Los días 17 y 18 de julio se llevó a cabo en Bruselas, Bélgica, la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Este encuentro en la capital comunitaria se dio ocho años después de haberse celebrado la II Cumbre UE-Celac, en junio de 2015. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, calificó la cita como un «éxito político»; mientras que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que «ha sido una excelente cumbre, ha sido como un nuevo comienzo».
«Nos comprometemos a renovar y seguir reforzando nuestra ya arraigada asociación birregional, que se basa en valores e intereses comunes y en estrechos lazos económicos, sociales y culturales», plasmaron las autoridades en la Declaración Final.
Las autoridades prometieron reforzar el diálogo entre ambas regiones. «Reafirmamos que colaborando como socios soberanos somos más fuertes y estamos mejor situados para afrontar las numerosas crisis y múltiples desafíos de nuestra época, como la inseguridad alimentaria, la pobreza, las desigualdades en ambas regiones, las perturbaciones de las cadenas de suministro y el aumento de la inflación», agregan.
Asimismo, indicaron que cooperarán para mitigar los efectos adversos del cambio climático y la degradación medioambiental, de acuerdo con el principio de la equidad y de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas.
El documento final fue respaldado por todos los países asistentes, «con una única excepción por estar en desacuerdo con uno de los apartados», aclaran al final del texto, de 41 puntos y 10 páginas.
Durante la jornada del martes, la Cancillería de Nicaragua comunicó que «no firmó, aprobó ni acompañó lo que hoy fue anunciado, pomposa y mentirosamente, como Declaración de Consenso de la III Cumbre Celac-Unión Europea».
En el texto, se señala que la UE «ha roto todos los procedimientos y mecanismos establecidos por los organismos democráticos» y ha pasado «por encima de las reglas» que fundamentan el funcionamiento de cada entidad.
Posición sobre el conflicto
Justamente el conflicto en Ucrania, aunque no fue el objeto de la cumbre, fue uno de los temas abordados en la cita en la capital comunitaria y complicó la redacción de la Declaración Final, por diferencias entre ambos bloques; e incluso causó intrigas desde antes de celebrarse la reunión.
Sin embargo, finalmente fue incluido el tema en el documento, en donde los países firmantes expresaron su «profunda preocupación» por el conflicto en curso en Ucrania.
En el texto se añaden que apoyan «todos los esfuerzos diplomáticos que busquen lograr una paz justa y sostenible en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas».
Latinoamérica cuestiona a la UE
Durante las discusiones que se desarrollaron en Bruselas, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, criticó la posición de la UE respecto al conflicto y manifestó que en este se canalizan, para fines bélicos, «los recursos que son esenciales para la economía y los programas sociales».
Asimismo, mencionó que «recurrir a sanciones y bloqueos», como los que ha aplicado la UE sobre Rusia, «sin el amparo del derecho internacional, solo sirve para penalizar a las poblaciones más vulnerables».
De igual forma, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, reprochó que «se envían trillones de dólares en armamento para la guerra», pero no son capaces de «contribuir al desarrollo integral de la humanidad con los objetivos del desarrollo sostenible, propuesto por la ONU».
Gobernanza
En las intervenciones en la cumbre, Lula abogó por la necesidad de transformar «la gobernanza global», pues, a su criterio, «el actual modelo de gobernanza mundial perpetúa las asimetrías; mientras que Castro añadió que están obligados a «analizar la arquitectura del mundo», que «no contribuye a evitar la dependencia, la migración, y el deterioro del medio ambiente».
Por su parte, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, comentó que hoy, más que nunca, es preciso renovar la «común confianza en los valores del multilateralismo».
Al respecto, en la Declaración Final, los mandatarios resaltaron la necesidad de «reforzar el sistema multilateral» y de «promover una gobernanza mundial más eficaz e inclusiva, que respete el derecho internacional».
Asimismo, acordaron reforzar su colaboración en las instituciones financieras internacionales y los organismos multilaterales, reconociendo que es fundamental contar con un sistema que asigne recursos adecuados al desarrollo sostenible y dé respuesta a las necesidades específicas de los países más vulnerables.
Acuerdos
«Seguiremos reforzando y desarrollando las relaciones comerciales y de inversión entre la UE y los países y regiones de la Celac», dice la Declaración Final, en la que las partes reconocen la importancia del «comercio abierto y justo» basado en normas acordadas a escala internacional.
