
Los documentos revelan que su padre, José Piñera Carvallo, era colaborador de la CIA desde 1965, y que José Piñera Echeñique, hermano de Sebastián, quien se desempeñó como Ministro del Trabajo y Previsión Social de la dictadura, desde donde impulsó el Plan Laboral y la reforma provisional que introdujo el sistema de capitalización individual, y como Ministro de Minería, desde donde perpetró la segunda desnacionalización del cobre, actuaba al mismo tiempo como el analista financiero de la familia Pinochet.
Los numerales 1 y 2 del documento de la CIA, remiten a la estafa perpetrada por la Cooperativa de Ahorro y Préstamo «La Familia», perteneciente a los Piñera y atribuye la autoría intelectual a Jaime Guzmán Errázuriz y José Piñera Echenique.
Sebastián Piñera sale a relucir en el documento cuando hace mención a la triangulación de empresas y lavado de activos por 85 millones de dólares, en relación con el Banco de Talca. Aparece una glosa a la constructora Socofer, de Luis Fernández Drey, cuya insolvencia precipitó la quiebra de la cooperatica La Familia.
Por su parte, otro artículo titulado Anatomía de una Operación de Inteligencia Fascista, firmado por William F. Wertz, publicado el 4 de febrero de 2005 en la revista del Instituto Schiller, señala que «Entre 1985 y 1987, (Fernando) Quijano empezó a trabajar con Néstor Sánchez. Desde 1963 Sánchez estuvo implicado en el complot de la CIA conocido como la Operación Mongoose, para asesinar a Fidel Castro de Cuba. De 1965 a 1967 fue jefe de la estación de la CIA en Guatemala, donde colaboró con los escuadrones de la muerte. En los 1970, cuando Pinochet subió al poder y lanzó la Operación Cóndor de genocidio por todo el Cono Sur de Sudamérica, Sánchez se convirtió en jefe de la división para América Latina de la Dirección de Operaciones de la CIA, y luego en los 1980, durante lo del Irán–contra, en subsecretario auxiliar adjunto de Defensa para Asuntos Interamericanos, asignado al equipo del Consejo de Seguridad Nacional».
Otro texto de la CIA certifica que en medio de esa turbulencia que implicaba a la familia Piñera y que buscaba limpiar su culpabilidad, se dio una reunión «con nuestros colaboradores» de la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema. En dicho encuentro, el entonces Presidente de la Corte Suprema, Rafael Retamal, recibió la orden de la CIA de declarar inocente a Sebastián Piñera y dar paso a la «neutralización» y la «operación de apoyo Uila» para sacarlo del país con colaboración y apoyo logístico de Fernando Quijano, José Piñera Carvallo y Herman Chadwick Piñera.
Detalles sobre el caso del Banco de Talca
En el mismo documento de la CIA que establece la ‘neutralización’, los recursos de amparo presentados por Sebastián Piñera, Carlos Massad y Emiliano Figueroa en contra de la resolución del juez Luis Correa Bulo, que ordenó encarcelarlos como reos como autores del delito de Defraudación al Banco de Talca y otros ilícitos, hace mención al 8 de septiembre de 1982, cuando la Séptima Sala de la Corte de Apelaciones rechazó el recurso de amparo, por dos votos, de los ministros Osvaldo Faúndez y Servando Jordán, contra uno, del Ministro Enrique Zurita.
El voto de mayoría estableció que “el mérito de los autos que se tienen a la vista, resulta que el mandamiento de prisión para los querellantes Sebastián Piñera Echenique, Emiliano Figueroa Sandoval y Carlos Massad Abud, ha sido expedido en caso previsto por la ley y con méritos de antecedentes que lo justifican y de conformidad, también, con lo dispuesto en el artículo 306 del Código de Procedimiento Penal”.
El origen de la trama remonta al 2 de noviembre de 1981, fecha en que el Banco de Talca fue intervenido por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, debido a que se encontraba en estado cesación de pagos, con una deuda con el Banco Central cercana a los 40 millones de dólares. El 20 de mayo de 1982, fue iniciada por una querella presentada por el liquidador del banco, Eugenio Silva Risopatrón, contra los socios controladores y quienes resultaran responsables de los ilícitos que precipitaron la intervención y posterior liquidación del banco.
