena internacional.
Explicó asimismo que Brasilia y Moscú elevaron sus relaciones al nivel estratégico durante el primer mandato de Lula, dos décadas atrás, y los vínculos se han mantenido e incluso ampliado, con independencia del ocupante del Palacio de Planalto y el mejor ejemplo lo constituye la era Bolsonaro, donde el país suramericano retrocedió posiciones en el concierto global debido a la sumisión del mandatario a la agenda del entonces presidente estadounidense, Donald Trump.
Indicó además que aunque la prensa no lo destacó, lo cierto es que Lavrov viajó con una delegación de empresarios interesados en que se amarraran acuerdos beneficiosos para el sector privado, visto el interés del gobierno brasileño en realizar transacciones en monedas locales.
En todo caso, los asuntos económicos y políticos signaron la agenda del canciller ruso en su paso por Brasil, como se desprende de la rueda de prensa que ofreciera junto a su homólogo brasileño, Mauro Vieira.
Desde su punto de vista, es importante tener en cuenta que fue Vieira quien reveló que analizaron la situación en Ucrania y discutieron sobre los caminos que podrían seguirse para poner fin al conflicto, al tiempo que destacó que su país está dispuesto a participar en «la solución pacífica» de la guerra.
La propuesta brasileña incluye un alto al fuego en el futuro cercano, el respeto al derecho internacional humanitario y el establecimiento de una paz duradera y satisfactoria para todas las partes involucradas.
De su parte, Lavrov celebró la «excelente comprensión» de Brasil sobre las causas que ocasionaron la agudización del conflicto en Ucrania y agradeció el interés del gigante suramericano para abrir caminos que permitan concluirlo de manera duradera.
El comunicador refirió que estos pronunciamientos se suceden a la propuesta de conformar «un G20 por la paz» que formulara el propio Lula desde Emiratos Árabes Unidos el pasado 16 de abril.
«Cuando hubo crisis económica en 2008, creamos rápidamente el G20 para intentar salvar la economía. Ahora es importante crear otro G20 para poner fin a la guerra y establecer la paz», dijo el mandatario brasileño a los periodistas desde Doha.
Da Silva adelantó que la iniciativa pretende incluir a «un grupo» de naciones que no están involucradas de ningún modo con la guerra en Ucrania, que deseen hacer del mundo un lugar más pacífico y que puedan tener interlocución con todas las partes involucradas, incluyendo a los países que lideran la OTAN.
Durante su visita a China, el líder brasileño manifestó su preocupación porque ni en Kiev ni en Moscú están hablando de paz, al tiempo que Estados Unidos y Europa han contribuido a que la guerra se alargue con sus incesantes de envíos de armas al frente, lo que contrastó con la conducta de Brasil, China o Indonesia, que abogan por la paz.
«Es necesario que Estados Unidos deje de alentar la guerra y empiece a hablar de paz. Es necesario que la Unión Europea empiece a hablar de paz, para que podamos convencer a [el presidente ruso Vladímir] Putin y a [el mandatario ucraniano Volodímir] Zelenski de que la paz interesa a todos y de que la guerra, de momento, solo les interesa a los dos», argumentó Lula poco antes de partir a Emiratos Árabes.
El experto apuntó que antes de viajar a China, Lula declaró que Ucrania debía renunciar a sus pretensiones territoriales sobre Crimea –reincorporada a Rusia tras un referéndum celebrado en 2014–, lo que mereció una respuesta desde Kiev.
El gobierno de Zelenski dijo a Da Silva que si bien apreciaba sus esfuerzos de paz, Ucrania «no comercia con sus territorios». Ni la cancillería ni la presidencia brasileña respondieron al gobierno ucraniano.
El cúmulo de declaraciones no alineadas de Lula despertaron indignación en la Casa Blanca, desde donde dijeron sentirse «impactados» por la posición brasileña en torno al conflicto en Ucrania y el «tono» en el que sus voceros se manifestaron sobre el tema.
John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad de los Estados Unidos, fue todavía más lejos al acusar a Brasil de «repetir como un loro» lo que en Washington califican como «propaganda rusa y china» sobre el tema.
El canciller Mauro Vieira salió al paso de estos señalamientos y le aclaró a la administración Biden que la conversación con su par ruso versó sobre la paz –Lavrov dijo que el Kremlin quiere poner fin al conflicto tan rápido como se a posible– y no sobre la guerra.
Además, el excanciller y asesor de Lula en política exterior, Celso Amorim, fue mucho menos condescendiente con Washington y dijo que su país no está «obligado a seguir todas las opiniones de los Estados Unidos».
