Despertarse en la mañana y ver cuál es el más reciente intento de injerencia contra Venezuela puede dar la impresión de estar frente a una lectura del tarot con pocas cartas: casi siempre salen las mismas, aunque se las arreglan para alternarse.
El gobierno nacional ha elaborado una especie de línea de tiempo para mostrar la continua intromisión de factores de poder mundial en la vida política venezolana. La cronología apenas si cubre unas semanas entre marzo y abril (uno de los períodos más intensos de la ofensiva contra el país), pero los personajes que en ella figuran son los mismos que han continuado interviniendo ilícitamente hasta el sol de hoy. Veamos.
El emperador, claro
Jerárquicamente habría que comenzar por el emperador, que a Venezuela siempre le sale en posición invertida, mostrando lo peor de sí. Es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha tenido varias apariciones directas. Por ejemplo, en marzo intentó uno de los más conocidos trucos imperiales: comprar aliados con promesas.
Trump se reunió con las máximas autoridades de Bahamas, República Dominicana, Haití, Jamaica y Santa Lucía en su club privado de Palm Beach, en Florida. Les prometió que una delegación de la Corporación de Inversión Privada en el Exterior visitaría sus países en los próximos 90 días… ¿A cambio de qué? Pues de que reconocieran a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela.
Unos días después, volvió a salir la misma carta esta vez asociada con una pretendida emperatriz. Trump se reunió en la Casa Blanca con la esposa de Guaidó, Fabiana Rosales. Afirmó entonces que “lo que pasa en Venezuela es algo que nunca debió haber pasado, es algo que no debió haber llegado hasta este punto, pero lo vamos a arreglar. Eso es lo que vamos a hacer, porque ustedes necesitan ayuda mayor”. También dijo que Rusia “debe salir de Venezuela”.
En esa oportunidad, la autoproclamada primera dama alertó sobre una ola de represión contra el entorno de su marido y le pidió a Trump “avanzar en las acciones necesarias para detener el sufrimiento del pueblo venezolano y salir de la dictadura del usurpador Nicolás Maduro”.
Luego de una etapa inicial muy virulenta, Trump pareció agarrar mínimo, sobre todo gracias a otros conflictos que tiene encendidos con países que no han dudado en responder a sus arrogancias y desplantes.
Locos, magos, sumos sacerdotes
Las actuaciones directas del emperador son –por fortuna- escasas. El grueso de la campaña corre por cuenta de una serie de personajes, cada uno más peligroso que el otro.
Pence. Una de las barajas más activas ha sido el vicepresidente Mike Pence quien en marzo publicó un artículo en el Miami Herald acusando a China de “menoscabar el avance democrático” en América por negarle la visa al “representante” de Venezuela ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), designado por Guaidó (Ricardo Hausmann). “Una vez más China pone por delante sus propios intereses a costa del pueblo venezolano», señaló Pence en su escrito en el que también acusó a Cuba, Rusia y Turquía de apoyar al gobierno del presidente Nicolás Maduro.
Pence también se reunión con la esposa de Guaidó el 27 de marzo. En esa ocasión dijo que “Estados Unidos ve la llegada de aviones militares rusos como una desafortunada provocación. Hoy llamamos a Rusia a detener todo su apoyo al régimen de Maduro, respaldar a Juan Guaidó y mantenerse del lado de las naciones en todo el continente hasta que se restaure la libertad”.
Volvió a salir el 3 de abril cuando exhortó a Maduro liberar “inmediatamente” a los seis trabajadores de Citgo, filial estadounidense de Pdvsa, detenidos desde hace más de un año en Venezuela, sin reparar en el hecho de que se les acusa de delitos graves de corrupción.
Aunque no aparece en la cronología porque ocurrió más recientemente, Pence ha seguido entrometiéndose en asuntos internos venezolanos y ufanándose de tener conversaciones frecuentes con Guaidó.
El vicepresidente de EEUU llegó a intervenir personalmente en una de las varias sesiones del Consejo de Seguridad que su país convocó con el propósito de sancionar a Venezuela. El canciller Jorge Arreaza y varios embajadores de otros países (entre ellos Rusia y China) le demostraron que eso del mundo multipolar.
Pompeo. Vendría a ser el mago, específicamente en los campos de la mentira, el engaño y el robo (materias que él mismo reconoció haber estudiado hasta graduarse). Se trata del secretario de Estado, Mike Pompeo, otra de las cartas recurrentes sobre el tapete. Con su tono de camorrero, el 23 de marzo advirtió a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, que su país “no permanecerá de brazos cruzados” mientras Moscú “exacerba la tensión” en Venezuela. Pompeo no tuvo empacho en hablar a nombre también de los países que siguen sus órdenes en el vecindario latinoamericano. Le dijo a Lavrov que “la inserción continua de personal militar ruso para apoyar al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela pone en riesgo que se prolongue el sufrimiento del pueblo de Venezuela que respalda a Juan Guaidó”.
