lunes, 21 / 04 / 2025
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Héctor Rodríguez en LaIguana.TV: “La violencia venía marcando toda la realidad del estado Miranda”

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El gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez, afirma que el control de la violencia criminal ha sido la clave de su primer año de gestión, pues al disminuir la acción de la delincuencia han comenzado a avanzar las soluciones en otros importantes aspectos, como la economía regional, la educación y el turismo.

 

Rodríguez (San José de Río Chico, 1982), conversó en exclusiva con LaIguana.TV en torno al balance de sus primeros doce meses en el cargo, respecto al rol del poder regional en la perspectiva del nuevo texto constitucional y acerca de las deudas pendientes del Partido Socialista Unido de Venezuela, del que ahora es vicepresidente de Formación Ideológica.

 

En este último aspecto, se mostró a favor de administrar con cuidado las elecciones internas para evitar que grupos mafiosos puedan convertirse en tendencia interna.

 

La entrevista se realizó en la terraza del restaurant La Torre, que forma parte de los nuevos espacios disponibles para la comunidad caraqueña en el parque Bolívar, en los terrenos de la base área La Carlota.

 

A continuación, una versión de la conversación que el mandatario mirandino sostuvo con el periodista Clodovaldo Hernández:

 

-Luego de este año de gestión, si la Asamblea Nacional Constituyente (de la que también es miembro) lo llama para preguntarle cuál debería ser el rol de las gobernaciones de estado, en una nueva estructura del poder político, ¿qué le diría?

 

-El tema del Estado comunal es todo un debate. En estos días hemos estado en el Congreso de Comunas. Hemos debatido largamente con las comunas de Miranda acerca del ejercicio del poder. El proyecto bolivariano defiende, entre varias premisas, la de la democracia protagónica y participativa. Tenemos que hacer un esfuerzo por ir progresivamente transformando la estructura del Estado para que cada vez sea más cercana a la gente, menos ajena. ¿Significa eso que podemos desaparecer de un tajo las estructuras nacionales, estadales y municipales? No estoy seguro. Creo que debemos trabajar como sociedad para determinar qué tareas de la administración pública del Estado son de carácter nacional e internacional, cuáles deben ser estadales y cuáles municipales. Luego está el cuarto nivel, que es el poder popular, que tiene que ver más con la  administración local de los servicios. Lo que sí creo que debemos revisar es cómo establecer mayor control social en los niveles más altos, como el regional y el nacional. Que la gente tenga participación en la construcción de las prioridades y de las respuestas en función de las que se elaboran y ejecutan los presupuestos, y en el control final que es donde históricamente se ha visto esa presencia, más que nada a través de la expresión electoral. Eso debe achicarse, darle mayor pertinencia y protagonismo a la sociedad organizada.

 

Rodríguez, abogado egresado de la Universidad Central de Venezuela, estima que también debe revisarse la presencia territorial de todas las referidas instancias de poder, pues la lógica en la que se basó la división del país en estados y municipios no responde a los principios que deberían aplicarse: un territorio común, una cultura común y una potencialidad económica común. “Pongo el ejemplo de Miranda: la subregión de Barlovento tiene un mismo territorio, una misma cultura y una misma potencialidad económica, pero la dividieron en seis municipios que no responden a ninguna lógica histórica o geográfica, sino al reparto de espacios de poder entre el bipartidismo que hizo esa división. Lo mismo pasa con los Valles del Tuy, con Guarenas-Guatire y con el eje metropolitano. La fractura del municipio Sucre que se hizo al crear el municipio Chacao tuvo que ver con una concentración de los tributos municipales… Entonces, más que decir cuál debería ser la nueva distribución político-territorial, lo que deberíamos es acordar criterios más racionales, menos partidistas: que los espacios sean viables económicamente, que la población tenga sentido de pertenencia y que quienes seamos electos estemos obligados a construir colectivamente las cosas que hacemos, a rendir cuentas  y a involucrar a la gente en el ejercicio de la política pública, lo que es la columna vertebral del proyecto político que defendemos”.

 

Balance de un año

 

El gobernador hizo un balance de su primer año en el ejercicio de la gobernación. Para comenzar, expuso las características que distinguen a Miranda. Es un estado atípico, el único que predominan los estratos sociales A y B; un estado que reúne varias realidades geográficas y que, como puede verse en el mapa, “abraza” al poder político nacional que está en la capital; un estado con una de las mayores comunidades de migrantes colombianos y ecuatorianos. A pesar de que reúne varias zonas bien diferenciadas, existe un sentido de pertenencia, pues las personas de los Altos Mirandinos o de los Valles del Tuy sienten como suyo el tambor de Barlovento; y las personas de la zona metropolitana o de Guarenas-Guatire siente como suyos a los Diablos danzantes de Yare.