Pérez Pirela añadió que el ambiente se enrareció todavía más porque el ministro Vieira anunció que el presidente Vladímir Putin invitó a Lula a la próxima edición del Foro Económico de San Petersburgo, una importante reunión anual organizada por el gobierno ruso que congrega a empresarios, personalidades e intelectuales.
Comentó que Da Silva recibió al jefe de la diplomacia rusa y si bien no se formularon declaraciones, sí abundaron los señalamientos hacia él por reunirse con Lavrov. Así las cosas, en virtud del linchamiento mediático al que fue sometido, se vio obligado a ratificar su neutralidad en el conflicto y su cuestionamiento a la incursión militar de Rusia en el territorio ucraniano.
«Al mismo tiempo que mi gobierno condena la violación territorial de Ucrania, defendemos una solución política negociada», dijo ante los periodistas, para dar por zanjado el asunto.
Para finalizar señaló que la gran prensa –que convenientemente se abstuvo de reseñar la visita de Lavrov a Brasil o lo hizo solo para criticar a Lula por no plegarse a la narrativa occidental–, presentó estas declaraciones como un recule necesario tras un regaño, cuando en realidad se trata de la reiteración de lo que ha manifestado en otras oportunidades.
Segunda parada: Venezuela
Pérez Pirela refirió que tras haber generado una verdadera tormenta en su paso por Brasil, Serguéi Lavrov recaló en Venezuela, con quien Rusia mantiene relaciones estratégicas del más alto nivel desde hace unas dos décadas.
Como se recordará, el entonces presidente Hugo Chávez defendió la necesidad de mirar más allá de la acera estadounidense para consolidar un mundo multicéntrico y multipolar, y empezó a tejer lazos duraderos con el sur global y lo que entonces se denominaban «economías emergentes», incluyendo Rusia.
Aunque se esperaba un encuentro, el pasado lunes, el propio presidente Nicolás Maduro confirmó que recibiría a Lavrov y a su comitiva en el Palacio de Miraflores para revisar todos los temas de la cooperación bilateral entre Caracas y Moscú, así como la presencia de Rusia en la región en el contexto geopolítico actual.
Adicionalmente comentó que el diplomático ruso también sostendría reuniones de alto nivel con el canciller Yván Gil y la vicepresidenta Delcy Rodríguez, a quien le une una estrecha amistad.
Pérez Pirela relató que Lavrov llegó al aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía a media tarde del martes 18 de abril, donde fue recibido por el canciller Yván Gil, con quien se trasladó a Caracas para sostener una reunión bilateral de alto nivel que incluyó tanto a diplomáticos como a técnicos.
Una vez concluida la junta, los cancilleres ofrecieron una rueda de prensa conjunta en la que se detallaron los principales acuerdos alcanzados, que en general apuntaron hacia la dinamización de la cooperación en áreas estratégicas, como ya había adelantado Maduro.
En su intervención, el jefe de la diplomacia venezolana aludió a las labores conjuntas con Rusia en los foros multilaterales y destacó el trabajo de la Comisión de Alto Nivel Intergubernamental (CIAN), que se traducen en más de 300 acuerdos, que incluyen las áreas energética y financiera, pero sin limitarse a ellas.
Apuntó asimismo que los equipos especializados trabajan en la implementación del sistema de pagos ruso Mir, con el que se abre el compás de realizar transacciones directamente y al margen del sistema SWIFT, del que ambos países están vetados.
«Este punto es importante, este punto es fundamental. Desde aquí hago un llamado al Gobierno Bolivariano para que avance en la implementación de este sistema Mir para las transacciones financieras», exhortó el analista.
De su parte, Lavrov aseguró este martes que Venezuela es uno de los socios más confiables de Rusia, porque «las relaciones se basan en la cercanía conceptual de enfoques sobre los principales temas de la agenda global», incluyendo el rechazo a imposición de sanciones y otras prácticas coercitivas aplicadas por el así llamado Occidente colectivo.
En la misma línea advirtió que el Kremlin continuará apoyando los esfuerzos venezolanos para sortear las medidas coercitivas unilaterales y hacer funcionar su economía, independientemente de las sanciones.
El también director de LaIguana.TV refirió que el canciller ruso puntualizó asimismo que, para su país, el relacionamiento económico con América Latina es «muy importante», porque las naciones de la región se han dado cuenta de que la dependencia de la divisa estadounidense y el esquema de cooperación que propone Washington, no son beneficiosos para el resto del mundo.
Así, mientras que criticaba el monroísmo estadounidense, Lavrov recordó que Moscú y Caracas comparten una «agenda muy rica» basada en la cooperación mutua en áreas estratégicas, que se ampliará sustancialmente tras el encuentro del pasado martes.
