El colapso del mercado financiero estaba en marcha cuando el presidente Trump abordó el Air Force One camino a Florida el jueves para una especie de doble jornada: un torneo de golf respaldado por Arabia Saudita en el resort de su familia en Miami y un fin de semana de recaudación de fondos que atrajo a cientos de donantes a su club de Palm Beach.
Fue un nuevo recordatorio de que en su segundo mandato, Trump ha seguido encontrando formas de impulsar los negocios hacia sus emprendimientos inmobiliarios familiares, una práctica que ha mantenido incluso cuando su trabajo en Washington ha causado agitación financiera mundial.
El fin de semana de monetización de la familia Trump comenzó el jueves por la noche, cuando comenzaron a formarse multitudes tanto en el resort Trump National Doral, cerca del Aeropuerto Internacional de Miami, como por separado en su resort Mar-a-Lago, a 70 millas de la costa.
El Sr. Trump aterrizó en el borde de uno de los campos de golf en un helicóptero militar, justo a tiempo para una cena en Doral. Al día siguiente, LIV Golf, la liga profesional independiente respaldada por el fondo soberano de inversión de Arabia Saudita, tenía previsto celebrar un torneo en el campo por cuarta vez.
El jueves en Mar-a-Lago, cientos de invitados se reunieron para la Gala de los Patriotas Americanos, un evento conservador para recaudar fondos que contó con la participación de la Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y el Presidente de Argentina, Javier Milei , quien dijo a sus partidarios en su país que esperaba encontrarse con el Sr. Trump mientras estuviera allí, aparentemente sin saber que el Sr. Trump tenía doble reserva en dos de las propiedades de su familia esa noche.
Y eso fue sólo el preludio del fin de semana.
El señor Trump ordenó el miércoles un nuevo conjunto de aranceles globales a la Casa Blanca usando su característico bolígrafo Sharpie, una versión del cual está a la venta en Mar-a-Lago por 3 dólares.
El anuncio desencadenó una de las mayores caídas del mercado en la historia de Estados Unidos, eliminando 5 billones de dólares en valor de mercado de las empresas del S&P 500 en tan solo dos días. Trump ha afirmado que su política revertiría lo que él llama prácticas comerciales desleales y que, con el tiempo, los mercados experimentarán un auge.
El viernes, mientras los mercados seguían desplomándose, miles de aficionados al golf visitaron Doral, al igual que Eric Trump, hijo del Sr. Trump, y Yasir Al-Rumayyan, gobernador del fondo soberano de inversión de Arabia Saudita , con un valor de 925 mil millones de dólares. El Sr. Al-Rumayyan también preside LIV Golf y estuvo presente para ver competir a sus estrellas.
“Es un buen club”, dijo el Sr. Al-Rumayyan mientras caminaba por el campo de golf viendo a los jugadores jugar.
LIV Golf, una iniciativa que busca elevar la imagen saudí a nivel mundial, incluso tras haber gastado cientos de millones de dólares de fondos estatales, se presenta como una fiesta de un día entero, con música de club a todo volumen en los altavoces que bordean los campos del torneo y máquinas expendedoras de vino y cervezas grandes. El viernes, los aficionados vieron un partido de golf y bailaron en los bordes del campo. Otros, con gorras MAGA, se paseaban fumando puros.
En resumen, la turbulencia económica parecía muy lejana.
«¡Se ven un poco rígidos!», gritó Matt Rogers, locutor de LIV Golf, mientras gritaba por el micrófono, difundiendo su mensaje por los greens mientras el primer grupo de golfistas del viernes se preparaba para jugar con música de baile a todo volumen de fondo. «¡Tienen que subir el volumen! ¡Esto es LIV Golf!».
Todas las habitaciones del Trump Doral, de 643 habitaciones, incluyendo la suite presidencial de $13,000 por noche, estuvieron agotadas durante el fin de semana. No se encontró sitio en el bar del asador BLT Prime, donde un bistec porterhouse costaba $130.
«Este es el lugar perfecto», dijo Eric Trump mientras paseaba por el campo de golf el viernes.
El día anterior había llevado a su padre en un carrito de golf desde el helicóptero militar a la cena en el resort, mientras comenzaban los festejos por el gran fin de semana de ganancias económicas.
El presidente pasó gran parte del viernes en otro lugar de la familia Trump, el Trump International Golf Club, no lejos de Mar-a-Lago, enviando mensajes en las redes sociales durante el día, incluyendo: «ESTE ES UN GRAN MOMENTO PARA HACERSE RICO, MÁS RICO QUE NUNCA ANTES».
El viernes por la noche, el centro de atención se había desplazado nuevamente a Mar-a-Lago, mientras Trump celebraba otra de una serie de cenas de un millón de dólares por persona en su club privado en Palm Beach.
Desde que fue elegido en noviembre, Trump ha organizado al menos cuatro eventos de recaudación de fondos, incluidos uno en diciembre, dos en marzo y el del viernes por la noche, y un quinto está previsto para el 24 de abril.
Las recaudaciones de fondos se desarrollan de manera similar, según las personas que han asistido a ellas.