Detalles pormenorizados del proceso, que dicho sea de paso, se encuentra desaparecido desde el Archivo Judicial, fueron suministrados por el diario La Nación el 19 de abril pasado. Entre esos antecedentes, conviene citar los siguientes:
“Según los querellantes, el capital y las reservas del Banco de Talca alcanzaban al momento de su intervención a los 40 millones de dólares. La investigación judicial determinó que los créditos irrecuperables otorgados por la institución financiera sumaban 250 millones de dólares. En su cartera de créditos, el Banco de Talca tenía más de 200 millones de dólares prestados a empresas relacionadas, es decir cinco veces su capital y reservas, cuando la ley permitía un límite máximo de sólo el 25% del mismo».
Describe el referido semanario que después de hacer su tesis doctoral y volver a Chile, «vino a Bolivia como consultor (1976), contratado por su profesor estadounidense Richard Musgrave, un especialista en finanzas públicas que trabajó para el dictador Banzer en un estudio sobre las cuentas nacionales».
«En 1979, ingresó a trabajar como consultor del Banco de Talca, de ahí paso a gerente y casi de inmediato se convirtió en socio capitalista del grupo Calaf-Danioni, el mayor accionista del banco que lo contrató. En 1982, el banco quebró y los accionistas fueron acusados de haber creado empresas de papel y haber dado grandes cantidades de crédito y reinvertir en el propio banco a fin de inflar el capital. La entidad fiscalizadora inició un proceso penal contra los dueños y accionistas por infringir la Ley de Bancos. Piñera presentó un recurso de amparo ante la Corte Suprema de Justicia para que no lo detengan, la Corte falló a su favor y los exonero de cargos, pero sus socios fueron tres años a la cárcel. La prensa chilena dijo que hubo tráfico de influencias, pues el juez que lo acuso después fue brutalmente desprestigiado y luego despedido».
Piñera volvió a la banca y fue nombrado gerente del Banco Citicorpo donde incursionó en el negocio de las tarjetas de crédito. Versiones publicadas en la prensa chilena y corroboradas por sus exsocios en una solicitada antes de las últimas elecciones, dicen que el banco envió a Piñera a Estados Unidos para investigar y consolidar el negocio de las tarjetas de débito, pero él hizo un informe señalando que era inviable.
En los años 90’s, -describe el referido semanario boliviano- Piñera vendió Bancard a Transbank en 40 millones de dólares y después en 1993 vendió Fincard al Banco Santander en aproximadamente 60 millones de dólares.
Compró acciones de la línea aérea LAIN, después de participar como funcionario en la reunión de directorio de la empresa. La Superintendencia de Valores lo multó ‘por haber infringido la prohibición de comprar acciones que la Ley del Mercado de Valores impone a las personas que cuentan con información privilegiada’.
Después incursionó en telecomunicaciones. Compró acciones de ENTEL Chile, estuvo vinculado a Aplle Chile, se adjudicó el canal de televisión, Chilevisión. El político también incursionó en el fútbol y se convirtió en el principal accionista individual de Blanco y Negro, empresa controladora del club Colo Colo de Chile.
Al tiempo se hizo pública una investigación sobre cadenas de farmacias que controlaban e imponían los precios de los medicamentos en Chile. Piñera en ese momento era congresista y poseía la mayor cantidad accionaria de la internacional red de farmacias de Chile, FASA. Al respecto dijo que «no sabía que era accionista» y aseguró que vendería esas acciones, proceso en el que capitalizó 2,4 millones de dólares cuando vendió su participación accionaria de la red de farmacias FASA, el 6 de abril de 2009.
Mientras ejercía su primera presidencia y en la Corte de Justicia de La Haya se discutía un litigio marítimo entre Chile y Perú. Piñera compró acciones de la pesquera peruana Exalmar, la cual se benefició del resultado de la sentencia internacional que modificó el límite marítimo entre ambos países que le anexó a Perú unos 22.000 kilómetros de mar.