Su actitud de perdonavidas se suavizó bastante luego, justamente, de un encuentro con Lavrov en el que este, según parece, lo puso en su sitio.
Bolton. Si de repetidas se trata, la carta del consejero de Seguridad Nacional John Bolton está entre las principales. El 25 de marzo por ejemplo expresó que Maduro “perdió el apoyo” del pueblo venezolano, razón por la que “confía en Cuba y Rusia para usurpar la democracia y reprimir a civiles inocentes”. Un día después se reunió con el ministro de Defensa de Brasil, Fernando Azevedo, yaseguró que los días de Maduro “están contados”. “Tuve una buena discusión con Azevedo. Esperamos trabajar juntos. La región está unida y los días de Maduro están contados”, escribió Bolton en su cuenta en Twitter. El Asesor de Donald Trump también sostuvo un encuentro con Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras, para tratar conversar –naturalmente- sobre Venezuela.
El 29 de marzo volvió a la carga. Advirtió que la expansión de la presencia militar rusa en Venezuela constituye una “amenaza directa a la paz internacional y a la seguridad en la región”. “Seguiremos considerando este tipo de acciones provocativas como una amenaza directa a la paz internacional y a la seguridad en la región”, señaló Bolton en un comunicado. “Estados Unidos defenderá y protegerá sus intereses en el continente americano”, advirtió.
El 2 de abril Bolton arremetió contra el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López. “General Padrino López: los grupos armados ilegales (colectivos) fueron enviados por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello para disparar y reprimir al pueblo venezolano. ¿Por qué la Fuerza Armada Nacional lo permite?”, escribió Bolton en su cuenta de Twitter. La postura de Bolton es tan extrema que hasta el propio Trump ha comenzado a sospechar que su propósito es meter a EEUU en una nueva guerra. Por esa razón no falta quien identifique al asesor con la figura de “el loco”, incluso por encima de su propio jefe.
Rubio. Un arcano menor, pero también particularmente insidioso, es el senador Marco Rubio. A finales de marzo este personaje secundario se apresuraba a rechazar la posibilidad de un entendimiento entre los venezolanos. Dijo en Twitter que el gobierno de Maduro planea “dividir a sus rivales políticos mediante la idea de un falso diálogo”.
Unos días después se sumó a las posturas antirrusas. Dijo que ahora es política de EE.UU evaluar el establecimiento o la expansión de la presencia militar en Venezuela o en países cercanos, esto tras la presencia de soldados rusos. Rubio escribió en su cuenta en Twitter que los militares rusos en Venezuela son “una amenaza directa para la paz y la seguridad internacional de la región suramericana”.
Empezando abril Rubio no hablaba de ningún otro tema. Afirmó que la decisión del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de allanar la inmunidad parlamentaria de Guaidó se debe al temor de Maduro por las crecientes protestas. Resaltó a través de la red social Twitter que el TSJ no se puede llamar Tribunal Supremo, sino “Tribunal de un Régimen” y fustigó a su Presidente, Magistrado Maikel Moreno, catalogando a ambos “100% leales y controlados por Maduro”.
En esos mismos días intentó congraciarse con los militares diciendo que “son claves y deben ser parte de una transición en Venezuela y para expulsar a los cubanos y derrotar a una insurgencia de pandillas colectivas y ELN”.
Scott. Por esos días comenzó a aparecer también la barajita de uno que quiere disputarle a Rubio su papel de líder del exilio mayamero cubano-venezolano: el senador Rick Scott. Este oscuro individuo, vinculado a la industria petrolera y armamentista, dijo que el gobierno de Estados Unidos no se quedará de brazos cruzados si algo le llegase a ocurrir a su favorito. “Lo diré nuevamente: EE UU no se quedará de brazos cruzados si algo le pasa a Juan Guaidó o a su familia. Estas avisado Nicolás Maduro”, señaló Scott en su cuenta de Twitter.
Abrams. Por su pasado centroamericano sería justo equipararlo con la carta de la muerte. El “enviado especial” de Trump para Venezuela, Elliott Abrams, afirmó a finales de marzo que “no es un chiste o algo simbólico” la advertencia que realizó la Casa Blanca en reiteradas ocasiones de que “todas las opciones están sobre la mesa” para lograr que concluya el gobierno de Maduro. Abrams hizo una comparación con Manuel Noriega, quien aseguraba que jamás ocurriría una invasión a su país y terminó detenido en una prisión federal de EEUU. Abrams afirmó que “el Régimen de Maduro creen que la Administración Trump está diciendo que todas opciones están en sobre la mesa incluyendo la militar es jugando. No estamos jugando Maduro”.
