lunes, 21 / 04 / 2025
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Macabro: Guaidó firma contrato para llenar a Venezuela de mercenarios y contratistas de guerra. Pérez Pirela (+Video)

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El intento de invadir Venezuela con paramilitares y mercenarios es parte de un esfuerzo continuado para llevar a Venezuela a la guerra civil. La causa eficiente, material, formal y final de acciones como esa es el gobierno de Estados Unidos, apoyado por la camarilla de ultraderecha dominante en la oposición venezolana, que ha renunciado a la política y derivado hacia la violencia.

 

Miguel Ángel Pérez Pirela se vio obligado a poner en segundo plano el tema de la pandemia mundial, que ha sido el eje de su programa, Desde donde sea, en la etapa de la cuarentena, para analizar la fallida incursión por el Litoral Central, frustrada por la respuesta conjunta de las autoridades y el pueblo de La Guaira y Aragua.

 

“Aunque usted no lo crea, desgraciadamente debo hablar de temas diferentes al de la pandemia: una intentona de invasión de Venezuela, un operativo más parecido a una película de Hollywood que a una situación pandemia mundial. A los venezolanos, que ya superamos los 50 días disciplinadamente encerrados en nuestras casas, nos pagaron con un intento de invasión que nos hace reflexionar sobre el tipo de política que se está implementando por parte de la derecha venezolana, o mejor dicho, cuando deja de existir la política como opción, pues partidos como Voluntad Popular y Primero Justicia pretenden ahorrarse la política y continuar por otros medios la ascensión al poder”, expresó.

 

Según su visión, se está dando en Venezuela una situación opuesta a la que planteó Carl Von Clausewitz, uno de los más grandes teóricos de la guerra, quien decía que la política era la continuación de la guerra por otros medios, es decir, cuando se dejan los instrumentos bélicos para hacer política. “Aquí se da lo contrario, se deja la política, la palabra, la concertación, el diálogo, para ir cada vez con más afinque a la guerra, a las armas. Pero debe quedar clara la diferencia: en la guerra también hay un ganador y un perdedor, pero este último es sometido por la fuerza”.

 

Señaló que cada vez queda más probada la peligrosa deriva belicista de un sector de la derecha, acusación que podría ampliarse a toda la derecha, a menos que en las próximas horas, algunos partidos e individualidades se deslinden de ese tipo de acciones y respalden claramente las vías pacíficas.

 

La guerra civil como objetivo

 

Pérez Pirela dijo que el acontecimiento ocurrido el fin de semana (pero que continuó desarrollándose el lunes) debe ser analizado a fondo, más allá de los datos noticiosos, como el número de individuos dados de baja o detenidos y las armas y equipos incautados.

 

Comenzó revisando el concepto de mercenario, sus orígenes históricos y su vinculación con la forma de hacer política que se está institucionalizando, siempre asociada a la idea del paramilitarismo.

 

“Tenemos que analizar las implicaciones, el trasfondo de este enésimo ataque contra la soberanía nacional. La semana pasada dedicamos un programa al aniversario del intento de golpe encabezado por Juan Guaidó y Leopoldo López. Pretendieron tomar una base aérea con armas y un puñado de soldados, que en su mayoría habían sido llevados al sitio engañados. Lo que se quedaron en esa intentona y huyeron a embajadas o escaparon de alguna forma, son los mismos que ahora intentan nuevamente derrocar al gobierno a través de otra acción. En los dos momentos están los mismos nombres: Guaidó, López, Cliver Alcalá… Es el mismo golpe continuado”.

 

Esta incesante conspiración demuestra, a su juicio, que es completamente hipócrita la apariencia que mantiene Guaidó como figura que supuestamente lucha en el plano político. “No queda duda de que el gobierno de Donald Trump es el autor, la causa eficiente, la causa material, la causa formal y la causa final, para decirlo según las categorías aristotélicas de causalidad. De hecho, entre los capturados hay dos ciudadanos estadounidenses directamente ligados al equipo de seguridad de Trump”.

 

“Las implicaciones de lo que está pasado se escapan de vista. Tienen que ver con otro personaje fundamental, Elliott Abrams, archiconocido en Centroamérica por armar a los escuadrones de la muerte y los Contra. Después de las guerras civiles que propició EEUU en Centroamérica, tuvo que presentarse ante el Congreso para tratar de explicar cómo es que  cómo fue que con dinero negro se armaron grupos paramilitares, llevando a conflictos que diezmaron a poblaciones enteras y causaron en Nicaragua, El Salvador y otros países decenas de miles de asesinados –recordó-. En ese espejo es precisamente en el que debe mirarse Venezuela. Y cuidado si cometemos el gravísimo error de abordar de forma coyuntural y no estructural esto que pasó y está pasando. Cuidado, porque esto no es un hecho anecdótico, sino síntomas que nos permiten vislumbrar un diagnóstico: se intenta caotizar a la sociedad venezolana, una vez más y cada vez de forma acaso más desesperada, a través del savoir faire, del know how de Abrams en creación de guerras civiles para generar un conflicto de esa naturaleza en Venezuela. Esto no lo debemos perder de vista”.

