La repatriación de 177 venezolanos desde la base estadounidense de Guantánamo es un hecho que merece ser puesto en valor, como parte de una cadena de gestos diplomáticos que apuntan a una nueva etapa en las relaciones entre la República Bolivariana de Venezuela y Estados Unidos.
Demoliendo los pronósticos según los cuales el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca y la designación de Marco Rubio como secretario de Estado iban a implicar un calvario para el gobierno de Nicolás Maduro, al cumplirse un mes de la juramentación del estadounidense y 41 días del inicio del tercer período del venezolano, han ocurrido acontecimientos que pocos —tal vez nadie— imaginó que podían producirse. Al menos no tan rápido.
El de este jueves fue el tercer vuelo de la Misión Vuelta a la Patria relacionado con EEUU, pero tiene mayor importancia por su procedencia. Partió de Guantánamo, ese centro de tortura y privación ilegítima de la libertad que EEUU mantiene fuera de sus fronteras, usurpando territorio cubano, y que ha alcanzado la fama como un lugar donde no existe ninguno de los derechos humanos que el país del norte reclama para las naciones que no responden a pie juntillas a sus órdenes y caprichos.
La postura del nuevo gobierno estadounidense ha sido la criminalización de todos los migrantes indocumentados. En el caso de los venezolanos, lo ha hecho asociándolos genéricamente con el llamado Tren de Aragua, una banda delictiva del centro del país que, según la narrativa sustentada por medios de comunicación, periodistas y otros comunicados, fue trasplantada a EEUU con el propósito de desestabilizar a ese país.
Este tercer vuelo ha sido estigmatizado así. Conocidos influenciadores de la oposición radical han lanzado mensajes en los que se asegura que todos los repatriados son peligrosos delincuentes y que el gobierno de Maduro se dispone a protegerlos y permitirles una total impunidad.
En respuesta a esto, el ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, y vicepresidente sectorial de Política, Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello, aseguró que quienes tengan cuentas pendientes con la justicia deberán responder ante las autoridades correspondientes.
Precisó que en el anterior lote de repatriados se identificó a 17 personas solicitadas por tribunales, quienes debieron ponerse a derecho. Eso mismo ocurrirá con los procedentes de Guantánamo.
Cabello, quien recibió personalmente en el aeropuerto a los connacionales rescatados, informó que, como en los ocupantes de los vuelos anteriores, se les llevaría a un lugar adecuado para bañarse, comer, descansar y llamar a sus familiares. Luego, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) se encarga de llevarlos uno por uno a sus residencias.
El ministro aseguró que ninguno de los repatriados de los dos primeros vuelos, 190 en total, tenía antecedentes como integrantes de la banda Tren de Aragua, que en Venezuela ha sido oficialmente desmantelada. Los datos de los provenientes de Guantánamo comenzaron a ser analizados incluso antes del arribo del vuelo, porque en la escala realizada en Honduras se les tomaron las huellas digitales a cada uno.
“Si aparece uno, diremos que es uno; si son dos, diremos que son dos; y si no sale ninguno, diremos que ninguno, porque no vamos aceptar chantajes. Este es un trabajo profesional y muy serio. En cualquier caso, vamos a respetar sus derechos humanos. Acá es muy diferente a Guantánamo donde todos estaban secuestrados, sin que existiera alguna acusación penal en su contra, sin derechos, presos por el solo hecho de ser latinos o tener tatuajes. Ese lugar es un infierno”, enfatizó.
¿Quién negocia con quién?
La repatriación de los venezolanos indocumentados en EEUU es otra señal de cómo se están desarrollando las relaciones entre los dos países, tras la temprana visita del enviado especial de Trump, Richard Grenell, y su reunión con Maduro, el 01 de febrero, en el Palacio de Miraflores.
Existe una evidente actitud ejecutiva en la aplicación de los acuerdos, que comenzaron a forjarse a partir de lo que Maduro llamó “una agenda cero”, es decir, pasando la página de terribles años de bloqueo, medidas coercitivas unilaterales e intentos violentos de derrocar al gobierno constitucional de Venezuela.
Este vuelo, en particular, es muy significativo, pues partió de la terrorífica base militar y, gracias a la cooperación hondureña, llegó hasta Maiquetía. Fue necesario que mediara mucha voluntad política, de máximo nivel, para que algo así ocurriera.
El significado del hecho se pierde de vista, pues queda claro que hay dos gobiernos que se reconocen y se respetan mutuamente, negociando en términos diplomáticos. Y las reacciones destempladas de los líderes opositores radicales (y su algo menguada comparsa de medios e influenciadores) ratifican que se trata de otro punto a favor de la Revolución Bolivariana, uno más, en un lapso menor a dos meses.
(Clodovaldo Hernández / Laiguana.tv)
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