El autoproclamado se jacta de tomar Citgo, bloquear cuentas de Venezuela, asaltar embajadas y hasta de tener “todas las opciones sobre la mesa”. Trump sonríe.
“Es un títere, pero es nuestro títere”, parafrasea a Roosevelt. Ignora el autointerino –o se hace- que es un muñeco de ventrílocuo al que le soplan desde sus panzas Pompeo, Pence, Bolton, Abrams y Rubio.
Todavía no ha expelido una idea propia o si esto es mucho pedir, una frase coherente.
Y el tiempo de aprender se agota.
Por: Earle Herera
(CorreodelOrinoco)