lunes, 21 / 04 / 2025
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Fernando Buen Abad: «Nuestra gran derrota semiótica se llama Disney» (+Desde Donde Sea)

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“Una de las más grandes derrotas semióticas que hemos en América Latina y el sur en general se llama Disney. Nos han penetrado tanto que replicamos en nuestros hogares el modelo ideológico de Disney. Hemos confundido el entretenimiento para niños con una ideologización desde la cuna”, dijo el filósofo y experto en semiótica mexicano Fernando Buen Abad en la parte final de la conversación que sostuvo con su colega venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela, en el programa Desde Donde Sea.

Buen Abad también dio su opinión en torno a la irrupción de la inteligencia artificial en el escenario actual. “Hay que expropiar las herramientas para evitar que se vuelvan armas de guerra (psicológica, cognitiva y simbólica), como ya se advierte que va a ser la IA”, subrayó.

MAPP: ¿Es posible una filosofía y una educación de la comunicación nuestroamericanas en la que se pueda plantear, desde nosotros mismos, esa tensión existente entre la semiótica y emancipación?

FBA: En América Latina tenemos más o menos mil facultades y escuelas de Comunicación. Los ejes teóricos y metodológicos con los que se enseña comunicación en esta región son básicamente tres. Uno es la corriente funcionalista, que es la predominante, la reina de la escena; segundo está la escuela estructuralista, que también tiene su hegemonía y distintos espacios; y tercero el enfoque marxista que ha tenido algún desarrollo, pero siempre menor y marginal. Tenemos escuelas de formación de comunicadores y periodistas en las que se forman sirvientes del modelo hegemónico de la comunicación. No tenemos todavía una corriente latinoamericana en el estudio de esta materia. No digo que no haya habido autores y casos, porque eso sería una gran injusticia. Pero no ha sido suficiente para formar una gran corriente latinoamericana de la comunicación. No tenemos ni siquiera una carta democrática de la comunicación que permita luchar contra las fake news y el engaño mediático. No tenemos una biblioteca latinoamericana de pensamiento filosófico y teórico en ese campo. Y mucho menos en lo tecnológico porque no fabricamos ni un solo tornillo de los elementos que usamos para comunicarnos. Tenemos un problemón dramático en materia de dependencia. Y no tenemos ni siquiera una propuesta en materia de epistemología comunicacional  que deje de anclar los modelos narrativos en las teorías de algunos genios de escritorio y de biblioteca para acudir a la agenda de las bases sociales, y que sean ellas las que normen y rijan ese modelo de comunicación que se necesita. Alguna vez, hablando con mi hermano y amigo Hugo Chávez, nació la idea de hacer una cumbre de presidentes en materia de comunicación, que tenía como inspiración, y sigue teniéndola, la urgencia de que los líderes comprometidos con la democracia discutan este tema porque no hay democracia posible sin una comunicación libre y liberadora. Hay que hacer comunicación en democracia y democracia en comunicación. Para poder exigirles a los dueños de los emporios mediáticos que dentro de ellos haya vida democrática, que actualmente no la hay. Necesitamos exigirles a todos los partidos políticos un ejercicio de renovación comunicacional profunda para que realmente se exprese la voluntad desde abajo, que debería ser la agenda normativa de nuestro tiempo, bajo esta epistemología. De ese modo sí es posible gestar una transformación masiva. En el continente somos un archipiélago inmenso de voluntades comunicacionales emancipatorias, pero somos eso, un archipiélago, voluntades inconexas en redes sociales, blogs, etcétera, con intereses diversos (científicos, artísticos, sociales, políticos), pero sin nexos, sin poder acceder a una base organizativa que convierta esas voces críticas en teoría crítica, pero no como desplantes teóricos aislados, sino en clamor social. Y ese salto no va a poder darse sin la intervención política organizada y sistemática sobre cuatro o cinco puntos concretos. Uno de ellos, a mi entender de los más desafiantes, es transparentar el financiamiento de la comunicación.

MAPP: Esto nos lleva a lo que tú has llamado la creación de una ciencia de las apariencias en un contexto en el que el Fondo Monetario Internacional lo primero que van a hacer es trastocar la educación para alienarla o determinarla en relación a ciertos temas. Así vemos fenómenos muy preocupantes como la guerra en Ucrania, cuyas primeras víctimas fueron los medios de comunicación rusos. El mismo occidente que bombardea e invade países en nombre de la libertad de expresión, en las primeras de cambio le quitó a la población planetaria una de las dos partes de la versión, de la narrativa, del relato en el 2.0. Estamos ya en medio de una dictadura declarada, no solapada en este campo.

