lunes, 21 / 04 / 2025
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La maquinaria mediática global es antidiálogo y no ha tardado en torpedear reuniones de Oslo

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No han esperado ni siquiera unas horas: los grandes medios de comunicación de la derecha, los nuevos medios digitales autodenominados independientes y un batallón de influencers de las redes sociales se han lanzado sin más preámbulos a decretar el fracaso del diálogo de Oslo y a torpedearlo sin clemencia.

 

No es un comportamiento extraño. Por el contrario, es la actitud que cabe esperar de un factor que, en su conjunto, trabaja siempre para el agravamiento de los conflictos, aunque a veces intente hacer ver que procura su solución pacífica.

 

La compleja maquinaria mediática global del capitalismo hegemónico no está dispuesta a permitir que el diálogo entre el gobierno y la oposición de Venezuela dé algún tipo de frutos positivos. Su prioridad es, claramente, boicotear la iniciativa de entendimiento que ha dado sus primeros pasos en Noruega.

 

Tras la primera jornada de acercamiento entre las partes, emblemáticos medios de la derecha como el diario El Nuevo Herald de Miami, El Tiempo de Bogotá, la televisora NTN24, medios locales como El Nacional y los portales de clara tendencia opositora se apresuraron a anunciar la falta de acuerdo, el fracaso del intento y hasta “el estancamiento”, una expresión de por sí absurda para referirse a un proceso que estaba en su primer día de encuentros directos entre los factores en pugna.

 

Tempranamente se puso en evidencia que si se deja correr por cuenta de los actores mediáticos, el proceso de diálogo no tiene la menor posibilidad de éxito.

 

Razones de la sinrazón


En un estudio titulado Los medios en el ciclo de vida de los conflictos (Aportes de la comunicación a la gobernabilidad en contextos de crisis), el investigador peruano Sandro Macassi Lavander, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú, hace una radiografía muy reveladora de la forma como los medios suelen ser instigadores de los conflictos, incitadores de su escalamiento y saboteadores de las posibles soluciones pacíficas, cuando, muy por el contrario, deberían trabajar en la prevención de la violencia y en ayudar a encontrar salidas negociadas.

 

“Los conflictos son procesos sociales que involucran diferentes dimensiones de las relaciones humanas; tienen causas estructurales, históricas, pero también se alimentan de percepciones y valoraciones erróneas o falsas; se agudizan con acciones de fuerza y ruptura de la comunicación, los cuales marcan hitos de escalamientos que suelen conducir a periodos de crisis donde muchas veces está presente la violencia. Luego estos son seguidos por un periodo de negociación y desescalamiento y terminan en acuerdos, pactos o mesas de negociación. En muchos casos los conflictos no resueltos recrudecen y vuelven a encenderse para convertirse en conflictos cíclicos”, explica Macassi, hablando en términos generales, pero de una manera que bien podría describir las oleadas de la confrontación política venezolana en años recientes.

 

“En los ámbitos local, regional y nacional los medios dan visibilidad a los conflictos; participan en todos los procesos, al inicio, durante y después de las crisis; y muestran los acuerdos. Los medios tienen, pues, un rol decisivo que, a nuestro juicio, afecta el curso de los acontecimientos, contribuyendo al enfrentamiento entre las partes. Pero, al mismo tiempo, pueden jugar un rol preventivo para evitar el escalamiento o separar a las partes durante las crisis y aportar en la transformación de los conflictos”, precisa el catedrático, al revisar el papel específico de los aparatos comunicacionales en estos escenarios de enfrentamiento.

 

¿Por qué  los medios parecen tan empeñados  siempre en llevar el conflicto al extremo y torpedear cualquier  solución pacífica? El investigador peruano señala que  “los medios construyen una agenda y en ese proceso suelen excluir o priorizar unos acontecimientos sobre otros, por razones de rating, de presión política o económica, por posiciones ideológicas o por lobby el de los gabinetes de prensa. Pero la decisión acerca de qué conflictos deben ser visibilizados y cuáles no responde a una trama compleja de relaciones políticas, económicas y sociales de las que forman parte los medios”.

 

En esa dinámica perversa, los medios suelen dar la mayor visibilidad pública a los conflictos cuando están en su etapa de crisis, pérdidas humanas y grandes daños materiales. El despliegue de medios que se produjo en Venezuela en 2017, a propósito de los cuatro meses de violencia callejera opositora, es una prueba de la certeza de esta afirmación.

