Este lunes, Stephanie Grisham, secretaria de prensa de la Casa Blanca, informó a través de su cuenta en Twitter que Donald Trump había firmado una orden ejecutiva en la que se prohíbe el acaparamiento y la usura de productos mientras dure la pandemia del coronavirus.
“El presidente Donald Trump acaba de firmar una orden ejecutiva para evitar el acaparamiento y el aumento de precios de los suministros necesarios en nuestra guerra contra el coronavirus. Esto envía un mensaje contundente: no permitiremos que aquellos que acaparan suministros vitales y manipulan los precios perjudiquen la salud de Estados Unidos en esta hora de necesidad”, se traduce el trino de Grihsam.
Esta medida, adoptada hace años por el Gobierno venezolano con el propósito de defender a la población del oportunismo del comercio importador local, ha sido ampliamente criticada por sectores de la derecha mundial, incluyendo al propio Trump, bajo alegatos como que impide el libre mercado y que las restricciones estatales hacen que los empresarios y comerciantes deban transar sus mercancías a pérdida, lo que, en últimas se traduce en escasez.
En este caso, los voceros de la Administración estadounidense no solo obviaron cualquier crítica a la decisión, sino que procedieron a justificarla, en razón de la escasez de productos de higiene esencial como papel sanitario o desinfectante, que hizo que tales mercancías esenciales se cotizaran a precios inflados en plataformas electrónicas como Amazon y Ebay, indica la agencia RT, y que incluso habitantes de estados fronterizos con México, se aventuraran a adquirir mercancías en ese país, ante la imposibilidad de comprarlas en el suyo, como consta en múltiples videos y testimonios que circularon a través de los medios sociales.
Adicionalmente, el asesor comercial de Trump, Peter Navarro, destacó que el Estado podría intervenir en la distribución de las mercancías esenciales, frente al comportamiento abusivo de los comerciantes.
“Los agentes están ofreciendo millones de artículos, ya sean lentes, tapabocas o lo que sea. Y pasas por tres intermediarios diferentes y rastreas hasta un almacén en Los Ángeles que supuestamente tiene 10 millones de tapabocas y pueden cobrarle siete veces más de lo que cuestan. Eso es un aumento de precios”, explicó el funcionario desde una conferencia de prensa en Washington.
«Vamos a enviarles un mensaje a los acumuladores: si obtuvieron grandes cantidades de material que este país necesita en este momento, llévenlos al mercado o envíenoslos. Le pagaremos un precio justo. Pero si no lo hacen, iremos por ustedes y nos aseguraremos de que eso no suceda en este país. Y eso sería un buen uso de la Ley de Producción de Defensa”, añadió.
Se trata, de nuevo, de una medida que se implementa en Venezuela desde hace varios años y cuya adopción se debió a las mismas razones: un abuso exagerado por parte de comerciantes en distintos niveles de la cadena de comercialización, quedando demostrado que la única manera eficaz de proteger a los ciudadanos, es la intervención directa del Estado en la distribución de rubros estratégicos y esenciales.
En el pasado, estas acciones del Gobierno venezolano han recibido inmensas críticas de la oposición local y extranjera –la estadounidense a la cabeza–, que las han catalogado como acciones propias de gobiernos totalitarios “comunistas” y de responsables de la crisis económica que atraviesa el país.
No obstante, las decisiones más recientes de Trump muestran que tales afirmaciones no pasan de ser retórica incendiaria para justificar injerencias y otras acciones imperialistas, pues en el momento de la crisis, son esas medidas, de izquierda, las que le permiten tener el control al Estado sobre las áreas estratégicas de la Nación y que tales cosas no pueden ni deben dejarse en manos de particulares.
Tanto es así que el pasado 18 de marzo, el mandatario estadounidense anunció que invocará la Ley de Producción de Defensa, un instrumento jurídico que data de los tiempos de la Guerra de Corea (1950) y le permite al gobierno federal ordenar a los fabricantes locales que dirijan su producción hacia aquellos insumos que el país requiere.
En este caso, el esfuerzo se dirigirá a tapabocas y a aparatos de ventilación mecánica, pues no cuentan con suficientes recursos para hacer frente a la pandemia de covid-19.
(LaIguana.TV)