Pocos conocen esta faceta, pero Paul Gillman, el más importante exponente del rock venezolano, fue la voz de varias series animadas. Hizo “Mapa” en la serie Dora la Exploradora, también de “Patricio” en Bob Esponja y de “Batman del Futuro».
Pudiera parecer extraño que entre sus muchos reconocimientos posee 11 trofeos del béisbol de los artistas.
En 47 años de carrera musical ha editado 88 discos de rock, mientras ha hecho cine, programas de radio y un muy consolidado programa de televisión
Paul Gillman es el rock… y el rock se sienta en El Sofá.
—Hermano, ¡Bienvenido!…
—Muchas gracias por la invitación…
—Paul, tienes edad de jubilación, me refiero a la edad legal… ¿siguen en el mundo del espectáculo por amor al arte?
—Pues por amor al arte, porque todo lo pago yo. Si estuviese pendiente de la situación económica debí haber parado. Porque los programas de radio los pago yo, muchas de las cosas que se hacen en televisión, las tengo que pagar yo. ¿Los discos? Busco una disquera que es de Colombia, que me facilita mucho las cosas.
Cada quien tiene una misión en la vida, y a mí me tocó el tema del rock nacional e internacional, y no paro, no hay manera de parar. Desde el 20 de marzo de 1990 con mi propio programa de radio, sin embargo, comencé en el año 1975 como productor y musicalizador pero con mi propio programa en 1990. Luego está el programa de televisión, aunque mi primer programa lo hice en el 85 por TVN 5, canal del Estado. Luego estuve en Sonoclips. Hasta que definitivamente en 1999, el 14 de agosto de 1999, viene la la orden de Chávez de que ya es hora de que Venezuela tuviese un programa donde se impulsara el rock nacional y, bueno, nace el garaje que luego se convierte en Kultura rock… y hasta ahora somos el único programa en su estilo con un cuarto de siglo ininterrumpido en el aire.
—¿Llegaste a hacer 5 discos en un año?
—5 discos en un año, o sea, ningún cantante rock nacional o internacional hizo en un solo año cinco discos, pero afortunadamente para eso tengo al cronista de rock nacional que se llama Carlos Martínez, que es el que está haciendo un libro.
En el 2027 cumpliré 50 años de trayectoria.
—Y sigues haciendo rock…
—Yo nunca me rindo. Hay un disco que te acabo de entregar, una edición 40 aniversario. Levántate y pelea. Esa canción ha logrado que mucha gente que se iba a suicidar, decidiera no suicidarse, mucha gente que había tomado malas decisiones en su vida y paró después de escuchar esa canción. Esa canción ha salvado vidas, ha salvado muchas cosas y bueno, a veces me digo: tengo que aplicar lo que hice en mi propia canción…
—¿Ese tema es un himno?
—Es que si no canto “Levanta y pelea” me bajan del escenario. Es una canción que desde que salió no he parado de cantarla, nunca. Es la canción que cierra los conciertos, es la canción que te regresa a tu casa con el ánimo, con la fuerza de seguir adelante, como es el rock. El rock tiene que decir cosas, eso a diferencia de otros estilos, respetando los otros estilos, pero el rock dice cosas, el rock se atreve, el rock denuncia, el rock llama a la conciencia, si tú haces rock que no tiene nada que ver con eso haz música pop o haz reggaeton o lo que tú quieras, pero si tú vas a hacer de verdad rock, o sea tienes que ir por lo que es por la conciencia, por la fuerza, por el humanismo, por la igualdad, por la justicia ese es el verdadero sistema.
—¿Recuerdas tu primer encuentro con el rock?
—En el año 1967, yo con siete años, solo en mi casa, prendí el televisor y como dice la canción, le di mi alma al rock and roll. Fue mi primer amor, el rock and roll, cuando vi el capítulo de The Monkeys, que fue una parodia de The Beatles que hicieron en Estados Unidos como un sitcom sobre los Beatles.
Desde ese día dije: esto es lo que quiero hacer en la vida y más adelante yo quiero salir algún día en un disco, salí en un disco, yo quiero salir algún día en televisión, salí en televisión, algún día quiero producir conciertos, produje conciertos, algún día quiero tener mi programa radio, lo tengo también, entonces este creo que todas las cosas que me he propuesto a través de lo que es la palabra rock.
—Paul, tienes otros oficios, haces otras cosas. Eres actor de doblaje desde hace un montón de tiempo…
—Sí, pero lo dejé, porque pagaban miserablemente, pero por lo menos pude hacer algo que también quería hacer desde niño. Yo era muy fanático de los comics. Por supuesto, mi mamá trabajaba para levantarme, y yo estaba solo en casa, y lo que tenía que era el televisor, era todo lo que yo tenía.
—¿Cómo descubriste que te salía bien imitar voces?
—Ah bueno… ¿Te acuerdas de los Betamax? Bueno, había unos Betamax que tú le ponías en una cuestión un plug y podías hablar encima. Entonces yo llevaba para los ensayos de mi primera banda, que se llamaba Power Age, las comiquitas que pasaban al mediodía de El Gato Félix, entonces, yo hacía todos los personajes, pero el guión era en el momento… Hubo un momento en que no se ensayaba hasta que no vieran el vIdeo del día, era para morirnos todos de la risa.
—¿Pero estudiaste doblaje o no?
—No, nada, nada…
—Paul, me hablaste del programa de The Monkeys, pero ¿qué te despertó a ti como la hormiguita esa de buscar el rock and roll?
