lunes, 21 / 04 / 2025
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Biella Da Costa se sienta en El Sofá: Su lado más inédito de la música, Karol G y el pabellón

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Uno de sus primeros sueños fue ser una gran cantante de opera, pero rápidamente se contagió de Rock, de Blues y de Jazz.

La voz de Biella Da Costa le abrió espacios a Venezuela en el mundo de la música internacional. A lo largo de su carrera como cantante ha alternado con Eric Clapton, Ray Charles, y Chucho Valdez…

Hoy se sienta en El Sofá, una diosa de la música: Biella Da Costa.

—Biella, naciste en Curazao, ¿mantienes alguna vinculación con esa isla?

—Bueno, mi hermana mayor vive allá todavía. Yo nací en Curazao pero al mes me trajeron para Venezuela. Mi mamá es venezolana y mi papá es curazoleño…

—Pero tu apellido tiene una raíz portuguesa…

—Mis antepasados, de 1600, fueron a Curazao, desde Portugal, es lo que sé. 

—…¿y has rastreado esa raíz portuguesa en tu familia?

—Yo no, pero hay una sobrina que hace unas cosas con los antepasados, ella está removiendo el árbol a ver quién cae por ahí de alguna rama.

—Biella, a ti te conocen porque hiciste como un nicho dentro del jazz, un mundo con amplia participación masculina ¿cómo te fue tratando de abrirte espacio en ese mundo?

—Bueno, a mí siempre me gustaron las cantantes de jazz, y me llamaron mucho la atención, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, todas esas cantantes me sedujeron. Me gustó su sonido, el poder de componer frases en el momento. me llamó mucho la atención. Nunca lo vi como femenino o masculino, quizás hay más saxofonistas, hombres, igual que hay, no sé, más ingenieros que ingenieras, la verdad es que no lo vi así en ese momento.

—En Venezuela hay una larga tradición de mujeres cantantes de música tradicional, ¿a ti no te sedujo nunca ese tipo de música?

—Bueno, la música venezolana yo la viví en el liceo. Yo estudié en el liceo Gustavo Herrera y en el coro cantábamos música venezolana. Siempre me llamó la atención, incluso hice un disco que se llama Biela Da Costa en Navidad, en el que hay muchos temas de música venezolana, porque me es muy natural, porque es lo que uno aprende en el colegio, pero como te digo, siempre busqué como la la improvisación, busqué la libertad en la manera de cantar.

Yo empecé a estudiar canto lírico y me llamaba la atención utilizar la voz como un instrumento, poder inventar melodías con mi voz, en vez de con el saxofón o con el piano y eso es lo que me llamó más me atrapó, pero la música venezolana siempre está en el disco duro, en el ADN.

—Leí en un texto biográfico que uno de tus primeros sueños era ser cantante lírica, ¿es cierto?

—En la escuela, José Ángel Lamas, en Santa Capilla, que fue mi primera escuela de música, el profesor me decía: “si vas a cantar música pop o rock, no puedes cantar música clásica, canto lírico, eso no compagina”.

Pero yo creo que puedes hacer muchas cosas, puedes hacer rock and roll como puedes hacer canto lírico si respetas el género de cada una de las cosas que hagas.

El profesor me decía que no era compatible que decidiera, entonces yo, decidí hacer grupos de rock en mi adolescencia, con 16 años.

—¿Y cómo llegó el mundo del jazz, del rock y del blues?

—Bueno, en cuarto y quinto año yo cantaba en el coro del liceo, mi profesora que se llamaba Consuelo que era la directora del coro, me estimuló mucho a que estudiara en el conservatorio, y me inscribí y allí es donde empiezo a indagar, pero los mismos compañeros de clase me dijeron: epa, están buscando una cantante para un grupo de rock, yo dije ¡yo misma soy! Y bueno, hice mi primer grupo.

—¿Esa es la época de la banda Etzal?, ¿Qué te aportó en tu periodo?

—Bueno, que creábamos, hacíamos música original. No era tan buena, pero era original, entonces eso me llamó siempre la atención, hacer música original.