 

 

Lanzó al aire preguntas sobre lo que hubiese pasado si los servicios de inteligencia, la Fuerza Armada, la policía no hubiesen detectado a tiempo la incursión de estos grupos mercenarios y paramilitares. “¿Qué hubiera pasado si esos mercenarios logran desembarcar y abordar las seis camionetas artilladas, muy parecidas a las que se han utilizado en Siria, Afganistán e Irak por parte de fuerzas paramilitares y mercenarias, y hubiesen avanzado hacia el palacio de Miraflores, que está a media hora, causando muertes por doquier? ¿Si hubieran propiciado fuego cruzado y asesinado a ciudadanos venezolanos, a líderes de los poderes públicos nacionales, a soldados y policías venezolanos?”

 

La privatización de la guerra

 

Los episodios de las localidades costeras de Macuto y Chuao ponen en evidencia un fenómeno que Venezuela apenas está conociendo, pero que países como EEUU vienen ensayando desde hace décadas: la privatización de las guerras. “Es la solución que encontraron para no hacer la guerra directamente a través de sus ciudadanos, de sus ejércitos formales, clásicos, sino mediante servicios contratados de paramilitares que funjan de ejércitos tercerizados, agentes de la violencia que propicia EEUU –explicó-. Olvídense de la configuración de la Primera  Guerra Mundial, que fue un conflicto desarrollado en trincheras, en las que se encontraban soldados nacionales que representaban a Estados-nación.  Tampoco se parece a la Segunda Guerra Mundial, que fue una guerra de bombardeos aéreos, pero igual, entre naciones: Alemania contra Francia, Rusia contra Alemania, EEUU contra Japón… es decir, eran guerras en las que chocaban ejércitos regulares y nacionales.  Eso cambió a partir de momento en que empiezan a reclutar soldados de diferentes lugares del mundo y a formar empresas contratistas de la guerra, especializadas en la tercerización de la violencia militar. En varias de las más recientes guerras, esos grupos terminaron enfrentando a los ejércitos de los Estados-nación. Así pasó en Siria, donde la mitad del país fue tomada en una escalada de ejércitos mercenarios, con el auspicio de EEUU y Europa. Eso es lo que está propiciándose en este momento en Venezuela”.

 

Se refirió a alguna de las incidencias previas al intento de invasión, que ya indicaban esta orientación de guerra privatizada. “Cuando Clíver Alcalá se vio en la lista de personas a las que EEUU les puso precio a su cabeza, salió a dar declaraciones, huyendo hacia adelante. Dijo que tenía un contrato firmado por Juan Guaidó y una empresa de tercerización militar, una contratista de mercenarios. En ese momento, tanto Guaidó como el resto de la derecha venezolana negaron la existencia de ese documento, pero ahora ha salido a la luz pública, de la mano de la periodista venezolana radicada en Miami, Patricia Poleo.  Allí está la firma de Guaidó, la de Jordan Goudreau, el dueño de la empresa mercenaria paramilitar, la de JJ Rendón, que funge como puente, y la de su abogado. Allí está firmada, negro sobre blanco, la tercerización de la guerra en Venezuela. Con un contrato de unos 212 millones de dólares que se pagarían además (un dato fundamental) a través de reservas petroleras venezolanas. El petróleo lo tenían como parte del botín, claro está, es la parte más importante”, comentó.

 

“Vamos paso a paso, sobre esto hay que pensar. No se trata solo de decir cuántas lanchas, cuántos mercenarios, armas y camionetas tenían. Hay que trascender lo anecdótico. Tenemos otra grave prueba de que se está sembrando la fatídica semilla de la guerra civil a través de la contratación de compañías bélicas para venir a hacer la guerra y a matar a sueldo –prosiguió-. Ese contrato es una especie de matrimonio demostrado, público, que une a la derecha venezolana más radical con los grupos extremistas que han sembrado guerra y desolación en países con Irak, Afganistán y Siria”.