La cita en Bruselas fue propicia para firmar algunos acuerdos y hacer anuncios. Von der Leyen informó que la UE invertirá, hasta 2027, 45.000 millones de euros (aproximadamente 50.600 millones de dólares) en los países de América Latina y el Caribe.
Además, la UE suscribió memorandos de entendimiento con Argentina, Ecuador, Honduras y El Salvador. Así como acuerdos con Chile y Uruguay.
Con Argentina se rubricó un memorando de entendimiento sobre «cooperación energética», anunció el presidente Alberto Fernández. «En beneficio de nuestro crecimiento y generando empleo, podemos ser proveedores confiables en la transición hacia energías limpias y renovables», manifestó.
Con Ecuador, el memorando de entendimiento busca ampliar la cooperación en medioambiente, políticas sociales y económicas, ciencia, educación, seguridad, migración, inversiones, derechos humanos, energía y desarrollo. El mandatario del país suramericano, Guillermo Lasso, lo tildó de «histórico», porque «marca un importante acercamiento en beneficio de ambas partes».
Sobre Honduras, el memorando de entendimiento fue en materia de «consultas políticas», informó la Cancillería de la nación centroamericana. De igual forma, el documento firmado con El Salvador busca «consolidar vínculos bilaterales y de colaboración», indicó el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Con Chile, las autoridades comunitarias firmaron un acuerdo para obtener materias primas como el litio y el cobre, cruciales para la producción de vehículos y baterías, y promover a cambio proyectos de transición energética en el país sudamericano.
Entretanto, con Uruguay rubricaron un acuerdo de cooperación energética para impulsar la producción de hidrógeno verde y fomentar las energías renovables en ese país.
Sobre el acuerdo con el Mercado Común del Sur (Mercosur), en la Declaración Final de la cumbre solo se indica que toman nota «de los trabajos en curso» entre ambas partes.
No obstante, en intervenciones hechas por las autoridades en diferentes foros, se mostró optimismo al respecto. «Creo que tenemos una ventana de oportunidad para ratificarlo en este segundo semestre de 2023», dijo Sánchez.
Cumbres más seguidas
Por otro lado, en la Declaración Final los mandatarios también se pronunciaron en contra del bloqueo contra Cuba, a favor del diálogo sobre la cuestión de las Islas Malvinas, expresaron su preocupación sobre la crítica situación humanitaria en Haití, reafirmaron el apoyo al proceso de paz en Colombia y además alentaron un diálogo constructivo en Venezuela.
Sánchez hizo un llamamiento a que encuentros como este «no vuelvan a hacerse esperar ocho años nunca más».
En ese sentido, en el documento final se estableció celebrar cumbres cada dos años; entonces, se decidió que la próxima tendrá lugar en un país de la Celac en 2025. Al respecto, Jorge Rojas Rodríguez, embajador de Colombia ante el Reino de Bélgica, confirmó que su país será la sede de ese encuentro.
Ambas partes establecieron la «Hoja de Ruta UE-Celac 2023 a 2025», que incluye una serie de eventos y reuniones de diferentes niveles hasta que se celebre la cuarta cumbre entre los dos bloques.
Cumbre de los Pueblos
Los movimientos y colectivos sociales, políticos, populares, sindicales, feministas y ecologistas latinoamericanos, caribeños y europeos que concurrieron a la Cumbre de los Pueblos celebrada en Bruselas los días 17 y 18 de julio, han acordado, entre otras cuestiones, condenar los intentos imperialistas de «dividir al mundo en bloques de Estados», avanzar hacia la paz e impulsar la integración popular, más allá de las estructuras multilaterales.
«Esta Cumbre de los Pueblos entendió que el encuentro entre la Celac y la UE es una oportunidad para avanzar en la creación de un mundo multipolar, con relaciones multilaterales que permita progresar en paz a la humanidad, en armonía con la Madre Tierra», se lee en el comunicado oficial.
Sin embargo, también se lamentan «los intentos de la UE de imponer formatos y métodos unilaterales, poco transparentes, contrarios al espíritu de respeto, diálogo y cooperación que debe imperar en las relaciones birregionales».
En este sentido, en el texto se recalca que el fortalecimiento de las relaciones entre América Latina y el Caribe con la Unión Europea debe basarse en «el respeto mutuo» y debe poner «en el centro de las políticas públicas al ser humano».