—En esa época, era el año 80, ya sabías que te ibas a dedicar a la música o todavía no lo tenías tan claro?

—Bueno, el conservatorio iba muy lento y yo decía ¡wow! ¿y cuándo voy a terminar esto, en 10 años?. Tengo que darle mucho tiempo, mucha dedicación y de verdad es que me di cuenta que la música requiere mucho tiempo para aprender, además que yo soy un poco lenta para aprender las cosas.

En esa época veía a mucha gente que iba a estudiar en el conservatorio en Inglaterra y tal. Yo no sabía mucho cómo se hacía para estudiar fuera, para tener un nivel como para estudiar en otro país, quizás no me sentía tan confiada de mi talento como cantante y los profesores acá no te daban mucho estímulo en ese aspecto, sólo Consuelo, la directora del coro, que era tan loca como yo, porque era una señora muy especial, entonces bueno, creo que decidí que tenía que gritar, tenía que aprender a gritar, cómo hacer que la voz estuviera fuerte, que no me quedara ronca y pudiera cantar tanto rock como clásico.

—…pero vuelvo, ¿cómo llegó el rock a tu vida?

—Bueno por mis hermanos mayores, que oían Led Zeppelin, los Rolling Stones. Yo tenía tres hermanos mayores y en la casa siempre había una batería, una guitarra y siempre había música… esa era la música que escuchaba.

—y ¿en qué momento te diste cuenta que sabías cantar?

— Yo no sabía, pero bueno, como somos cinco hermanos, cuando tú tienes muchos hermanos, ninguno le para a nadie, todo el mundo está en un sálvese quien pueda, agarra tu pedazo. Es un poco la historia de los que tienen muchos hermanos. Yo de repente empezaba a cantar y mi hermana decía, “oye pero eso suena bien, por qué tú cantas así, cómo hiciste”. Yo respondía lo que sabía: “no sé, esta canción me gusta”… A veces me ponía a llorar cuando cantaba, interpretando, y mis hermanos mayores me veían y decían, “wow suena bien, eso que estás haciendo”. Ese fue un primer impulso.

—¿Aprendiste instrumentos?

—Yo empezaba con la guitarra, a ver cómo sonaban los acordes. Les pedía que me enseñaran cómo sonaba, cómo hacía para tocar esto o aquello, por ahí empecé a ver que mi voz podía cantar con la guitarra, y por allí empecé a ver que me gustaba como sonaba… y así, todo fue como en casa, empírico, porque nadie estudiaba.

—Empezaste a cantar en público y casi de inmediato te comenzaron a ver en el mundo artístico. En el 82, Fono Talento, te propone un  proyecto solista, que al final no se concretó, ¿por qué no solista y siempre has tenido bandas?

—Cuando eso ocurre yo ya tenía mi grupo y les dije, ¿por qué no firman al grupo? Pero no querían al grupo, querían a la solista. Pero yo siempre me sentía que el grupo tenía un espíritu, ¿sabes? de compañerismo. Me gusta mucho compartir con otros, sentir que el otro también tiene algo que decir. Se crea una complicidad, una complicidad artística. El artista solista decide solo, eso me frustra.

—Biella recibiste dos veces premio nacional del artista. ¿Cómo te va con los reconocimientos?

—Muy bien, estoy muy agradecida de que me dieran esos premios en un momento que estábamos haciendo giras en Europa. Acabábamos de llegar nuestra primera gira y Mirla Castellanos, que era la directora de la Casa del Artista propone darme un reconocimiento.

Yo no tenía disquera, éramos, digamos, unos realengos.

—Pero vinieron los discos…

—Sí, hicimos nuestro primer disco patrocinado por la empresa Polar. Y grabamos en vivo el primer disco. Después se arregló todos los detalles, pero fue una gran oportunidad.

—De todo tu repertorio, ¿existe algún tema que te aburra cantar?

—No, la verdad es que no. Si tuviera éxitos así muy, muy, muy impresionantes, no sé si me… yo creo que uno no se cansa de cantar los éxitos, la verdad. Siempre va a pasar algo que lo hace diferente en cada interpretación. Siempre es diferente.

