“El virus arrasa por parejo al Gobierno y a la oposición. A los ricos y a los pobres. No hay a quién culpar. El enemigo es invisible. Llega a la casa y no se ve, ataca, mata y nadie, hasta ahora, sabe cómo acabar con él”.
La confesión del periodista venezolano Lenín Valero, de 73 años, confinado junto con su esposa Evelin, de 67; en la cuarentena de Madrid por el ataque del Covid-19 es elocuente. Lleva una semana “en un apartamento pequeño en un pueblo parecido a Boconó (Trujillo) que pertenece a la Comunidad de Madrid. Se llama Colmenar Viejo, y está al pie de la sierra, es un pulmón verde con nieve”, describe.
“Lo mejor para contrarrestar el virus es evitar el contagio y para eso lo mejor es estar aislado de concentraciones, de grupos numerosos de personas, lavarse las manos constantemente”, cuenta el veterano periodista que llegó a España hace ya poco más de dos años.
En medio de la crisis pandémica, España es el quinto país con más casos del nuevo coronavirus en el mundo. Superó este miércoles los 13.716 infectados y 598 muertos, según los últimos datos oficiales. Entre martes y miércoles, se registró un incremento del 18% en el número de casos, que está por debajo de lo que se daba las semanas anteriores.
Valero y su familia están sanos, confiesa: “No vine a quedarme. Vine al matrimonio de la hija menor, y los hijos nos pidieron que nos aguantaremos un poco más de tiempo aquí mientras se aclaraba el panorama en Venezuela, pero hasta el día de hoy nada ha cambiado”.
Víctor, su hijo, es periodista, trabaja como tal en Madrid y vive allá. María Victoria es arquitecta y ejerce su profesión en Barcelona. Se casó con un vasco de nombre Jon, es ingeniero mecánico y tienen su apartamento (piso) en Barcelona. Carola, su otra hija es abogada y vive en Colmenar con su esposo, Jesús, y sus tres hijos.
En Maracaibo queda el otro hijo, el menor, José Manuel, quien asegura Lenín, “apuesta a su país a pesar de la crisis. Tiene 30 años, su esposa Carmencita y su hijo Patricio”. Con ellos la llamada es diaria, en Madrid conocen el monstruo por dentro y los padres aconsejan a los tres sobre cómo prepararse .
Y los consejos forman parte de su nueva rutina diaria: “Estamos en cuarentena y en Cuaresma. Conversar con Dios en familia no es una mala estrategia, desinfectar la casa todos los días, trabajar con la computadora y el teléfono. Ver películas y televisión”.
Describe que en Colmenar Viejo el cumplimiento de la cuarentena es total, a diferencia de las imágenes de los carabineros italianos de la semana pasada con megáfonos exhortando a cumplir el encierro, “aquí lo autoridad es muy respetada no tanto por el arma que usa, sino por la multa que impone. Aquí las calles están vacías, pero hay tensión en los hogares porque nadie sabe hasta cuándo durará esto”.
Reconoce que donde la gente es más desobediente es en Barcelona.” Allá mucha gente se fue para su casa de campo o casa de playa a pesar de que tampoco pueden movilizarse”.
Por estos días y en estas circunstancias el tema de los alimentos es especialmente sensible. En España el acceso a ellos tiene en el internet a “un gran aliado”. “El abastecimiento de alimentos es normal. Los supermercados están abiertos y tú haces los pedidos y te lo llevan a tu casa”, cuenta Valero. “Todo está funcionando vía internet”, agrega.
“El Presidente (del Gobierno de) España dio una rueda de prensa por teletrabajo, por videoconferencia. Medir el costo político no tiene sentido cuando el pueblo se te muere en las manos. Lo que desea es salir de la crisis sanitaria”, agrega Valero en medio del debate que ya se sigue en España para la postcrisis.
De hecho, en medio del estado de emergencia del Estado español, Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno, autorizó la movilización de 200.000 millones de euros, casi un 20 % del PIB, para combatir los efectos económicos de la epidemia de coronavirus.
Sobre los días que puede vivir el país en lo inmediato y a la luz de lo que está viviendo España asegura: “Venezuela es una sabana en verano y el virus es un fósforo que hay que apagarlo rápido”.
(Panorama)