Igual que las dos guerras mundiales, el conflicto de Ucrania comenzó con la idea de destruir el potencial de Alemania para así garantizar la hegemonía de Estados Unidos en Europa, aunque el adversario directo es Rusia, expuso el pensador venezolano Luis Britto García, en conversación con el filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela, en el programa Desde donde sea.
“Lo que está sucediendo es un conflicto para intentar restablecer la unipolaridad del mundo, que el planeta sea dirigido única y exclusivamente por una potencia, que sería Estados Unidos, un país que sólo toma en cuenta sus propios intereses, no los del resto de la humanidad. Mientras tanto, todos los movimientos que estamos viendo en el resto del orbe, se dirigen a tratar de romper esa unipolaridad y establecer la multipolaridad”, añadió el escritor, que recientemente recibió el doctorado honoris causa de la Universidad Simón Bolívar.
Pérez Pirela presentó a Britto García como “el intelectual venezolano más importante del momento y uno de los más destacados en lengua castellana”, además de ser “amigo personal y de esta casa”.
Britto García mencionó las acciones que hacen pensar en que el objetivo oculto de la guerra de Ucrania es frenar el desarrollo de Alemania. “Estados Unidos tuvo la brillante idea de sabotear los gasoductos Nord Stream, que les garantizaban el gas ruso a los alemanes y a otros países europeos”, dijo.
Miguel Ángel Pérez Pirela (MAPP): Por menos de eso, pudo haber estallado una guerra mundial.
Luis Britto García (LBG): Sí, de hecho, las guerras mundiales han estallado por ese tipo de situaciones. Para principios del siglo XX, Alemania era la potencia más desarrollada, próspera y adelantada científica, industrial y hasta culturalmente. Además, estaba aliada al gran Imperio Otomano, lo que le daba acceso a la mano de obra y a las enormes reservas de petróleo del Oriente Medio. Entonces se formó una coalición para destruir a Alemania. Lo logró, pero en muy poco tiempo, Alemania logró volver a ser una potencia y a amenazar la hegemonía de las otras naciones europeas y de Estados Unidos. La Segunda Guerra Mundial detonó porque Alemania necesitaba el petróleo soviético para consolidarse como la gran potencia europea y porque Japón necesitaba el hierro y los hidrocarburos de China para seguir creciendo. Estados Unidos no podía tolerar ni la rivalidad de Alemania en Europa ni la de Japón en el Pacífico. Todas son pugnas de intereses. En este caso, con la voladura del Nord Stream no se está afectando tanto a Rusia, sino a Alemania, que venía perfilándose de nuevo como un polo de desarrollo industrial en Europa. Decidieron inventar una guerra y volar las fuentes energéticas de la industria alemana. En alguna forma, esta guerra vuelve a ser contra Alemania, aunque el enemigo declarado sea Rusia y se esté quemando a Ucrania como si fuera un cartucho.
MAPP: Estamos hablando de una Alemania que es el motor de la Unión Europea, un motor que se alimentaba del petróleo y el gas ruso.
LBG: Exactamente. Cuando Estados Unidos le corta las fuentes energéticas a Alemania lo que está haciendo es una acción de guerra contra ese país y sus aliados más estrechos. La política de Estados Unidos es ir contra cualquiera que parezca que va a tener cierta coherencia o cierto poder. Y ha habido una amenaza de una Europa de nuevo económicamente poderosa, dirigiendo en gran parte los destinos del mundo, bajo una influencia alemana. Entonces decidieron inventar un conflicto y, en medio de él, cortarle las fuentes energéticas a Alemania a ver qué hace. Y lo que han hecho los políticos alemanes es aplaudir.
MAPP: A Olaf Scholz le acaban de protestar en su cara por estar entregado a los intereses de Estados Unidos. Por otro lado, Estados Unidos está cometiendo el error de rearmar a Alemania y a Japón, lo que no había ocurrido luego del fin de la Segunda Guerra Mundial. Entonces, les quitaron el gas y el petróleo barato, les están vendiendo esos productos cinco veces más caros, es decir, los están arruinando y, además, les están dando armas. Esto no pinta bien porque hay una oleada de gobiernos de extrema derecha en toda Europa, una situación muy parecida a los tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial.
LBG: Es así. Hay que recordar que la invasión alemana a la URSS no fue de Alemania nada más. Allí participaron tropas de Polonia, España, Italia y los países balcánicos. Eran movidos por una especie de antieslavismo innato. Esto podría estar repitiéndose ahora, porque en vez de darse cuenta de que la potencia peligrosa es Estados Unidos, le tienen miedo a Rusia que, si a ver vamos, no tiene ni una sola base militar en Europa.
MAPP: Y que les estaba vendiendo energía barata.
LBG: Sí y que le otorgó la independencia a una cantidad de países que habían sido repúblicas soviéticas, sin disparar un tiro y sin ni siquiera quejarse. Pero resulta que Europa está empecinada en una cruzada contra Rusia.
MAPP: Con mucho de racismo.
