lunes, 21 / 04 / 2025
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En el 83° aniversario de su nacimiento: Alí Primera, un faro inextinguible para la lucha antifascista

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Recordar hoy, a los ochenta y tres años de su nacimiento, a un revolucionario múltiple que durante casi dos tercios de su ciclo vital (1941-1985), estuvo en activas barricadas en una permanente confrontación con el poder; y, sin obviar que aún, en medio de vivir una cruda represión, sintió y ejerció la responsabilidad de plantear salidas que permitieran el avance del movimiento popular en Venezuela, será siempre una responsabilidad que amerita colocarse a la altura de lo que significó y significa Alí Primera para la lucha revolucionaria en Venezuela, como aliento y guía, tanto en la resistencia, en sus conquistas y en sus derrotas.

Los gobiernos profascistas de entonces que se aprovecharon del desplome y la desunión de la izquierda de la época, para gobernar en estrecha alianza en el marco del tristemente recordado Pacto de Punto Fijo, encontraron siempre un recio muro de contención en la firme militancia revolucionaria de Alí Primera a través de su Canción; y, el pueblo, un cálido refugio en ese Canto de aquel revolucionario que entendió, de manera temprana y con urgencia, que su pluma podía estar al servicio de la vida: contra el fascismo, por la defensa de la cultura popular, para denunciar injusticias y, como visión totalizadora, para propuestas revolucionarias y como voz de su pueblo. Por eso Alí tomó partido a través de su Canto y, por eso, su Canto fue para él y para los desposeídos, un Arma de Lucha.

Para entonces, aquellos gobiernos fascistas que instauraron abiertamente en el país los métodos más reaccionarios y terroristas conocidos para la época, con el fin de aplastar la resistencia de obreros, campesinos, estudiantes y de sectores progresistas del país; no tuvieron miramientos en bautizar en Venezuela el tenebroso régimen de las desapariciones forzadas, la sistematización del crimen político como forma y método de amedrentar y silenciar la oposición política, la violación sistemática de los derechos humanos, la sofisticación de la tortura con el trasfondo de una impunidad sin rubor y el mutilado de dedos y manos para borrar posibilidades de identificación que, determinaron como producto, un desbordado fascismo con la injerencia de organismos de inteligencia y seguridad de los Estados Unidos, cuya expresión más acabada estuvo en el entrenamiento impartido a través de la Escuela de Las Américas que funcionaba en Panamá. En resumen, una política fascista de exterminio con prácticas oprobiosas aplicadas contra la disidencia, con el aditamento de campos de concentración calificados eufemísticamente como Teatros de Operaciones, con su correlato de incomunicación, violaciones del debido proceso y violatorios juicios militares, conculcando la competencia de tribunales naturales.

En contraste, un combativo y nutrido Canto de Alí Primera, abrevado y fortalecido desde sus inicios en genuinas fuentes inspiradores, entre otras, del pueblo y de poetas y bardos españoles que se reunieron en la Alianza de Intelectuales Antifascistas que combatió a favor de la República en contra del falangismo español que representó, en gran medida, la variante ibérica del nazismo alemán y del fascismo italiano; representó una trinchera de lucha, una barricada para la resistencia y un faro con su respectivo fanal de poetas de luces, entre los que cita, en su canción Cuando Nombro la Poesía a Rafael Alberti y su poesía marinera, a García Lorca y Miguel Hernández, en complemento de otros poetas como Whitman, Neruda, Vallejo, Martí, Ernesto Cardenal, Gabriela Mistral y Guillén; conjuntamente con la traicionada poesía de Andrés Eloy y el verso escrito en la pared de una prisión, como símbolo inequívoco de su postura antifascista y de amor irrenunciable por la vida.

No obstante, como señala Lil Rodríguez, fiel estudiosa de su vida, que Alí, “a la hora de enarbolar la herramienta de su Canto, no endulzó nada”; lo cual se constata al revisar su creación poética/musical, donde nos encontramos con un lenguaje con códigos abiertos, crudo, diáfano y directo para comunicarse con el pueblo; totalmente ajeno a figuras o remilgos literarios para camuflar expresiones crudas y fuertes. Tal vez por ello, su paisano y poeta falconiano Luis Alfonso Bueno, llegaría a expresar alguna vez que “en lo poético, se revela el Alí Primera creador de logros estéticos directos, sin culto a la metáfora, sin rebuscamientos deslumbradores; pero con certidumbre imaginativa no desprovista de hermosura, de ternura varonil, de donaire prístino, de la vocación verdadera de nombrar y nombrarse sin desdobladas posturas ni falsedad”.

En definitiva, nos caracteriza a un Alí y su Canto donde sus imprecaciones no tocan la blasfemia, pues su sincero clamor las redime y las coloca como fuerte requisitoria frente a los desajustes sociales, como una denuncia directa; antes que un irrespetuoso insulto a la decadente sociedad que enfrentaba con sus mensajes diáfanos y directos. Por eso, en su canción Esconderse en la Flor, escrita en 1979, ante soterradas críticas de factores de la oligarquía venezolana, plantea: No me pidan poemas de amor/cuando quiero cantar la verdad/es la vida la que hay que enfrentar/yo no puedo esconderla en la flor.

Por eso también, un campesino de la Sierra de San Luis, testigo de la inhumana represión en la zona, escenario entonces de soñadores guerrilleros que se vieron obligados a tomar la opción de la vía armada como obligada alternativa de lucha, afirmaba que “Alí escribía con la sangre y cantaba con el alma; por eso cala en el sentimiento del pueblo, y por eso la gente hace suyas sus canciones y se atrinchera en su mensaje de esperanza”. Con esa afirmación, reivindicaba también la validez que Alí Primera le otorgaba a toda estrategia de lucha para el avance del movimiento popular; hecho que lo llevó a no definirse por una táctica única, reivindicando a todas e incluso, a la combinación de ellas: “no podría decir cuál de las estrategias es la mejor y más adecuada, si la electoral, la guerrillera o la lucha de masas que yo hago a través de mi Canto en plazas, calles, fábricas, liceos y universidades. Lo importante es que se haga de manera perseverante, militante y con un compromiso honesto y desprendido con ella y con el pueblo”.

En la Venezuela de hoy, cuando evidentes avances alcanzados por los sectores populares se ven amenazados por oscuras intentonas del fascismo, tanto internas como externas, se hace necesario contraponer acciones revolucionarias contundentes que se fortalezcan y nutran con el ejemplo de hombres como Alí Primera; cuya Canción, a los ochenta y tres años del nacimiento del Cantautor, se mantiene vigente, con un contenido que se reactualiza con el tiempo y consolida su poder de convocatoria, como parte de un incuestionable valor intrínseco y consustanciada con los mejores valores de la venezolanidad.

Caracas, 31 de octubre de 2024

(Ramiro Ruiz Primera)


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