—Eso vino gracias a los Monkeys, ahí empezó, pero claro, yo estaba escuchando Los Monkeys, entonces mi mamá, si yo sacaba buenas notas, me llevaba a una tiendita de discos, que estaba cerca de donde ella hacía mercado de los domingos, y comprábamos un disco… Hasta que llegó mi figura paterna, porque yo no tenía padre en ese momento, pero llegó la figura paterna que un niño siempre busca, y fue la figura de un primo que vivía aquí en Caracas, que se llama Pedro, él me mostraba discos, libros de astronomía, me paraba a las tres de la mañana para que viera en su telescopio a Saturno, me hablaba de los dinosaurios, se quedaba viendo las películas de terror conmigo, de ciencia ficción ¡Era mi padre!
—Hablamos del tema de los doblajes, ¿trabajar en la industria del cómic, en la industria cultural, no contradice al rock como contracultura?
—No. De los cómics, viene Batman, Superman y todos estos superhéroes que tuvieron que ver mucho con mi adolescencia, porque no estaba consciente de tantas cosas, pero yo rápido cambié a todos estos héroes por el monje loco, el doctor mortis… a mí siempre me gustaban las cosas oscuras, me gustaba mucho la ciencia ficción, el terror…
—Paul, ¿cuál es tu ideología política?
—Yo siempre he sido revolucionario… eso, revolucionario. Eso no quiere decir que no haya sido crítico también, hay que ser crítico y autocrítico pero siempre revolucionario.
—Y, expresar tus ideas políticas no te cerró espacio en el mundo del espectáculo?
—Por supuesto. Cuando yo empecé a ir con Chávez a los programas de televisión y acompañarlo, me sacaron de todos los programas de radio que yo tenía, me sacaron de los programas de televisión, me sacaron de todos lados, pero a mí me sacaron de un lado y me sacan por la ventana y yo por la rendija de la puerta, o sea de alguna manera siempre he tratado de sobrevivir, pero fue la revolución la que me dio la mano y me sacó del agujero, porque a mí por mis ideas políticas fui rechazado y fui prácticamente desaparecido del ambiente. Sin embargo, la mano de Chávez me sacó del foso.
—¿Extrañas actividades como la entrega de premios?
—No, porque todo eso estaba comprado.
—Me dices que sientes que se ha distendido un poco la resistencia que había en algunos sectores contigo. ¿Pasa eso afuera también?
—Te refieres al festival Rock al Parque, fue toda una polémica internacional. Me dijeron, o te pronuncias contra Maduro o no te monto en la tarima, bueno no me monto, osea que pasa yo tengo mi ideología y tengo mi pensamiento, y nadie me va a decir a quién tengo que apoyar y a quién no.
—47 años después, ¿te sigue impactando la reacción de la gente en los conciertos?
—¡Claro! Como dice Mick Jagger, el día que tú no sientas esas maripositas en el estómago, antes de montarte a la tarima, retírate. Y yo hasta el día de hoy me voy acercando a los escalones para ir a la tarima, y están ahí los nervios, pero apenas uno arranca…
—¿Tienes rituales para el momento antes de cantar?
—No, hay un ejercicio, que es lo único que hago. Porque tuve un episodio de un ACV en el 2014, eso sí estuvo feo, y un intento de asesinato… Desde entonces hago ciertos ejercicios vocales, yo jamás había hecho eso, jamás jamás.
—¿Qué te aportó culturalmente el origen de tus padres?
—Realmente por eso te digo, la placenta de Elvis Presley. Mi mamá fue a un concierto de Elvis conmigo en la panza. Es lo único, porque mi mamá no escuchaba rock and roll, solo algo de Elvis. Ella ponía mucho a Frank Sinatra, todo este tipo de cantantes así… Y bueno nada, a mí me vino gracias a mi primo Pedro.
—¿Qué significó para ti crecer en este país con el apellido Gillman, que no era González, o Martínez?
—Era un poco extraño porque nadie me decía Paul, todo me decía Paolo, detesto que me digan Paolo, otros me decían Paúl, pero nadie me decía Paul… Entonces, cuando llega la época de sacar el primer grupo de rock, bueno ahora como que si me iban a entender, porque la gente aquí come tanta coba, “ay, Paul Gilman”, bueno me decían mi nombre…
—Paul, vi en biografía que estudiaste dos semestres de administración, dos semestres de economía, dos años de comercio internacional, dos años de publicidad. ¿Estudiaste eso por gusto o te pasó aquello de que la familia te mandaba a estudiar?
—Me mandaban a estudiar, y después de tanto tiempo, dije ¡No! Rock and roll. Y se quedó el rock and roll, mandé todo para el carrizo, o sea digamos que hice estudios generales, pero me quedé con el rock and roll.
—¿Qué te falta por hacer?
—Esto es lo que siempre quise hacer y todavía lo hago. Por mi edad, no quisiera seguir sufriendo tanto, hermano.
—¿Alguna vez cantaste otro género?
—Acabamos de grabar “Llorarás” de Oscar D’ León pero en Heavy metal…
—Cuando no estás en personaje, cuando no estás trabajando alrededor de los conciertos, los festivales, el programa de radio, de televisión, ¿a dónde te gusta ir aquí en Venezuela? ¿Qué sitios te gustan?
—Hay un sitio en La Guaira…no voy a decir el nombre porque no le voy a hacer publicidad, pero hay un lugar que tiene un sitio muy especial. Uno a donde fui mucho de niño, a un muelle, a pescar. Pero no para comérmelos, sino para dárselos a unos pelícanos que hay ahí cerca. Eso me relaja muchísimo y me trae muchos recuerdos de mi infancia. Ese es el lugar donde siempre sueño. Siempre tengo sueños recurrentes, que estoy en ese lugar. Mi hija, hace unos días, me dijo que quiere ir a ese sitio conmigo y mi nieta.
He ido a Los Roques, una belleza, o sea Venezuela se pierde de vista.
(Ernesto J. Navarro / Laiguana.tv)
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