Los firmantes también condenan las «injerencias externas» y rechazaron «categóricamente cualquier acción política, o militar que pretenda interferir en el normal desenvolvimiento de las instituciones y normas constitucionales de cualquiera de los Estados participantes en la Cumbre», al tiempo que se condenaron «las campañas mediáticas encaminadas a desestabilizar gobiernos democráticamente elegidos por sus pueblos en América Latina y el Caribe».
Europa sigue en el Medioevo
Antes de la lectura de la resolución final, el canciller venezolano, Yván Gil, declaró que al secundar las sanciones, Europa somete a Venezuela a una práctica «medieval».
«Las sanciones son una aplicación, diría yo, medieval. Desde el Medioevo existen las sanciones. Cuando una comunidad o un feudo competía con otro feudo, simplemente le restringía su posibilidad de comercio, le eliminaba su posibilidad de alimentación, lo asediaba. Eso es lo mismo que aplica Europa, la UE, que tanto defiende los derechos humanos, sobre Venezuela», sostuvo el diplomático.
Gil aprovechó su intervención para recalcar el doble rasero de Bruselas, al pretender desmarcarse de la política de coerciones estadounidense, cuando, en realidad, la acompaña y refrenda a través de otros mecanismos.
«Europa siempre trata de escurrir el bulto, presentándose como una entidad justa, que evalúa, que somete a la consideración de un cuerpo colegiado sus decisiones, cuando, realmente, es una sociedad gobernada por los medios de comunicación, por la economía y la estructura financiera privada», señaló.
Defensa de la soberanía
Para las organizaciones firmantes, resulta indispensable promover «la unidad y la integración regional solidaria» e impulsar con más fuerza tanto la Celac, como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en el interés por defender la soberanía y atender algunos de los desafíos regionales más importantes, como la represión en Perú, la crisis humanitaria en Haití y las amenazas, bloqueos y sanciones contra los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
A este respecto, se indica explícitamente el repudio a «la utilización de mecanismos judiciales y de falsas noticias para expulsar de sus cargos a lideres progresistas de América Latina elegidos democráticamente por sus pueblos y rechaza la política ilegal de sanciones y de medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos» contra las mencionadas naciones, al tiempo que insta a Washington a derogar estas medidas que «afectan el pleno disfrute de los derechos humanos de los pueblos».
En concordancia con esta postura, exhortan a la Celac y a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) «a asumir una clara y activa solidaridad con la lucha contra el colonialismo», con particular énfasis en la defensa de los pueblos saharaui y palestino, embarcados en una larga lucha para constituirse en Estados independientes.
Resolución pacífica de los conflictos
Los participantes reivindican «la defensa de la cultura de la paz como fundamento de la civilización» y hacen «un firme llamado» para que todos los conflictos en curso «sean superados por medios pacíficos y mediante negociaciones diplomáticas».
En particular, se respaldaron las gestiones de paz que promueven los presidentes Lula da Silva y Andrés Manuel López Obrador, el Gobierno de China y varias delegaciones africanas para poner fin a las hostilidades en Ucrania, y también se aplaudieron los esfuerzos del presidente Gustavo Petro para alcanzar la paz en Colombia con la cooperación de los Gobiernos de Cuba, Venezuela y México.
Adicionalmente, se invitó a todas las organizaciones participantes de la cita a las movilizaciones convocadas para el próximo 21 de septiembre, «en defensa de la paz y la solidaridad», «contra la espiral belicista» y en favor de «la disolución de los bloques militares», con el objetivo de que el Atlántico y el Mediterráneo sean zonas de paz, libres de bases militares.
Inclusión y protección de grupos vulnerables
Del mismo modo, se reconocen las políticas de inclusión adelantadas por los Gobiernos de Colombia, Bolivia y Brasil, al tiempo que se defiende la libre circulación de personas por los territorios, como medida de protección de los derechos humanos de los migrantes, hoy más que nunca expuestos a redes de tráfico de seres humanos y de explotación sexual.
En un contexto donde siguen prevaleciendo la desigualdad, la xenofobia, la aporofobia, los movimientos sociales observan que estas formas de intolerancia continúan impactando «negativamente el goce de todos los derechos humanos de las personas afrodescendientes, en particular las mujeres y menores que son objeto de discriminación interseccional y multisectorial».
A este respecto, se insta a los Gobiernos de las dos regiones a «adoptar leyes e implementar políticas y programas que garanticen la protección efectiva de las personas africanas y afrodescendientes sujetas a discriminación racial».
(RT)