En las semanas siguientes Abrams se mostró un poco menos agresivo en sus declaraciones, para la gran decepción de los más furibundos opositores, pero nadie en su sano juicio desestimaría una amenaza dicha por un probado genocida.
Almagro. Aunque ha quedado notoriamente devaluada, la barajita de Luis Almagro también se empeña en salir en cualquier tirada de cartas sobre Venezuela. A finales de marzo calificó de “inadmisible” la llegada de tropas rusas a Venezuela. “Es inadmisible que un Gobierno extranjero tenga programas de cooperación militar con un régimen usurpador que ha sido declarado ilegítimo por resoluciones y derecho interamericano, lo cual atenta además contra la paz y seguridad hemisférica”.
A comienzos de abril el uruguayo le haló las orejas a Guaidó cuando expresó su preocupación por la situación de los militares que se rebelaron contra el gobierno del presidente Maduro en el fallido intento de ingresar forzosamente la llamada ayuda humanitaria, el 23 de febrero, y quedaron abandonados en Cúcuta. “Es urgente que Guaidó aporte soluciones a los militares que se encuentran fuera del país”, escribió a través de Twitter.
Diablos varios
Un recorrido por las acciones injerencistas contra Venezuela permite observar diversos personajes del escenario latinoamericano que intentan destacarse en su alineación con las fuerzas imperiales.
Holmes Trujillo. El canciller colombiano Carlos Holmes Trujillo es uno de los más destacados en esta lista de diablos. Agente del intento de derrocamiento del presidente Nicolás Maduro tiene la típica desfachatez de la oligarquía colombiana. Así calificó como “una incursión militar” la llegada de dos aeronaves con soldados rusos al aeropuerto de Maiquetía. “Esta es una incursión militar en territorio venezolano, la cual no contó con la autorización de la Asamblea Nacional como establece la Constitución de Venezuela”, dijo Trujillo, ministro de Relaciones Exteriores de un país que aloja nueve bases militares de EEUU y otorga inmunidad a los soldados y oficiales estadounidenses, incluso si se ven incursos en delitos comunes.
Duque. El presidente no puede quedarse a la zaga de su canciller así que Iván Duque también aparece de vez en cuando entre las cartas demoníacas. En una de esas ocasiones dijo que una eventual detención de Guaidó, sería un “grave quebrantamiento del orden institucional porque Juan Guaidó fue elegido presidente encargado por la Asamblea Nacional”. Duque agregó que “ya llega un momento en donde la comunidad internacional tiene que mirar esta situación con suma preocupación porque temo que lo que venga ahora es una arremetida de la dictadura en contra de lo que son los legítimos defensores del pueblo de Venezuela”.
Moreno. Uno que no quiere quedarse atrás en esto de complacer a Washington es el presidente de Ecuador Lenin Moreno. Además de entregar al beneficiario de asilo Julian Assange en Londres, en lo que respecta a Venezuela Moreno se ha mostrado obsecuente hasta grados vergonzosos. Por ello recibió las supuestas cartas credenciales de René De Sola, representante de Guaidó en Quito.
Espadas, oros y bastos
Además de los individuos, varias cartas de organismos y grupos aparecen con mucha frecuencia cuando se habla del tema venezolano. Son las espadas, los oros y los bastos de esta operación que nunca cesa. La Organización de Estados Americanos tuvo por mucho tiempo el lugar de privilegio, pero la salida oficial de Venezuela de ese ente parece haberle hecho perder fuerza. De todos modos, allá se instaló un “embajador”, el veterano socialcristiano Gustavo Tarre Briceño, quien siempre tiene el respaldo de todos los personajes mencionados antes, de Trump hacia abajo.
El Departamento de Estado de EEUU, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Grupo de Lima, la Cámara de Representantes de EEUU, la Cancillería de Panamá, el Parlamento Europeo, el Banco Interamericano de Desarrollo y muchos otros entes internacionales se han sumado a la campaña injerencista con declaraciones emitidas por voceros, comunicados y cartas.
Y, por supuesto, están muy presentes los personajes venezolanos que participan en ese tarot antinacional. Son los que hacen llamados continuos a la invasión y a la injerencia extranjera. No hace falta mencionarlos: siempre son los mismos naipes.
(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)