En comparecencia con la prensa indicó que las partes acordaron tomar «medidas drásticas» para mejorar el alcance de sus proyectos conjuntos en comercio, inversiones, exploración espacial, farmacéutica, medicina, energía, ciencia y tecnología, cultura y educación.
El diplomático ruso precisó que, en adelante, Venezuela y Rusia echarán mano de todos los mecanismos establecidos en la comisión de alto nivel intergubernamental para acelerar la puesta en marcha de los acuerdos.
Pérez Pirela comentó que la noticia fue recibida con beneplácito en el Parlamento, en donde valoran que los más de 300 acuerdos de cooperación suscritos con el gobierno ruso aportarán beneficios tangibles a la población venezolana y reducirán la dependencia del país de los vaivenes de su complicada relación con los Estados Unidos.
A este respecto comentó que la cooperación entre Rusia y Venezuela, que ya incluye más de 300 acuerdos, permitirá disminuir la dependencia de la economía local de las decisiones que tome la Casa Blanca, con base en afirmaciones del diputado a la Asamblea Nacional Jesús Faría, en una entrevista concedida a Sputnik.
«Tenemos más de 300 acuerdos de cooperación vigentes y eso hay que traducirlos en hechos concretos que significarían para nosotros una menor dependencia de las decisiones que tomen los Estados Unidos, y de los ataques hacia nuestra economía», alegó Faría, que forma parte del gobernante PSUV y encabeza la Comisión de Economía y Finanzas en el Legislativo.
Para el parlamentario, las áreas clave de la cooperación son el petróleo y el gas, porque la alianza con Rusia permitiría dejar atrás buena parte de la dependencia tecnológica estadounidense, que tras las sanciones, ha devenido en un lastre para la industria.
«En primer lugar, una industria petrolera, una industria gasífera mucho más independiente del patrón tecnológico norteamericano, así como lo ha hecho Rusia (…). Ahí hay un espacio de cooperación gigantesco para nosotros. Hay patrones de producción muy similares, pero en condiciones muy distintas. Allí la cooperación podría conducir a que nosotros pudiéramos tener un desarrollo mucho más estable», argumentó.
El comunicador refirió que el repaso de la situación internacional no estuvo ausente en las conversaciones que sostuvo Serguéi Lavrov con su par venezolano. Él mismo detalló frente a la prensa todas las iniciativas que adelantan las dos naciones en los foros internacionales.
El diplomático dijo que Venezuela y Rusia participan de un grupo informal en las Naciones Unidas –que está en pleno crecimiento–, cuyo propósito es la defensa de la Carta del organismo, que proscribe explícitamente la imposición de sanciones y bloqueos unilaterales.
Comentó además que debatieron ampliamente sobre la tensión entre dos derechos consagrados en la referida Carta: el respeto a la integridad territorial de los Estados y el respeto a la autodeterminación de los pueblos, un asunto de evidente importancia para la finalización de la guerra en Ucrania por una vía política y negociada.
Sobre este asunto abundó que uno de los objetivos de Rusia en las Naciones Unidas es garantizar que todos los conflictos en curso se resuelvan respetando la integridad de los Estados, considerando las preocupaciones de seguridad de todas las partes y sin recurrir a amenazas o chantajes como las sanciones.
Tras esta intervención, dijo Pérez Pirela, el diplomático ruso se reunió con la vicepresidenta Delcy Rodríguez y luego fue recibido por el presidente Nicolás Maduro en su despacho. No trascendieron detalles de ninguno de los dos encuentros, pero sí se conoció que Lavrov entregó a Maduro una invitación oficial para visitar Rusia en el momento que lo estimara conveniente.
Agregó que mucho más lejos de las cámaras transcurrieron las reuniones de la delegación rusa con representantes de Bolivia y San Vicente y las Granadinas.
«Coincidimos en Caracas con el Ministro Lavrov, conversamos sobre diferentes temas de interés común: el rol de los BRICS en el mundo multipolar y su participación ampliada. Celebramos la presencia de Dilma Rousseff como Presidenta del Banco de Desarrollo de los BRICS», publicó en Twitter el canciller boliviano, Rogelio Mayta.
De su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia divulgó en Twitter que Lavrov había extendido una invitación oficial al presidente Luis Arce para visitar el Kremlin «en cualquier momento cuando encuentre esa oportunidad».
Del mismo modo se conoció que el canciller ruso recibió en la embajada de Caracas al primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves.
Estos intercambios, valoró, se inscriben perfectamente dentro del relacionamiento cercano entre Moscú y los países que conforman la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), con el matiz de que San Vicente y las Granadinas está ejerciendo la presidencia protémpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), bloque con el que Moscú quiere construir lazos duraderos.
