sábado, 19 / 04 / 2025
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Un juego sin estrellas: La paradoja de un sindicato de peloteros pobres con fama de millonarios

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Para este martes estaba prevista la realización en el estadio Universitario de Caracas del Juego de las Estrellas del beisbol profesional venezolano. Fue suspendido por motivos económicos.

 

Este encuentro anual ha sido durante muchos años una de las pocas fuentes de ingreso de la Asociación Única de Peloteros Profesionales, un sindicato que vive la paradoja de agremiar a trabajadores activos y –sobre todo- retirados de escasos recursos pero con fama de millonarios.

 

La gran mayoría de los jugadores de beisbol no logra establecerse en las Grandes Ligas. Muchos se quedan en las divisiones menores o en las llamadas ligas independientes de EEUU o en países como México, Japón, Corea, Italia y España. Los menos afortunados deben buscar trabajos fuera del beisbol. Como suele suceder con muchos deportistas, es frecuente que administren mal sus ingresos y lleguen a cierta edad en dificultades económicas.

 

Sigue entonces la paradoja: los peloteros activos y retirados que viven esa parte no tan brillante del beisbol son los que necesitan del dinero que se recauda con el Juego de las Estrellas y que este año no llegará a las arcas de la Asociación. Dicho en términos del argot: quedaron ponchados con la carabina al hombro.

 

Cuestión de dinero

 

En el medio beisbolístico circuló la versión de que la Fundación UCV (entidad administradora del estadio) quiso cobrarle a la Asociación de Peloteros la cantidad de 6 mil dólares por el alquiler de un día. Dicen algunos conocedores que eso es 3000% lo que le cobran a los equipos profesionales Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira, inquilinos habituales del lugar. No hay certeza de esa diferencia tan abismal, pero todo parece indicar que la UCV ha adoptado la práctica de cobrarles barato a los patronos y caro a los trabajadores.

 

Otras versiones indicaron que el encuentro no se pudo realizar por falta de patrocinio privado, algo que contrasta drásticamente con el evento que se pautó en el mismo escenario para el  lunes 3 de diciembre, es decir, el día anterior al Juego de las Estrellas: el Derby de Jonrones, cuya promoción publicitaria sacudió a la televisión (local y de cable) durante un mes, bajo la marca de Pepsi, empresa del Grupo Polar. Para esa actividad sobraron el apoyo, los bombos y los platillos. Incluso, entre las grandes atracciones de la competencia de cuadrangulares figuraron varios peloteros que no tienen permiso de sus organizaciones de Grandes Ligas para jugar en el campeonato local. Únicamente participan en este derby.

 

Los aficionados con algunas décadas de beisbol encima recuerdan que la competencia de jonrones era originalmente parte del Juego de las Estrellas. Se realizaba antes del encuentro, igual que una prueba de tiros a segunda desde el home, específica de los cátchers. Polar decidió quedarse con la parte de los jonrones, hizo que la cambiaran de día para que fuese una noche completa de ventas de refresco y cerveza, y se desentendió del Juego de Estrellas.

 

Gremio decaído

 

Los periodistas deportivos de la vieja guardia recuerdan que cuando el juego comenzó a realizarse, en los años 60, los parques se llenaban sin ningún patrocinio. La rivalidad entre criollos e importados generaba interés entre los aficionados, entre otras razones porque era una época en la que los grandeligas criollos jugaban durante todo el campeonato, y muchos de los importados eran de mucho cartel.

 

Hace ya varios años que comenzó la decadencia porque los venezolanos de mejor desempeño dejaron de estar presentes, y disminuyó también el nivel de los importados. Se recuerda un año en el que no había receptores extranjeros, lo que rompió la posibilidad de formar un equipo (de hecho, en esta temporada tampoco los hay).

 

En la etapa en la que se crearon las dos divisiones (centro-oriental y centro-occidental) se hizo el Juego de las Estrellas bajo ese criterio, pero no generó el mismo interés. Luego, las divisiones desaparecieron y se hizo más complicado el criterio para armar la partida estelar.

 

Para este año, alguien había inventado un recurso interesante: un equipo de la LBVP se enfrentaría con la selección Sub-23 que acaba de obtener la medalla de bronce en el Mundial de Cartagena. El planteamiento lucía atractivo, pero los posibles patrocinantes no se convencieron de que pudiera llevar público a las tribunas, mucho menos al día siguiente del derby de cuadrangulares.

 

Infortunadamente, la suspensión deja sin efecto también el homenaje que los peloteros iban a brindarle a uno de sus mejores exponentes de las dos últimas décadas: Endy Chávez, quien ha anunciado que esta es su temporada de retiro.

 

Fenómeno similar en EEUU

 

El periodista experto en beisbol Humberto Acosta señala que la caída en la popularidad de los juegos de estrellas es un fenómeno que también se registra en Estados Unidos. “Ha perdido su encanto inicial con todo y su poderosa parafernalia. No le interesa a los peloteros, y ya no tanto a los aficionados”, expresa Acosta.

 

Señala el comunicador que en EEUU ya no encuentran qué hacer para recuperar el interés perdido. Por ejemplo, hace algunos años se estableció que la liga ganadora de ese cotejo consigue el privilegio de que su equipo campeón inicie la llamada Serie Mundial como home club. Pero aún así, el interés no sube mientras el derby de jonrones se consolida como un espectáculo. Acosta lo demuestra utilizando una pregunta dirigida al aficionado promedio: “¿Te acuerdas en cuantos juegos de estrellas participó Bob Abreu?… Quizás sí, pero seguro no se te olvida la noche que ganó el derby de jonrones”.

(LaIguana.TV)

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