El pasado jueves 20 de febrero, 177 venezolanos regresaron al país desde Honduras, a través de un vuelo del Plan Vuelta a la Patria. Los repatriados fueron rescatados de Guantánamo, base militar estadounidense en Cuba, donde se encontraban retenidos.
Diuvar Uzcátegui, uno de los venezolanos que se encontraba retenido por el gobierno de EEUU, reveló detalles de lo que vivió y el trato que recibió por parte de los guardias norteamericanos.
Uzcátegui, de 27 años, en una entrevista a The Washington Post, reveló que durante las dos semanas que pasó en la estación naval de la bahía de Guantánamo, rara vez lo dejaban salir. En dos oportunidades, lo esposaron y lo colocaron en lo que describió como una jaula.
«No me trataron como a un ser humano. Me metieron en una jaula», expresó el venezolano, al confirmar que, aunque no podía ver a sus compañeros retenidos, podía escucharlos. Algunos de los hombres gritaban, otros amenazaban con suicidarse y uno lo intentó.
Otros dos venezolanos, José Daniel Simancas y Franyer Montes, también declararon ante el Post, que se les negó la posibilidad de solicitar un abogado o llamar a sus seres queridos, a pesar de reiteradas súplicas. Igualmente, detallaron que fueron sometidos a registros corporales humillantes, periodos prolongados de aislamiento y solo dos oportunidades de ver el sol.
Por su parte, la abogada principal del Proyecto Nacional de Prisiones de la ACLU, Eunice Cho, precisó que las condiciones en Guantánamo «eran horribles, mucho más restrictivas, más severas y más abusivas» que las que se verían en un centro de detención de inmigrantes típico en EEUU.
A pesar de que los venezolanos retenidos, se encontraban debido a una violación de estatus migratorio y no por crímenes de guerra, eran vigilados por guardias militares. «Al final del día, se supone que el personal militar no debe hacer cumplir la ley civil, que es la ley de inmigración», puntualizó la abogada.
A pesar de las revelaciones, el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, no ha dado declaraciones sobre el trato recibido y las condiciones en las que se encontraban los migrantes retenidos en Guantánamo.
Luego de su retorno a Venezuela, Diuvar Uzcátegui fue trasladado por funcionarios de los órganos de seguridad del Estado, hasta Maracay, en Aragua. Al momento de reunirse con su familia, su madre lo abrazó y preguntó lo siguiente: «Se supone que Guantánamo es una prisión de máxima seguridad para terroristas, ¿no?», a lo que respondió, «No soy nada de eso. No soy un criminal. Mi historial está limpio».
Falsas acusaciones
Uzcátegui, reveló que desde su llegada a EEUU había estado trabajando y asistiendo a sus controles regulares del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Sin embargo, los agentes alegaron que había faltado a una de sus citas, acusación que negó, poco después lo detuvieron y emitieron un comunicado en el que lo identificaban como miembro del «Tren de Aragua».
Ante lo ocurrido, el venezolano se encontraba desconcertado, debido a que nunca había estado relacionado con ninguna banda y el único delito que había cometido fue cruzar la frontera ilegalmente.
«Yo dije, ¿Por qué estoy aquí si nunca cometí un delito, ni uno solo? ’ Y me dijo que no importaba, que tenía una orden de deportación», recordó Uzcátegui sobre sus palabras al momento de su llegada a Guantánamo.
Sobre lo vivido en la base militar, comentó que uno de los retenidos intentó ahorcarse con una sábana, pero no pudo atarla a la mesa porque era demasiado pequeña. «Otro se tragó 10 tornillos y lo llevaron a urgencias varias veces», declaró.
(Laiguana.tv)
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