FBA: Sí, creo que el ejemplo de Ucrania es poderoso y desafiante en más de un sentido porque la guerra mediática que se ha desatado para encubrir, diluir y tergiversar lo que realmente pasa ahí. Por ejemplo, no deja ver la presencia de la industria bélica estadounidense que está haciendo negociados extraordinarios. Las cifras sobre sobre las inversiones y ganancias en temas militares indican  que la industria bélica ha aumentado sus ganancias 30 % en los últimos años y esperan incrementarlo 25 % o más en los próximos. Esto lo que significa es más muertos y más destrucción, junto a esas mayores ganancias. Por eso el imperio yanqui avanza en su amenaza de una guerra contra China, que es parte de la agenda crucial para la filosofía de nuestro tiempo. Lo digo porque no veo a los movimientos filosóficos comprometidos con este debate de fondo.

MAPP: Sólo hay que ver cómo le cayeron encima nada menos que a Habermas por haber avanzado un pensamiento crítico en torno a la guerra de Ucrania.

FBA: Sí, y Chomsky nos avisa permanentemente el bloqueo sistemático que él ha sufrido para exponer sus ideas en esos escenarios. Si la industria bélica está cobijada por la industria mediática, nosotros estamos obligados a hacer un trabajo de difusión, análisis y reeducación de nuestros pueblos. Tenemos que volver a pensar dónde están, de quién son y bajo control de quiénes están los factores de la producción: tierra, trabajo y capital. Si no entendemos el drama que sufre el trabajo no vamos a entender el por qué y el cómo opera la comunicación. Eso lo planteo en mi texto sobre filosofía de la comunicación. El fin último de todo sigue siendo quedarse con el plusvalor que produce el trabajador. Ese es el eje de la batalla que estamos dando y creo que no hemos sido capaces de explicarlo, como tampoco lo hemos sido de politizar el debate sobre la inflación o sobre la manipulación de la moneda como representación del valor del trabajo. Hay una cantidad de conceptos básicos que quedan sepultados, otra vez, bajo una caverna de las mafias mediáticas que sirve para distraernos y para hacernos creer que la distracción es mejor que lo que está ocurriendo en la realidad. Y terminamos enamorándonos de la distracción, por encima del compromiso que tenemos con las verdades humanas, que son de mayor urgencia a estas horas.

MAPP: ¿Cuáles serían para ti nuestras más grandes derrotas y victorias semióticas, de sentido, en la región?

FBA: Una de las más grandes derrotas semióticas que hemos tenido se llama Disney. Nos han penetrado tanto que muchos amigos y familiares míos hasta van a ponerle a la cuna del niño la cara de Mickey Mouse, bajo la premisa de que eso es tierno y propio de los niños. Se hacen parte del modelo ideológico de Disney porque creen que con eso les están llenando a los hijos una especie de universo de fantasía que ellos necesitan. Hemos confundido el entretenimiento para niños con una ideologización desde la cuna. Esa es una gran victoria del imperio en la que se necesita un trabajo muy de fondo, sin herir ni insultar a nadie. Por otro lado, hemos obtenido grandes e importantes victorias simbólicas y comunicacionales. A escala mundial, una fue la gran Revolución Bolchevique que modificó la concepción de un montón de modelos organizativos, no en las estructuras burocráticas, sino en términos de ascenso de conciencia popular. Diez años antes de eso, la Revolución Mexicana había tenido sus logros con la representación simbólica de Zapata y Pancho Villa. Se entendió que los pueblos, desde muy abajo, cuando cobran conciencia de su fuerza, pueden transformar estructuras muy consolidadas en el tiempo. Todo proceso revolucionario necesita una estrategia comunicacional nueva que pueda forjar una nueva mentalidad. Lo sabía Bolívar, que se fue a robar una imprenta para crear una nueva prensa que encarnara el pensamiento independiente. Antes del Correo del Orinoco mucha gente no había empezado a pensar de manera independentista. Lo mismo pasó en Argentina y en México, donde José María Morelos y Pavón, junto a Miguel Hidalgo, entendieron la urgencia de la revolución de las ideas en la cabeza de la gente. Esos triunfos se repitieron en la Revolución Cubana y en la Revolución Bolivariana de Venezuela, que también ha tenido clarísima la necesidad de transformar el pensar del pueblo para convertirlo en sujeto de su propia emancipación. Incluso, en los momentos más duros, cuando le cortaron la luz  a toda Venezuela, nació otra forma de iluminación: la gente se sentó a discutir en colectivo lo que estaba pasando y a buscar soluciones para construir fuerza común y vencer la situación. También tendríamos que dedicar mucho tiempo a hablar del movimiento de la Nueva Canción en todo el continente; de los documentalistas de Pino Solanas y de grandes cineastas venezolanos y bolivianos; la pintura mural de artistas que ayudaron a ver otros colores, otras formas, otros relatos… Le debemos tanto a Picasso con su Guernica porque logró resolver el dilema entre lo ético y lo estético en una sola pieza, que ha tenido secuelas maravillosas  por estos lados. Esa es una especie de inventario de la subjetividad de nuestros pueblos, en la que estamos trabajando para poner un paisaje general en el que se apreciará que si bien es cierto que la dominación ha sido inclemente, inhumana e injusta, también lo es que la resistencia y la revolución han estado en pie de lucha y siguen estándolo a estas horas.

