miércoles, 16 / 04 / 2025
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“Mi hija no es una delincuente”: Habla madre de migrante venezolana que fue trasladada a El Salvador

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La extradición de 238 connacionales sigue causando indignación en la comunidad criolla, puesto a que no solo les imputaron crímenes que no cometieron, sino que les privan de cualquier ápice de humanismo, como es la lectura de sus derechos, una hidratación digna, comidas decentes o interacción con el mundo exterior. Así lo corroboró la señora María de Los Ángeles Padilla, madre de una de las deportadas.

Su hija, llamada Eimar del Cielo Padilla, fue deportada a El Salvador para ser confinada en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT). Del Cielo no ingresó a las instalaciones al ser una penitenciaría exclusiva para reos masculinos; sin embargo, eso no implica que haya sido absuelta del maltrato o vejaciones por parte de las autoridades norteamericanas o salvadoreñas.

“Con los 238 venezolanos fueron ocho mujeres en ese vuelo. Allá las regresan porque esa no es una cárcel para mujeres, es una cárcel para hombres. A ella le tocó presenciar todo lo horrible que se vivió en ese avión, porque ellos fueron engañados”, explicó Padilla en una entrevista que concedió al politólogo David Rivas.

¿Qué vio la joven?

La madre alega que su hija, al igual que los otros venezolanos, fueron deportados bajo engaños, ya que les aseguraron que serían repatriados a Venezuela.

“A ellos le dicen que se alisten porque se vienen a su país. Les cambian la ropa y ellos están creyendo que van a ser deportados a su país. Resulta ser que, para su sorpresa, cuando el avión está aterrizando ven el aviso de ‘Bienvenidos a El Salvador’. Ahí todo el mundo entró en pánico, nadie se quería bajar del avión”, comentó.

Posteriormente, los funcionarios abusaron de su autoridad e hicieron uso de la fuerza física para que desalojaran el avión. “Les pegaban, los empujaban del avión, de las escaleras para abajo. De alguna manera tenían que salir del avión. Ya, al llegar abajo, les hacían una llave, una cosa ahí, y los metían entonces en la cárcel”, acotó Padilla.

Todo empezó por un tatuaje

María de Los Ángeles Padilla comentó que su hija llevaba unos tatuajes y con esa simple característica fue suficiente para que le pusieran los ganchos y la acusaran de ser integrante del “Tren de Aragua”.

“Ella siempre tuvo un uniforme azul. A los 15 días de que la agarraron la trasladan a otra sede y sigue con el uniforme azul. La vuelven a trasladar a otra sede, sigue con el uniforme azul, pero ya cuando la pasan a Texas, específicamente cuando llega ahí, le cambian el uniforme y se lo colocan rojo con un brazalete rojo. Que eso implica ya que ella es una persona peligrosa, de un momento a otro pasó a ser alguien muy peligroso como para tener un uniforme rojo”, relató la madre.

Padilla considera que esta es una acción deliberada para secuestrar a los venezolanos y armarles falsos expedientes. “Ellos (migración) lo tienen muy bien planificado como para no soltarla, no traerlas a su país, que no tengan ningún beneficio, las están haciendo pasar por terroristas (…) Ella se encuentra ahí detenida por sus tatuajes, porque creen que es del Tren de Aragua, porque ahora todo el que tiene tatuaje es del Tren de Aragua”, denunció.

Otros maltratos

Como se mencionó anteriormente, a los venezolanos deportados se les privó de sus derechos humanos más básicos esenciales y, desde luego, no hubo ningún tipo de contemplación hacia los pasajeros de ese vuelo.

En un inicio se pensaba expulsar a 18 féminas de los Estados Unidos, pero el avión no tenía la capacidad de sostener a las 10 restantes.

“Las intenciones de esa gente eran encarcelar a esas mujeres. Mi hija tiene morado en las muñecas, en los tobillos porque los encadenan como si fueran el peor peligro del mundo, la peor gente del mundo. Mi hija no tiene delito, yo voy a sacar sus antecedentes penales hoy, porque mi hija no tiene delito. Mi hija no es una delincuente, mi hija no es una terrorista”, recalcó.

Ante estas aprehensiones no hay lecturas de derechos o la posibilidad de contactarse con la embajada venezolana a fin de demostrar su inocencia.

“Ella, en las llamadas, eso me ha dicho, ‘mamá, me tratan como terrorista’. Tiene que beber agua del lavamanos del baño porque no les dan agua. No les dan información cuando ellas quieren preguntar qué va a pasar. ‘¿Por qué no nos deportan?’ ‘Ustedes no tienen derecho a nada’. Esas son sus respuestas. Si a ellos les parece que eso es así, ¿Por qué simplemente no las mandan a su país y ya?, ¿Qué necesidad tienen de torturarlos?”, cuestionó.

(Laiguana.tv)


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