 

-Este es un estado que fue abandonado en los últimos años. Sobre todo en el segundo período del gobernador (Henrique) Capriles, no fue solo que se gobernó mal, porque tenemos un enfoque distinto de las prioridades, sino que no se gobernó. Se dejó la gobernación en un abandono absoluto y se concentró el esfuerzo del responsable principal y de su equipo de trabajo en la política nacional. Encontramos un estado desmantelado. Un estado que es muy rural, sin instituto de Vías Rurales porque lo habían eliminado; sin instituto de Cultura, sin instituto de Juventud. Eliminaron toda la institucionalidad y todas las políticas. Desmantelaron la policía y así lo convirtieron en el estado más inseguro de Venezuela. Cuando Capriles llegó (2008), Miranda estaba en el octavo lugar, cuando se fue lo dejó en el primer lugar, triplicando las cifras del segundo. Cuando se disparó ese crecimiento de la inseguridad fue en las primeras guarimbas, las del 2014. Ellos (la oposición) abrieron una dinámica de violencia que luego no pudieron controlar. Yo recibí la Policía de Miranda con 900 funcionarios y seis patrullas operativas, para cubrir un estado tan grande, con tres millones de habitantes, con una diversidad tan compleja. Solo hay que echarle una mirada a Petare para entender que se necesita una capacidad mucho mayor para proteger a ese pueblo. Los estándares internacionales indican que en Miranda debería haber 10 mil funcionarios y unas 600 patrullas operativas. Hoy tenemos 2 mil funcionarios y 235 patrullas. Con los nuevos contingentes esperamos llegar a 4 mil en diciembre. Además, hemos establecido sedes de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad en todas las subregiones porque queremos tener una policía de más calidad, de mayor respeto por la comunidad. No quiero policías matraqueros, sino policías admirados por la gente. Este trabajo ya se ha visto reflejado en las cifras: de 600 delitos semanales hemos pasado a 266. Pasamos del primero al octavo lugar del índice delictivo. No estamos conformes, queremos estar en la última parte de esta escalera.

 

La violencia lo marcó todo

 

En la continuación de su balance, Rodríguez señaló que la violencia criminal se había convertido en el factor clave de la realidad mirandina. “Se vio reflejado en la economía con muchas comunidades campesinas desplazadas por la violencia; la producción cacaotera estaba muy debajo de sus capacidades; los puertos pesqueros abandonados; las zonas industriales abandonadas, por causa de la violencia. Aparte de la coyuntura económica compleja, se agregó este elemento. Lo mismo pasó en educación y salud: escuelas robadas, hospitales robados, médicos que no quieren ir a las subregiones por la inseguridad. Es decir, que este tema era central, al punto de que en nuestra campaña, Miranda era el único estado en el que la seguridad aparecía por encima de la economía como problema fundamental”.

 

Explicó que el plan de trabajo puesto en marcha en octubre de 2017 se basó en cuatro prioridades: la seguridad, como eje transversal; la economía, porque es el gran problema del país; las  políticas sociales; y el derecho a la ciudad, que pretende revertir la dinámica de estado dormitorio que ha tenido hasta ahora Miranda.

 

En el campo de la economía, el gobernador reporta un repunte de las actividades cacaotera, pesquera y turística. “Empezamos a exportar formalmente cacao y pescado, que se vendían de contrabando en altamar y eran las fuentes de financiamiento para que las bandas compraran armamento largo y municiones. Ahora tenemos 4 mil productores organizados y contratamos 1 mil 400 técnicos que están trabajando mata por mata (de cacao) para levantar la producción de 100 kilos a los 1 mil que deberían estar. También retomamos aquel proyecto del comandante Chávez, la empresa Orquídea, de exportación de flores. Hasta ahora no se había logrado vender nada, pero la reactivamos y estamos exportando 20 mil tallos mensuales. Fuimos a un encuentro de esta actividad, participamos junto a 600 empresas y quedamos como la mejor flor del mundo. Eso nos llena de alegría, pero nos generó una gran demanda porque de 20 mil tallos mensuales ahora nos están pidiendo medio millón mensuales. El presidente Maduro nos está ayudando con un préstamo en divisas”.

