Los esfuerzos del sacerdote jesuita Luis Ugalde por acabar con la Revolución Bolivariana tienen larga data. Basta recordar que la iconografía lo registra levantando las manos de Pedro Carmona Estanga y Carlos Ortega unos días antes del 11 de abril de 2002.
En el golpe de Estado que se encuentra en desarrollo actualmente, este religioso, que posa de progresista pero milita en la más rancia derecha, es uno de los ideólogos más activos.
En un artículo que acaba de publicar, Ugalde prueba que, al menos en su peculiar enfoque de los mandamientos de la ley de Dios, repetir falsedades no viene siendo un pecado. En apenas un párrafo, el cura insiste en engañar al público (a su feligresía, diríase en léxico eclesiástico) repitiendo todas las fake news y los falsos positivos que ya han quedado en evidencia como tales. Veamos:
“Solo en un par días han matado (se refiere al gobierno de Nicolás Maduro) a decenas por protestar, detenido a un millar, atropellado a menores de edad, perseguido a los comunicadores”.
Esta tendencia del prelado a propagar embustes sería un asunto meramente suyo, una cuenta que tendría que arreglar con Dios a la hora del juicio final, pero se convierte en un tema público porque es, obviamente, un respaldo al guion del golpe de Estado que pretende justificar acciones militares extranjeras contra Venezuela.
Con el lenguaje sibilino propio de quienes hacen política metidos en una sotana, el exrector de la Universidad Católica Andrés Bello reivindica la vía violenta:
“Hay que evitar la amenaza del baño de sangre y urge salir de la realidad del baño de hambre; ambos son baños de muerte y el usurpador está empeñado en perpetuar el régimen que los impone. Es imprescindible la salida del dictador Maduro, con el mínimo de costo posible…”.
Es interesante preguntarse qué significará “el mínimo de costo posible” para un hombre como este prelado que, obviamente, por su edad y su condición de religioso, no estará en la línea de fuego de una guerra.
Rezarle al Capitán América
En su artículo, Ugalde también justifica ampliamente la injerencia de Estados Unidos, aunque trata de hacerlo sin menoscabar la reputación de izquierdoso que él y los otros integrantes del Centro Gumilla se forjaron en los años 70 y 80:
“Está claro que si no fuera por la presión norteamericana el régimen ya hubiera detenido al Presidente Guaidó, eliminado la Asamblea Nacional y apresado a los diputados. (…) Nos guste o no, la fuerza de disuasión de las democracias del mundo, especialmente de USA, es indispensable para frenar el crimen oficial en Venezuela, eliminar la injerencia dominante de Cuba, la presencia delincuencial del ELN y del narcotráfico, o los oscuros negocios y poder de Rusia o de la dictadura turca”.
Para completar su justificación del rol intervencionista del gobierno de EEUU, Ugalde da a entender a los militares venezolanos que o dan ellos un golpe o vendrá el Capitán América:
“Falta que la FAN se decida a cumplir con su deber constitucional para que la presión exterior no caiga en la indeseable intervención militar y cese el régimen opresor”.
(LaIguana.TV)