LBG: Un racismo irracional porque resulta que los eslavos son tan o más arios que los propios europeos. Es el mismo cuento de la hegemonía europea de los tiempos de Bonaparte. Él sintió que su imperio se estaba tambaleando y decidió que iba a invadir Rusia, lo que sería muy fácil porque era un país atrasado. Pero sucedió que los rusos les dieron una tremenda paliza a las tropas napoleónicas. De la expedición de más de 100 mil hombres del Grande Armée, “el Gran Ejército”, no quedaron sino 10 mil, muy humillados, huyendo con una carroza en la que estaba oculto, bajo unas cobijas, Napoleón Bonaparte, con destino a su derrota final en Waterloo. Ahora se está repitiendo esa historia, desdichadamente no como comedia (como decía Marx), pues esto no es una comedia, sino que tiene visos de degenerar en una guerra mundial.
MAPP: Hemos visto provocaciones impensables como el ataque con drones al Kremlin con el propósito de asesinar a Putin; ataques contra edificios civiles en las afueras de Moscú y en la frontera con Ucrania.
LBG: Es que Estados Unidos se acostumbró a ese modus operandi en la guerra. La costumbre se hace irreflexiva. Todos los lunes, desde tiempos de Obama hay una reunión sobre los blancos que se debían eliminar a través de drones. Así se eliminó a (Qasem) Soleimani, un iraní que les caía mal. Cada semana hay una reunión para decidir a quién quieren asesinar con unos drones, sin ninguna posibilidad de defensa.
MAPP: Es un arma cobarde.
LBG: Churchill dijo, cuando los alemanes le lanzaron los cohetes V2, que esas eran armas cobardes y que los cobardes nunca han ganado las guerras. Sería interesante ponerles esa frase de Churchill, tal vez muy demagógica, pero que tiene algo de verdad porque en este caso, las bases desde donde operan estos drones están en Los Ángeles o en cualquier lugar de Estados Unidos, a miles de kilómetros de distancia. Unos operadores ven el terreno y asesinan gente en Asia, África o donde sea. En Irán, por ejemplo, Estados Unidos decretó que nadie podía ser científico porque Irán no puede tener desarrollo en ese campo. Así que cualquier científico iraní tiene una sentencia de muerte sobre su cabeza. ¿Hasta qué punto se puede aguantar un orden, o un desorden, de esa naturaleza? Además, han adoptado una táctica terrorista: bombardean un lugar y diez o quince minutos después, cuando se ha reunido mucha gente en el sitio y han llegado los cuerpos de seguridad y de rescate, lanzan un segundo ataque. Esa es una práctica ya normal. Hay una película extraordinaria, llamada Good kill, en la que un piloto de combate desempleado, por culpa de los drones, sufre una crisis de conciencia al no poder asimilar que desde un remolque en Las Vegas se acabe con la vida de cientos de personas. Ese es el tipo de guerra al que estamos enfrentados. No parece ser una forma de conquistar hegemonía ni de ganar el apoyo de un país.
MAPP: Pero, insisto, no es lo mismo atacar a Afganistán o Irak que hacerlo a la principal potencia nuclear del mundo. ¿Será que Biden está dispuesto, para ganar unas elecciones, a incendiar el planeta entero?
LBG: Es que una forma de pensamiento. Para ganar unas elecciones, debo ser el típico perdonavidas de la película del oeste, que llegaba a las cantinas a caerle a golpes y a tiros a quien se le atravesara. Pero en esas películas, la gente cargaba unas Colt 45. En cambio, acá estamos hablando de armas nucleares. Hacer esos juegos de adolescentes es una locura.
MAPP: Están dispuestos incluso a volar una represa para inundar pueblos enteros, como acaba de ocurrir.
LBG: Están destruyendo un país por una histeria triunfalista según la cual van a poder dominar a Rusia y a China, que es el verdadero enemigo porque los ha superado en todo. Es una guerra insensata que no se puede ganar sin destruir a toda la humanidad.
MAPP: Eso habla muy mal de la clase política europea. No se pueden comparar con De Gaulle o Churchill. Los mandatarios actuales son unos enanos de la política sometidos a otro señor, Biden, que al parecer está perdiendo la cabeza.
LBG: Sí, son parte de una élite que arrasó con Libia, partiendo del principio de la pureza europea. De Gaulle, en cambio, se negó a que Estados Unidos tuviera bases militares en Francia, a pesar de que él, literalmente, entró a Francia en un tanque estadounidense. Él dijo que si había bases militares no había soberanía. En este caso estamos viendo la inmolación de un país, primero; y luego de un continente completo para los intereses de una potencia extracontinental, que es Estados Unidos. Esa potencia ha decidido tener una guerra para acabar con un potencial enemigo, que es Rusia, y si para ello tiene que sacrificar a un país, Ucrania, les importa un pito, y si tienen que sacrificar esa cosa que llaman Europa, lo harán.
MAPP: No será la primera vez.
LBG: No, y como no son ciudadanos estadounidenses no les importa. Si los europeos se dejan meter en eso, la culpa es de ellos. Se trata de una proxy war, una guerra por delegación, que figuraba por cierto en documentos del tanque de pensamiento estadounidense RAND. Todo estaba planificado hace varios años.
(LaIguana.TV)