 

La añeja figura del mercenario

 

Pérez Pirela se remontó en la historia mundial para analizar la figura del mercenario, nada nueva en realidad. “Me detengo para ir al siglo XVI, al 1512, para entender a través del libro El Príncipe de Maquiavelo, el concepto de mercenario. En el Renacimiento existía un país que fungía casi como empresa nacional de los mercenarios: Suiza. Tenía ejércitos que se alquilaban al mejor postor. Italia era un conjunto de principados, reinos, ducados, repúblicas como Florencia y señorías, como Turín. Cada forma tenía su gobernante: príncipes, reyes, presidentes, signori. Eran ciudades-Estado y no Estados-nación, que es algo que vendría más adelante, y se hacían la guerra entre ellas. Como no tenían fuerzas armadas, se veían obligados a alquilar ejércitos de mercenarios. Por ejemplo, si el señor de Turín necesitaba hacerle la guerra a la república de Florencia, contrataba un ejército suizo. Lo mismo si Milán quería tomar Pisa. Pero el problema fundamental, como lo plantea Maquiavelo, es que el mercenario puede ayudarte a ganar la guerra, pero ¿qué garantía hay de que sus armas no se vuelvan contra ti? Porque el mercenario no tiene una patria, una identidad, un símbolo, un sentimiento, una bandera que lo arrope. Actúa única y exclusivamente por dinero. Maquiavelo decía en 1512 que los mercenarios te podían ayudar a conquistar el poder, pero había muchas posibilidades de que luego se te voltearan porque el derrotado los contratara para pelear en contra tuya. De allí el concepto fundamental de guerra civil, de caos programado. Porque en el supuesto negado que esta operación hubiese tenido éxito, ¿en manos de quién hubiese quedado el poder en Venezuela? Esta es una pregunta que deben hacerse los venezolanos chavistas, independientes y opositores, tanto los que estamos adentro como los que están afuera”.

 

Añadió que si los invasores hubieran alcanzado sus objetivos de asesinar altos funcionarios y líderes, se habría sembrado el caos en el país, pero no se sabe en manos de quién habría quedado el poder. “¿En las manos de Guaidó? ¿Podría Guaidó confiar en ellos? De hecho, ya los mercenarios lo traicionaron al darle una entrevista a la periodista Patricia Poleo por la sencilla razón de que no vieron los 212 millones y ni siquiera el adelanto de 1 millón 500 mil dólares. ¡Guaidó no les pagó, no cumplió su contrato! No quisiera estar yo en los pantalones de Guaidó que quedó con una deuda con unos mercenarios que terminaron unos abatidos en su intento de invasión, otros que fueron apresados y otros andan por ahí”.

 

 “A todo este análisis debemos sumarle que este es el país con la mayor reserva de petróleo del planeta; una de las mayores reservas hídricas; de minerales preciosos; las más extensas costas caribeñas; y una posición geoestratégica fundamental porque es la cabeza del subcontinente. Así nos damos cuenta de por qué están jugando con la paz de los venezolanos y también con su salud porque esta reflexión se debe colocar en el contexto de 30 millones de personas encerradas en sus casas, respetando la cuarentena y teniendo los números más bajos de toda la región, proporcionalmente respecto al Covid-19. Si todo lo anterior es grave, imagínense cómo debe verse una acción mercenaria y paramilitar en ese contexto de pandemia”, enfatizó.

 

Sobre la reacción de Juan Guaidó ante el fracaso de la invasión, dijo que no fue nada fuera de lo habitual. “Se lavó las manos y negó que se tratara de una efectiva invasión mercenaria…Bueno, ya estamos acostumbrados. Recordemos que también negó que se hubiese reunido con el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, hasta que salieron las pruebas. Así ha negado un poco de cosas en un año, actitud que lo ha sumido en la mayor impopularidad. Lo que pasa es que esta vez lo negó muy rápidamente y resulta que aprehendieron también al hijo del general Baduel. ¿Cómo sostener que es un show del gobierno si agarraron al hijo de Baduel y a dos ciudadanos estadounidenses, y si cayó muerto uno y apresaron a varios de los militares que estuvieron el año pasado en el otro golpe de Estado en el fake de la base aérea?”.

 

A manera de conclusión, puntualizó que a los venezolanos de bien, sean chavistas, independientes u opositores, no nos conviene que los problemas políticos se resuelvan a punta de mercenarios como si estuviéramos en la Europa del 1500, sobre todo cuando es evidente la intención de balcanizar a América Latina tomado a Venezuela como cabeza de playa.

 

Lecturas
Los libros recomendados de la noche fueron

Americanidad, del filósofo español Miguel de Unamuno

Estúpidos hombres blancos, del cineasta e investigador Michael Moore

 

(LaIguana.TV)

 

    

 

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