MAPP: Quienes no quieren que pensemos nos proponen como la gran panacea y la solución para todo la inteligencia artificial. Es decir, que ya no sólo habrá un instrumento mecánico que va a hacer las tareas propias de los obreros, sino que, además, va a pensar por nosotros

FBA: Uno de los grandes temas de los procesos revolucionarios es la inteligencia de la expropiación. Cuando los pueblos entienden que las riquezas deben ser para “todos-todos”, como dice Bautista, una frase que me encanta, allí está incluida la llamada inteligencia artificial. Hay que expropiar las herramientas para evitar que se vuelvan armas de guerra (psicológica, cognitiva y simbólica), como ya se advierte que va a ser la IA. La ciencia de las apariencias nos permitiría desnudar todo este plan. En eso estamos trabajando. En México crecimos agradeciéndole a Lázaro Cárdenas el haberle devuelto al pueblo la propiedad de la riqueza energética. Lo propio pasó acá con Hugo Chávez. Ahora hay que hacer lo mismo en todos los casos que tienen que ver con la tecnología y con el campo de la producción de las ideas. Hay que expropiar las editoriales y las televisoras que son máquinas de guerra ideológica contra los pueblos. Para que eso sea posible es necesaria la organización desde la base. A mi entender, la IA está aún en pañales. Es una herramienta que se está vendiendo a sí misma como un producto maravilloso, aunque es una mercancía más del modelo de dominación. Lo primero que hacen es anunciarla como la gran conquista, la gran maravilla para seducir a los incautos. Sí, es interesante, conmovedora, preocupante, pero no nos alcanza con eso. Necesitamos tener la capacidad de intervenir, para democratizar las herramientas de la comunicación y democratizar la comunicación misma. Si yo, ante una maravilla como puede resultar ese concepto, no soy más que un espectador o un usuario bobalicón, no puedo lograr nada. Por ejemplo, la IA no tiene cultura general, no tiene sensibilidad de clase o profundidad. 

MAPP: Y en el caso de ChatGPT opera con una base de datos de unos pocos años; una base de datos occidental, eurocéntrica y nórdica, es decir, que todas las construcciones que puede hacer parte de un contenido ya colonial.

FBA: Por eso sonará medio chocante y esotérico, pero en la lógica dialéctica, la que produjo Elí de Gortari en la  Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tenemos un bastión fundamental que es el pensamiento humano, tan completo que produce muchos más silogismos de los que imaginó Aristóteles. Esa riqueza tiene la necesidad de la praxis, de intervenir sobre la realidad, apropiárnosla, hacérnosla nuestra y constructiva. Eso deberíamos estar pensando con un proyecto de política comunicacional que tenga incluso sus marcos jurídicos potentes para que no nos tome de sorpresa. Además, hay que tener en cuenta que esa información que han acumulado (las empresas de IA) les pertenece a los pueblos del planeta, se la han saqueado al mundo para ponerla al servicio de un negocio. Si ese conjunto de la propiedad colectiva, que es la información, aceptamos que se reduzca a un juego y a un mecanismo de dominación vamos a sufrir grandes pérdidas. Tenemos que intervenir en ese debate con un concepto que aún necesita mucho desarrollo: la democracia, pero no la democracia burguesa, sino una otra democracia de corte participativo en la que se entiende que comunicación significa construcción de comunidad, no aparatos y medios. Significa acción colectiva para construir identidad comunitaria.

MAPP: Me hace pensar en uno de esos barrios de Venezuela que tú tanto conoces, donde había un cartel que decía: “No a la inteligencia artificial, sí a la inteligencia artesanal”.

FBA: …Y a la inteligencia social… 

MAPP: Ha sido una impresionante tertulia. Te agradezco tu participación y te advierto que no será la única pues vamos a seguir invitándote a este programa.

FBA: Pues, yo me siento muy honrado de participar en tu programa. Reconozco el esfuerzo que estás realizando, junto a los otros compañeros de LaIguana.TV, a quienes veo y sigo. Mi mensaje es uno que le he oído al presidente Nicolás Maduro, un mensaje que alienta y organiza: Nosotros venceremos

(LaIguana.TV)

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