Tercera parada: Nicaragua
La delegación rusa abandonó Venezuela este miércoles rumbo a Nicaragua, donde Serguéi Lavrov se reunió con el presidente de esa nación centroamericana, Daniel Ortega, y la vicepresidenta Rosario Murillo.
Pérez Pirela explicó que Managua figura como aliada estrecha de Moscú en razón de sus posturas beligerantes contra la política de sanciones emprendida por Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea contra Rusia y otros países.
Según reseñó la cancillería rusa en las redes sociales, Lavrov y su comitiva fueron recibidos por su homólogo nicaragüense, Denis Moncada, y por el representante especial del presidente de Nicaragua para las Relaciones con Rusia, Laureano Ortega.
«Abordamos muchos temas de mutuo interés, como Asuntos Económicos y también Cooperación en el marco de la Comisión Intergubernamental, acordamos realizar una conversación durante el Foro Internacional de San Petersburgo que se celebrará en junio de este año», declaró el diplomático ruso a los medios.
De su parte, el presidente Daniel Ortega ofreció algunos comentarios polémicos en relación con la guerra en Ucrania. A su parecer, Rusia libra «una batalla por la paz, contra los fascistas» que controlan en poder en Ucrania desde hace más de una década a través de un golpe de Estado.
En la misma línea argumentativa aseguró que esas fuerzas afines al nazismo que se instalaron durante la Segunda Guerra Mundial, nunca dejaron de operar y luego se aliaron con la OTAN para acosar a Rusia con armas y bases militares, bajo la dirección estadounidense.
Empero matizó que Nicaragua, como el resto del mundo, quiere que esa guerra acabe y que ya hay países como México y China que han presentado propuestas concretas para alcanzar la paz.
En su opinión, esas iniciativas pretenden «lograr hacer un estado de opinión entre las naciones del planeta que permitan que se den las garantías, la seguridad al pueblo ruso que vive en sus tierras».
Cuarta parada: Cuba
Pérez Pirela cerró la edición comentando brevemente el paso de Serguéi Lavrov por Cuba, país con el que Rusia mantiene estrechísimos lazos desde los tiempos de la Unión Soviética y que a menudo ha sido el socio más confiable de la isla.
Destacó que el arribo de Lavrov se produjo un día después de que la Asamblea Nacional del Poder Popular ratificara por segunda ocasión a Miguel Díaz-Canel como presidente del país, que atraviesa una de las crisis económicas más duras de las últimas décadas por el arreciamento del bloqueo estadounidense.
En su de su encuentro con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez Parilla, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso publicó que Moscú ratificó su solidaridad con La Habana «en su lucha contra Estados Unidos, quien, mediante métodos sucios, intenta imponer su dictado».
Además, Lavrov destacó la cooperación ruso-cubana en el marco del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU que fue iniciada en Nueva York, así como en el Grupo de los 77, la Unión Económica Euroasiática y en esquemas de integración latinoamericana como la Celac y Unasur.
El diplomático también apuntó que «la nueva concepción de la política exterior de Rusia prevé una mayor atención a la región de América Latina. Al mismo tiempo no implica ninguna acción para imponer recetas ‘desde fuera’ a los países de América Latina y el Caribe».
Por su lado, Rodríguez Parilla expresó su satisfacción por el nivel de las relaciones ruso-cubanas y anunció el intercambio de visitas entre delegaciones de alto perfil para avanzar en convenios con Rusia y la Unión Económica Euroasiática.
Para concluir, el analista indicó que aún es pronto para saber cuáles serán los resultados concretos de esta intensa gira de Lavrov por América Latina. De momento, solo es posible avanzar que los rusos enviaron un mensaje a su adversario del norte: proponemos relaciones pragmáticas y duraderas, sin chantajes ni amenazas y no solo con los aliados cercanos.
A su parecer, una prueba de ello es la reunión fuera de cámaras y micrófonos que sostuviera en Caracas con el premier de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Gonsalves, quien ejerce la presidencia protémpore de la Celac, un espacio de integración del que están excluidos Estados Unidos y Canadá.
Así las cosas, pareciera que el Kremlin intenta avanzar en América Latina como ya lo hizo en África, Asia Central y Medio Oriente: con diplomacia blanda, basada en asociaciones estratégicas pragmáticas que contrastan con los métodos coercitivos empleados por Occidente para ganar afinidades.
Además, el paso de Lavrov por Brasil y el hecho de que declarara que Moscú desea terminar el conflicto en Ucrania tan pronto como sea posible, lejos de demostrar debilidad, muestra que Rusia está dispuesta a negociar seriamente un nuevo acuerdo de seguridad con la OTAN pero en condiciones apropiadas; es decir, con la participación de actores globales que no respondan a los intereses de la Alianza Atlántica.
(LaIguana.TV)