 

Sembradores de cizaña

Macassi explica que los medios suelen contribuir a que los conflictos se agudicen, poniendo el acento en la ruptura entre las partes. “Cuando la comunicación se rompe y las partes se encuentran enfrentadas, con la firme convicción de que la fuerza es la única salida para lograr sus aspiraciones, estamos frente a un momento de crisis, sea esta mediada por la violencia o no. Lamentablemente, la mayoría de veces los medios centran su atención en este periodo, y tanto los periodistas nacionales como los corresponsales de prensa extranjeros recién acuden para cubrir los acontecimientos. En lugar de generar distensión, este tipo de cobertura mediática refuerza la contraposición, fomenta los resentimientos y la sensación de exclusión de la parte más vulnerable, y alimenta el fuego para el recrudecimiento del conflicto, generando un efecto de amplificación de la violencia”, señala el trabajo académico que dibuja una situación muy similar a la que los medios de la derecha han intentado fomentar desde enero pasado con acontecimientos como la autojuramentación del diputado Juan Guaidó, el intento de ingresar forzosamente un cargamento de ayuda humanitaria y el fracasado alzamiento militar y popular del 30 de abril.

 

El trabajo universitario analiza concretamente un momento de los conflictos que se parece mucho al que se está viviendo en este momento en el caso venezolano. “En el momento en que cesan las acciones de violencia, las partes se separan y deponen las medidas de fuerza o aceptan procesos de diálogo, es cuando los medios pueden contribuir a la solución del conflicto, al generar distensión y evitar que la violencia resurja. Deben tener en cuenta que los conflictos son muy inestables y no se requiere de mucho para que las hostilidades se reanuden y se rompa la comunicación, que generalmente ha costado daños materiales y a veces vidas humanas. Sin embargo, no todos los medios lo ven de esta manera, algunos no comprenden el ciclo de vida de los conflictos y favorecen su reescalamiento”.

 

Bastaría revisar someramente algunos de los medios globales y nacionales de las últimas horas para apreciar en vivo este punto: numerosos analistas, entrevistadores, figuras ancla y comentaristas parecen obsesionados con la idea de destruir la posibilidad del entendimiento para que solo quede vigente la opción de la salida violenta.

 

Macassi aborda específicamente la etapa de negociaciones y el papel que suelen asumir los medios. “El proceso de diálogo que se genera luego de la fase de crisis, es otro de los puntos de inflexión en el ciclo de vida de los conflictos. Se trata de un delicado proceso de construcción de confianza entre las partes, identificando los puntos en común y explorando soluciones alternativas; sin embargo, se trata de un camino sinuoso plagado de aristas, avances y retrocesos, pues debido a la violencia las partes se han distanciado y confrontado; por ello, la presencia de los medios en los procesos de negociación debe ser muy bien pensada”.

 

El autor del trabajo cita a otros investigadores del tema, Eliana Spadoni, Pablo Lumerman y Julián Portilla, quienes  escribieron un párrafo que si hubiese sido pensado para el actual caso venezolano no habría sido diferente: “La presencia directa de los medios en el ámbito de la discusión puede generar efectos perversos para la construcción de la confianza. Estando directamente en el lente del público, los participantes del proceso suelen estar menos dispuestos a pensar en soluciones integradoras. ‘Actuando’ para la cámara, los actores tienden a tomar posiciones menos flexibles para lucir ante sus bases como representantes fuertes y potentes ante los enemigos”

 

Macassi advierte que una infidencia filtrada por la prensa puede romper los procesos de negociación, que tanto esfuerzo cuestan, y volver a la situación de beligerancia anterior o a una más grave aún. “Diversos procesos de negociación lo pueden atestiguar. Lamentablemente, en la etapa de declive de los conflictos los corresponsales  y los medios internacionales suelen volver a sus lugares de origen, pues la paz y los acuerdos no venden; por ello, los medios no les prestan el mismo interés que a las crisis y los eventos luctuosos. No es de extrañar que muchos conflictos recrudezcan y otros nuevos se monten sobre conflictos anteriores que no fueron debidamente resueltos, generándose una espiral de escalamiento que afecta la gobernabilidad”.

 

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)

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