CUERPO Y TESTIMONIO, de Francisco Verde, está conceptualmente definida por un binomio, que evoca dos motivos teológico-artísticos de gran potencia: la corporeidad y el martirio.
En su exhibición, el artista representa la humanidad martirizada del cuerpo. Su intención no se detiene en moldear su dimensión anatómica, fisiológica o física, sino representar figurativamente, esa humanidad marcada en el cuerpo humano por el sufrimiento. Para ello fija su atención tanto en el cuerpo (físico), como en su corporeidad (metafísica): ese lugar donde al artista le corresponde ir a capturar lo que desea representar. Ya el expresionista italiano Amedeo Modigliani (†1920) había intentado plasmar en los ojos de su retrato, aquello que le transmitía la mirada del modelo. Con esta operación de abstracción artística, el autor trata de dejar en la figura del cuerpo entero, o de algunas de sus partes, las huellas del martirio.
En su obra el artista identifica el testimonio con el martirio. En efecto, en la antigüedad los griegos empleaban el vocablo martirion para referirse al testimonio, siendo entonces un mártir religioso un testigo de la fe. En sentido más amplio – pero siempre teológico – un mártir es un testigo de la humanidad sufrida en su cuerpo, como bien lo señala el artista al representar figuras como las de San Juan Bautista, Santa Lucía y San Sebastián. Incluso, para Verde el mártir contemporáneo llega a ser aquel que padece el dramático sufrimiento de la humana cotidianidad (El justo, El honesto y El trabajador).
Pieza tras pieza y cuerpo tras cuerpo, el testimonio del martirio teje la trama de la exposición, involucrando al artista, su obra y al espectador. Es por ello que el artista se convierte en testigo creador de su propia obra, al interpretar el mundo que le rodea y, a la vez, replantearlo en términos artísticos con los sacrificios de rigor. De allí nace el testimonio de la obra, que por sí sola lleva un mensaje implícito en su contenido y en cuyas herramientas y materiales usados para su generación quedan impregnados los vestigios del autor. Y por último el testigo ocular o espectador, referido a todos quienes somos alcanzados por la obra de arte y la intencionalidad del autor, mediante la experiencia de la contemplación artística.
Presentada en dos momentos, Cuerpo y Testimonio es el resultado de dos caras del mismo lienzo herido y martirizado. Un primer momento expositivo se caracteriza por la presencia de figuras bíblicas y de la tradición cristiana, que vehiculan con inmediatez la realidad teológica y humana del martirio. Resalta en esta fase la figura de Cristo, el Mártir, en una doble interpretación: la instalación de gran formato de la Muerte de Cristo y la pintura del Cuerpo descendiendo, una reinterpretación de la pieza artística del barroco José de Ribera (†1652), conocido como Lo spagnoletto. Como en su crucifixión, aquí el Cristo también está acompañado por el díptico Corporeidades, los dos ladrones y además por las pinturas que rememoran el martirio ejemplarizante de figuras de la tradición cristiana como San Juan Bautista, Santa Lucía y San Sebastián.
En un segundo momento expositivo, Cuerpo y Testimonio vuelca su mirada al presente del autor y del espectador, recreando la experiencia del martirio en los sujetos de hoy. El pathos testimoniado por aquellas figuras de un tiempo, circunstancias y espacios diferentes converge ahora en nosotros en modo contemporáneo. Se trata del momento de la cotidianidad actual, cuyo martirio narrado ahora en cuerpos anónimos conecta aquel sufrimiento de altas figuras teológicas con los del presente, en modo secular, es decir, sin color religioso o confesional.
En esta oportunidad reluce la triada pictórica de El justo, El honesto y El trabajador; la instalación de mayor formato artístico La red, las Máscaras mortuorias de artistas jamás conocidos, Niño durmiente y Anciano durmiente, los lienzos sobre la senectud, Piedad de hermanos, Desterrados I y Desterrados II; en cuyos sujetos vive el martirio contemporáneo, vinculado a veces al trabajo desdichado, la precariedad, la indiferencia humana, y otras veces a la soledad y a la resignada aceptación, dibujándose con saña en la piel humana de hoy y en las circunstancias del día a día.
No obstante, el afligido percutor narrativo de la obra, en la cual el drama del martirio atraviesa cada pieza hasta la sangre del lienzo, Francisco Verde, fiel testigo creador también del arte caribeño, cierra Cuerpo y Testimonio con Mujer amamantando, una señal de optimismo que inaugura una teología de la esperanza en la figura del infante y su madre. Una vida nueva que recuerda aquella creación humana, semejante a la divina, del libro de los orígenes (Génesis 1,26-27), aquella humanidad apenas “poco inferior a los ángeles” que recoge el Salmo 8 y la misma que Pablo, el mártir de la soberbia, expresara como “nueva creatura” (Gálatas 6,15).
Porque un niño siempre es esperanza, bálsamo vivo de la consolación, a pesar del dolor que pueda sufrir la madre en el seno que nutre la vida nueva.
¿Qué dice Francisco Verde?
Es mi producción de trabajos más reciente, es una invitación a volver a mirar cara a cara la humanidad, su sufrimiento y su muerte, para afrontar esas realidades transformándolas en belleza, como un propio acto de esperanza.
Este «cuerpo de trabajo» solo pretende generar nuevas imágenes desde la materialidad contenida en cada obra, y además, servir como registro artístico de algunos martirios que la humanidad ha vivido y sigue viendo hoy.
CUERPO Y TESTIMONIO se puede visualizar o leer en dos momentos; el primero a través de la reinterpretación y renovación de algunas imágenes de la iconografía Cristiana, y el segundo a través de obras que hablan sobre las víctimas de otros martirios que siguen ocurriendo en la contemporaneidad.
Este proyecto expositivo reúne trabajos realizadas en su mayoría en 2023, pero también algunas piezas de años anteriores que marcan momentos importantes en mi investigación. Son 33 piezas entre pequeño, mediano y gran formato, expresadas en variedad de géneros como dibujo, pintura, escultura, instalaciones y técnicas mixtas, incluyendo mi reciente investigación de «soportes perforados.»
Además estaré presentando más de 10 bocetos y estudios.
Actualmente en mi trabajo reconfiguro imágenes que me inspiran y conmueven para generar nuevas, que a su vez puedan ser reinterpretadas por el espectador a través de alguna experiencia estética, poniendo en evidencia momentos específicos de mis procesos de abstracción, obteniendo resultados con características orgánicas, geométricas o ambas.
(Créditos fotografías Audio Cepeda y José Villasmil / LaIguana.TV)