Unas 20 personas se reúnen alrededor de una mesa iluminada con velas y grandes flores blancas en el «Salón Blanco y Dorado» del club tras una sesión de fotos. El Sr. Trump habla y luego escucha a los invitados hablar de sus negocios, uno por uno. En tan solo una o dos horas, puede recaudar hasta 20 millones de dólares, una excelente inversión de tiempo, según sus socios.
Entre los asistentes a algunas de las cenas posteriores a las elecciones en Mar-a-Lago organizadas por MAGA Inc., uno de los comités de acción política de recaudación de fondos de Trump, se incluyen la dueña del casino Miriam Adelson, el magnate azucarero Pepe Fanjul y James Taiclet, el director ejecutivo de Lockheed Martin, el contratista militar más grande del mundo, junto con representantes de las industrias de criptomonedas y energía.
El viernes, Ronald S. Lauder, heredero de la empresa de cosméticos, y Steve Wynn, exejecutivo de casinos, ambos multimillonarios, estuvieron entre los invitados al evento benéfico de Mar-a-Lago, según dos personas informadas del asunto. Hablaron bajo condición de anonimato por no estar autorizados a hablar sobre el evento.
Las cenas han sido solo el comienzo. Mar-a-Lago sigue siendo un lugar popular para que los candidatos republicanos organicen sus propios eventos de recaudación de fondos, según registros de la Comisión Federal Electoral. Algunos republicanos no tienen claro por qué Trump ha estado recaudando fondos de forma tan agresiva, según ocho personas involucradas en la recaudación de fondos conservadora que han seguido sus esfuerzos. Nunca antes un presidente inelegible para la reelección había captado tanto dinero para un super PAC.
Algunos de los asociados de Trump creen que es prudente recaudar fondos cuando el dinero está disponible, ya que los intereses corporativos y otros buscan obtener acceso al presidente o compensar desaires percibidos, reconocen personas cercanas a él.
Las apretadas agendas en los dos locales de Trump recordaron el constante bullicio y gasto de los lobbystas, miembros del Congreso y líderes extranjeros en el Trump International Hotel en Washington antes de que la familia Trump vendiera su contrato de arrendamiento después del primer mandato de Trump.
Además del fondo soberano de riqueza saudí, los principales patrocinadores del torneo de golf de Doral incluyeron a Aramco, la compañía petrolera saudí; Riyadh Air, la aerolínea propiedad del fondo soberano de riqueza; y TikTok, la empresa de redes sociales de propiedad china cuyo destino el Sr. Trump está ayudando a decidir , según una gran cartelera afuera de una de las carpas de fiesta del evento.
Las tiendas de artículos del Sr. Trump —hay al menos tres en Doral— también estaban vendiendo con agilidad, vendiendo de todo, desde un bolso con cristales de la marca Trump de $550 hasta pisapapeles de la marca Doral de $18 fabricados en China. El empleado de la tienda dijo que desconocía si los nuevos aranceles a los productos importados implicarían un aumento de precios.
Los aficionados entre el público comentaron que habían viajado desde lugares tan lejanos como Sudáfrica para asistir al evento. Algunos compraron entradas especiales que costaban hasta $1,400 para acceder a zonas exclusivas de fiesta con bebidas y comida gratis; las entradas se agotaron el sábado.
En entrevistas, los asistentes al torneo y otras personas dijeron que no les importaba la desconexión entre el colapso de Wall Street y los acontecimientos en las propiedades de Trump.
“Cada día se cae el cielo”, dijo Mike Atwell, dueño de un restaurante en Key Largo, Florida, quien asistió al evento de LIV con su esposa, disfrutando de un almuerzo y unas copas. “Cuando estás feliz, bebes. Cuando estás triste, bebes. Todo sale bien”.
Tyrell Davis, un empresario de 39 años que pasó la tarde del sábado en Palm Beach, dijo que admiraba a Trump por centrarse en sus propios negocios y al mismo tiempo implementar aranceles que creía que beneficiarían a los estadounidenses.
El Sr. Davis dijo que Estados Unidos había regalado dinero a otros países durante años sin invertir en ciudades estadounidenses, y que tenía sentido que Trump siguiera impulsando sus propios negocios mientras estuviera en el cargo.
“Todo es cuestión de negocios y dinero”, dijo el Sr. Davis. “De eso se trata. Estados Unidos es un negocio. Es una corporación”.
El sábado, mientras el torneo continuaba en Doral, el Sr. Trump apareció en otro campo de golf familiar, en Jupiter, Florida, que está celebrando su propio torneo, más modesto.
El personal de la Casa Blanca anunció buenas noticias: «El presidente ganó hoy su partido de segunda ronda del campeonato de clubes senior en Júpiter, Florida, y avanza a la ronda del campeonato el domingo». Se prohibió a periodistas y fotógrafos verlo jugar y fueron retenidos en una cafetería de la calle.
Cuando el Sr. Trump regresó a Mar-a-Lago, uno de sus comités políticos envió una oferta a sus seguidores: podían comprar una réplica firmada de su orden ejecutiva que cambiaba el nombre del Golfo de México a Golfo de América. La contribución mínima era de 50 dólares. «Quiero que tengan un PEDAZO DE HISTORIA en su casa», dijo el Sr. Trump en la solicitud.
La Casa Blanca anunció luego que no habrá más eventos públicos el sábado.
(The New York Times)
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