—¿Qué te lleva a escoger una canción, por ejemplo, cuando no son letras tuyas?

—La mayoría de las canciones que escojo son blues, tristes. Es más fácil comunicar la tristeza que la alegría. Me cuesta comunicar la alegría. Creo que mi personalidad es un poco apagada y siempre pienso en el fatalismo. Pero la verdad es que como siempre me debo a un público que está escuchando y que está allí para pasarla bien, no los puedo poner tristes constantemente.

Claro, pero los conciertos son como un sube y baja. Puede ser un tema que es muy arriba y el otro te va empujando para abajo…

—Te das cuenta desde el escenario, cuando la gente está conectada contigo? —¡Totalmente! A veces pasa que la gente no reacciona, ya sea que el idioma no les llega, no entienden lo que está pasando. Pero si la música está bien ejecutada, la gente lo percibe mejor. Si tocas con buenos músicos, el resultado siempre va a ser positivo.

—Quiero preguntarte luego de un bajón prolongado aparece un disco nuevo de los Rolling Stones, y el último tema de los Beatles. ¿Qué te pareció “Now and Then”?

—Me encantó, me encantó. Me hizo llorar. Creo que es un tema bellísimo que recuerda a los Beatles de siempre. Es como si estuvieran los cuatro juntos.

—Apareces en varios discos de homenaje a otros músicos ¿qué es lo importante de rendirle homenaje a alguien?

—Cuando se rinde homenaje a una persona es porque ha trabajado muy duro en su arte, ya sea un cantante, un músico, un pintor, un dramaturgo, un escritor. Y vale la pena darle un reconocimiento, recordar lo que hizo es lindo.

—Tú has alternado con artistas como Eric Clapton, Ray Charles, Dave Valentin, Chucho Valdez, un largo, etcétera. Eso significa un reconocimiento a tu trabajo ¿Te has sentido valorada dentro de tu propio país?

—Yo creo que sí. Lo que pasa es que yo he desaprovechado las oportunidades, digamos, que el momento que, cuando la época de fonotalento que hablamos, que no llegué a hacer ese disco que me estaban ofreciendo, porque le tenía miedo a la publicidad excesiva, sabes, que tienes que aparecer en programas de televisión, ese mundo de la publicidad permanente donde tienes que ser conocido a juro. La exposición excesiva que se le da al artista y creo que es importante, o sea, yo ahora lo aprecio porque sé lo que significa cuando tú haces un concierto y que la gente vaya a tus conciertos, es muy importante y la única manera es a través de la difusión, no hay otra, pero a mí me daba miedo.

—Tienes una hija, Valeria, músico también, una bajista increíble. ¿Ha tocado contigo, se formó contigo?

—Bueno, ella empezó a tocar cello a los cinco años, luego se graduó, se ganó una beca para estudiar en Berkeley College of Music. Hizo todos sus cinco años, luego decidió que se iba a Los Ángeles y empezó a hacer su propio camino. Sí, ha tocado con nosotros, con Álvaro Falcón, mi esposo que es guitarrista. Ha tocado con nosotros desde los 11 años, hasta que se fue a los 16, no fue fácil.

—Hay un resurgir del rock and roll en una época donde estuvimos saturados de un género que acaparó todo el espectro radial…

—Sí, bueno el rock and roll siempre ha sido una protesta, es el grito, siempre: te decía antes que la guitarra es un grito, es como decir “estoy aquí, escúchame, quiero decir algo, quiero protestar por algo”. Esa es su raíz. Jimi Hendrix es un grito cada vez que lo oyes, que no puedes ignorarlo. El tipo, cada vez que abrió la boca, era para decir una cosa muy potente.

(Ernesto J. Navarro / Laiguana.tv)

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(*) Ernesto J. Navarro es periodista zuliano y escritor. Ancla del podcast “El sofá”. Ha publicado tres libros de poemas y la novela Puerto Nuevo. Ganador del Premio Nacional de Periodismo 2015.

RRSS: @ernestojnavarro.


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