 

Investigación y desarrollo


Rodríguez, quien saltó al escenario nacional en 2007 como dirigente estudiantil universitario (contrapartida de los líderes del movimiento que protestaba por la no renovación de la concesión de la televisora RCTV), cree en la necesidad de incorporar el saber científico y técnico a la gestión de gobierno.

 

-Hemos creado un Consejo Científico para el que convocamos a las 57 universidades que hay en Miranda y a los 20 centros de investigación. Nos están ayudando en todos los campos. Por ejemplo, para medir los índices de criminalidad por tipo de delitos y por zona, para que nuestra política tenga mayor pertinencia. En el tema económico, cómo mejorar el cacao o el pescado, cómo cerrar los ciclos industriales. Estamos exportando ya 50 productos de 200 que tenemos con capacidad de exportación. Ahora iré a una gira por Turquía, Rusia y China para abrirle mercado a la exportación de nuestros rubros.

 

En el campo educativo, la gobernación tiene 615 escuelas y se ha implantado el programa de alimentación escolar (desayuno, almuerzo y merienda) en 614, lo que ha hecho aumentar la matrícula en 37%. “Ahora queremos elevar la calidad educativa en matemática, historia, literatura… queremos que nuestras escuelas sean las mejores del país, que los padres quieran inscribir en ellas a sus hijos”.

 

En el área de los servicios públicos, Rodríguez quiso mencionar especialmente a TransMiranda, una empresa de transporte que tiene 116 autobuses, esperando llegar a 300 en diciembre. La meta a mediano plazo es tener 3 mil vehículos, cifra que según los cálculos es lo que se necesita para tener un sistema de transporte óptimo. “Estamos trabajando en la formación de los conductores, con el modelo del Metro de Caracas, porque no se trata de poner un bus, sino de un sistema de transporte eficiente. Ese es el reto de la Revolución: sostener la universalidad de los servicios y darle calidad a esos servicios”.

 

La especulación

 

-¿Cómo puede un gobernador cooperar con las acciones del Gobierno nacional destinadas a frenar la especulación?

 

-Un elemento clave que faltaba en Miranda es la articulación entre la sociedad organizada, los gobiernos municipales y el Gobierno nacional. En este tema de los precios, quien tiene la función contralora es una institución nacional. Sin embargo, nosotros tenemos una policía, los alcaldes tienen las suyas y con la articulación podemos avanzar. Ahora, en Miranda hay 300 mil establecimientos comerciales y solo 900 funcionarios. Vamos a seguir escuchando al pueblo, sobre todo para establecer las prioridades porque no podemos meternos en todo al mismo tiempo. Sin embargo, la solución estructural es que Venezuela produzca lo que necesita, en suficientes cantidades para abastecer el mercado nacional y para exportar y generar divisas diferentes a las petroleras. Para eso no hay varita mágica, tenemos que transitar el camino de una economía rentista a una productiva. El principal problema es cultural porque tenemos todas las materias primas y todo el talento para producir lo que necesitamos. Puede ser que nuestra capacidad industrial sea menor a la de otros países, pero igual está subutilizada. El problema es que tenemos una cultura acostumbrada a importar y por eso los precios los terminan estableciendo las estructuras económicas externas. Esa es una de nuestras batallas pendientes. A veces es difícil trabajar el tema de lo estratégico cuando existen urgencias. Pero lo urgente solo tiene solución definitiva en las respuestas estratégicas. Esta crisis que estamos atravesando puede ser la oportunidad para cambiar esa mentalidad.

 

El gobernador recordó que hace algunas semanas se reunió en el parque Miranda con los 100 mejores estudiantes (por promedio de notas) del estado. Encontró que ninguno de ellos aspiraba a estudiar una carrera relacionada con la producción de bienes concretos.

 

Hizo una reflexión acerca de la mentalidad rentística. La comparó con la de un hombre que hace una excavación, encuentra un baúl de morocotas y, en lugar de usarlas para crear una fuente permanente de ingresos, se acuesta en un chinchorro y va gastando una morocota cada vez que surge una necesidad. “Los venezolanos nos achinchorramos, pero, además, en los años 90 nos quedamos dormidos en el chinchorro mientras otros se estaban llevando las morocotas. El Comandante Chávez nos despertó. Gracias a él llegó una nueva bonanza que se ha visto invertida en lo social y también en la inversión industrial que ahora debe utilizarse”.

 

La deuda del PSUV


-El Partido Socialista Unido de Venezuela ha dado demostraciones de democracia interna en sus recientes congresos en el campo del debate, pero sigue en deuda en lo que respecta a la elección directa de sus autoridades y de los candidatos a cargos de votación popular. ¿Cuándo se va a avanzar en ese sentido?

 

-Ese es un gran debate. Hay quienes dicen que los partidos deben ser de elección directa en todos sus procesos. Que si vas a elegir un delegado a un consejo comunal, un candidato a alcalde, a gobernador o a presidente tiene que hacerse una elección directa. Otros decimos que no todo tiene que hacerse con elección directa. ¿Por qué? Primero, porque las elecciones internas no siempre generan unidad y no siempre son democráticas porque a veces se imponen los grupos y el control que estos tienen sobre ciertas burocracias. Creo que depende mucho del cargo que vas a elegir y del momento histórico en el que se va a elegir. Si tienes una gran estabilidad, tienes capacidad de administrar una disputa interna. Otras veces estás en pleno conflicto, como hemos estado en los últimos años, y tienes que decir que no es el momento de abrir brechas internas porque el enemigo se puede venir encima. En eso debemos ser muy responsables. El presidente ha tenido una gran madurez para mantener un equilibrio entre espacios de debate permanente, de elección permanente y el mantener la unidad, no permitir que los grupos se confronten. Creo que no ha habido ni un solo año en el que no se haya hecho al menos una elección interna o se haya abierto un espacio de debate. Otro aspecto de esta discusión es que existe una diferencia entre un partido de cuadros y un partido de masas. Si tienes un partido como el PSUV, que cada año abre sus puertas para que se inscriba el que quiera, no importa que sea exadeco, excopeyano o que haya sido expulsado antes del partido, si a todos les dices “¡venga!”, tienes que analizar cómo vas a administrar las elecciones internas. Para algunos temas serán directas y para otros, de segundo grado. Es una manera de garantizar que no se te meta un grupo mafioso en el partido y se convierta en una tendencia. Sé que esta posición no será la más aplaudida, pero debemos ser muy responsables. En una confrontación como la que tenemos contra el imperialismo debemos mantener la unidad primero que nada. Luego debemos construir un partido de masas para ser mayoría, pero garantizar que no se te coleen elementos externos, paramilitares, mafiosos. Se trata de encontrar el punto de equilibrio: que todo lo que hagamos sea escuchando a nuestro pueblo, con los mayores niveles de democracia posibles, pero sin poner en riesgo la unidad y la estabilidad del proceso revolucionario. En ese punto no tenemos derecho a ser agitadores, tenemos que ser responsables con nuestros hijos, con la historia y con el mundo.

 

Rodríguez advirtió que no tomar estas precauciones puede conducir a situaciones como la que se está presentando en Brasil, donde una tendencia fascista se está imponiendo por vía electoral. “Esto lo hemos venido denunciando desde hace tiempo. Esta tendencia fascista nació en Venezuela, más concretamente aquí en Miranda, donde fueron capaces de quemar vivas a 19 personas, y pasaba como algo natural, normal. Muchos actores aliados de la izquierda nos acusaron de estar exagerando. No, ahora hemos visto lo que ha pasado en Brasil, en Colombia, en Honduras, en Nicaragua, en Argentina, en Francia”.

 

El entrevistado se pregunta a sí mismo si con el argumento que él sostiene se cierran las puertas de la democracia interna. Y se responde que es necesario tomar precauciones al respecto.

 

-Tenemos que buscar el equilibrio entre mantener la fuerza, la mayoría y ser democráticos, que no es solamente hacer elecciones de primer grado, sino sobre todo gobernar escuchando, involucrando. No creo que el PSUV tenga una deuda de democracia. Puedo asegurar que no hay partido más democrático que este. Incluso, si lo queremos medir solo desde el punto de vista electoral, no hay partido que haga más elecciones que el PSUV. Pero más allá de eso, no hay partido que consulte más a su base en temas como el aumento de la gasolina, la política económica o la política de juventud, y que construya sus tesis de manera más colectiva. Si me piden que sea más autocrítico, diría que la deuda del PSUV no es con las elecciones internas sino con la política de formación de cuadros, y lo digo a sabiendas de que me estoy echando yo mismo encima una gran tarea (es el vicepresidente recién designado de Formación Ideológica). Estimo que el partido está exigiendo no solo una política para formar sus cuadros, sino también es necesaria una política de cuadros para la función pública y para el ejercicio de la actividad gerencial y económica.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)

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